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Maura, la coordinadora de terapias ecuestres, con uno de sus pacientes que recibieron una sesión de hipoterapia. / Fotos: Fundación TAS -
Sesión impartida por una de las monitoras de la Fundación TAS. -
Uno de los niños acaricia la crin de uno de los equinos.
Es innegable el beneficio que las terapias con caballos tienen para las personas con discapacidad. Muchas son las entidades que las incluyen en sus actividades. Sin embargo, su validez «no está reconocida de forma oficial por sanidad ni educación», por lo que han de financiarse de manera privada. La hipoterapia conlleva un alto coste económico y un gran esfuerzo para las familias que optan por este tipo de atención.
Es por ello que la Fundación TAS (Trabajo, Asistencia y Superación de Barreras) ha puesto en marcha una campaña de micromecenazgo, a fin de «conceder becas que financien la mitad de las cuotas mensuales de diez familias hasta final de año», explica Maura Fernández, coordinadora de terapias ecuestres y educadora.
Denominado Aprendiendo con caballos, el reto no es especialmente ambicioso. Se pretenden recaudar 1.800 euros, con los que estará cubierto el objetivo. «Es una terapia costosa, en torno a los 120 euros mensuales». Además del animal, el mantenimiento, las instalaciones y los seguros, en cada sesión participan dos profesionales –terapeutas, educadores y monitores–. La fundación se encarga de cubrir la mitad del coste «pero hay veces que a nosotros también nos cuesta llegar», reconoce Fernández. Además, «sin este apoyo, las familias tendrían que pagar la cuota completa, lo que les resultaría difícil». De ahí surge la iniciativa, encaminada a que el aspecto económico no sea un impedimento para que los usuarios sigan beneficiándose de la interacción con los equinos.
La campaña se ha lanzado desde la plataforma migranodearena.org. Esta plataforma permite diferentes retos e incluso asociarlos a eventos deportivos –«destinar los beneficios recaudados de una carrera por ejemplo»–. En este caso se ha realizado como Evento Atleta Solidario porque «no busca financiar el proyecto al completo sino una cantidad concreta en un espacio temporal determinado». Finalizaría a final de año, coincidiendo con el periodo que se quiere becar. «No hay cantidad mínima ni máxima, y hacer una donación es muy sencillo desde la web». Esta no es la primera iniciativa que se lleva a cabo para sufragar las terapias ecuestres.
En 2014 se inició una campaña de crowdfunding para reunir la financiación necesaria para la edición de un libro, cuyas ventas se destinaron a reducir el coste para los usuarios. El libro, titulado Kumo, era una historia escrita por Susanna Isern e ilustrada por Silvia Álvarez, donde narraba la relación del pequeño Darío con su caballo y el beneficio de la hipoterapia. El reto entonces fue alcanzado en un doble sentido: «Se consiguió el importe necesario, pero a la vez se le dio difusión a las terapias y sus resultados», cuestión que también se persigue. «Hay quien a lo mejor no dona en un momento concreto pero al conocernos luego nos apoya de forma material», explica Maura, que incluso señala que les han donado un caballo o les sufragan la manutención de los animales. Porque es importante que la ciudadanía conozca estas actividades, lo que redunda en que se impliquen en su mantenimiento.
Muchas personas «a título particular» colaboran con la fundación en general y con la hipoterapia de forma específica. Tanto en estas campañas de donación económica como haciendo aportaciones voluntarias. «Familiares, personas del entorno, las obras sociales de entidades financieras» dan empuje y sustento a estas acciones. «Incluso oficinas bancarias de localidades donde estamos, como Brenes, de forma privada». Todo ello, además del aporte que realizan los ayuntamientos que conforman su patronato –cuya presidencia ostenta el alcalde de Alcalá del Río, Antonio Campos– y con el que se sustenta la organización.
15 AÑOS DE TRABAJO
La fundación fue creada en 2002 y se integra por doce municipios de la Vega, la Sierra Norte y el Corredor de la Plata. Desde 2007 ofrece terapias ecuestres, que se llevan a cabo en el centro ecuestre La Noria de Aznalcóllar y en el centro hípico La Boticaria de Brenes. Participan niños con discapacidad tanto física como intelectual y sensorial. Los resultados son constatables y comprobables, tanto a nivel emocional –aumento de la autoestima, de la confianza– como cognitivo –percepción, memoria, atención, lenguaje– y físico –mejoras en locomoción, fuerza y agilidad, equilibrio, respiración y sistema circulatorio–. Incluso proporcionan mayor autonomía, pues con el ensillado, limpieza y cuidado del animal, recogida de elementos usados y demás acciones rutinarias los usuarios adquieren hábitos que consiguen asimilar en su día a día y desempeñar por sí mismos.
Las familias además corroboran cómo la asistencia continua a estas terapias confiere una mejor calidad de vida. Y con este reto confían en poder dar continuidad a tan importante acción.