Crítica social en ‘La isla Violeta’

María Montiel marmondua /
21 jul 2017 / 22:05 h - Actualizado: 22 jul 2017 / 10:00 h.
"Literatura"
  • La autora presentó el libro hace unas semanas en la Casa de la Cultura de Morón de la Frontera. / Fotos: M.M.
    La autora presentó el libro hace unas semanas en la Casa de la Cultura de Morón de la Frontera. / Fotos: M.M.
  • Isamar Cabeza, con su libro en las manos.
    Isamar Cabeza, con su libro en las manos.

Como un grito a la sociedad, La isla Violeta es un intento por despertar conciencias a través de la escritura. Un problema real como es la violencia de género se trata a través de las páginas de un volumen, obra de la moronense Isamar Cabeza, quien con esta narración ha conseguido todo un hito: ser finalista del concurso Alféizar de Novela 2017.

Aficionada al mundo de las letras desde pequeña, Isamar llegaba a Morón de la Frontera muy pequeñita, con tan solo un mes de edad. Es aquí donde se forja su vocación «que estaba aparcada» aunque su sueño siempre ha estado latente hasta sacarlo a la luz ahora en una novela social con un tema muy duro, la violencia de género.

En su libro cuenta una serie de testimonios que «le preocupan». Según cuenta, su novela nace a raíz de «una motivación personal y las injusticias que percibo a mi alrededor». Pertenece a la Asociación de Mujeres Nerea y desde allí ha visto clara una realidad preocupante que ha plasmado «en una recopilación. Y aunque son historias anónimas cualquiera que lea la novela se puede sentir identificada completamente, porque son casos muy comunes». La autora, que estudió Filología inglesa, asegura que la escritura es su gran vocación «ya que mi carrera no me ha marcado personalmente». Sin embargo, no ha tenido tiempo de dedicarse a escribir hasta hace unos años «cuando los niños han crecido y voy teniendo más tiempo».

Es entonces cuando se zambulle de lleno en La isla Violeta una peculiar vivienda donde confluyen las historias de María, Teresa, Aurora y las demás mujeres que trabajan en la Casa y que luchan, codo con codo, por ayudar a toda aquella víctima de violencia de género que acude en busca de ayuda.

Cada capítulo trata una historia donde las protagonistas se sienten reflejadas en los casos que tratan, como si de un espejo se tratara, para comenzar a despertar y a tomar conciencia de sus vidas. No obstante, relata Isamar que «el mensaje siempre es positivo. No solo es una denuncia sino que presento los traumas, las crisis y, al final, les doy una solución para el crecimiento personal».

A pesar de la dureza del tema, la novela también tiene tintes de humor a lo largo de las páginas narradas por esta moronense cuyo objetivo es «ofrecer otro enfoque de algunas situaciones que se ven normalizadas en nuestra sociedad». Un intento de «despertar conciencias en la mujer, pero también en el hombre».

Sin definir el tiempo ni el lugar donde confluyen las historias, lo único que se refleja en La isla Violeta es «que estamos en época de crisis pero es una mezcla de varias tiempos».

Amores perdidos, odios incrustados, maltrato soterrado, abnegación absoluta son los monstruos a los que estas mujeres deben enfrentarse, en mayor o menor medida, a lo largo de la novela, hasta que un día encuentran el hilo de su propia historia.

Desde el 2014 Cabeza escribe a ratos. Es bajo el apoyo de todo su entorno, cuando Isamar no ha parado en estos últimos meses. De hecho, ya tienen una obra de teatro que quiere representar en noviembre, para el día internacional contra la violencia de Género. Asimismo, ahora «estoy dedicada a los cuentos, reescribiéndolos desde otro punto de vista, ya que los clásicos tienen un concepto de felicidad muy anticuados». Su última novela en el tintero son «Las hijas de Adam», que tiene presentada a concurso en el Ateneo y «esperando noticias».

No para de recibir halagos y satisfacciones gracias a su isla particular. El momento mágico de la presentación –hace unas semanas en la Casa de la Cultura de Morón– solo es comparable al premio conseguido donde «entre todos los finalistas y el ganador, la única mujer era yo y con una temática muy diferente». Ser finalista del concurso Alféizar de Novela 2017 le ha dado alar para continuar en la senda de la literatura.

Una novela con temas que muy comunes y que son silenciados ante una sociedad que se convierte, a veces, en una carrera de obstáculos para las protagonistas de esta historia «muy real».

Como un grito a la sociedad, La isla Violeta es un intento por despertar conciencias a través de la escritura. Un problema real como es la violencia de género se trata a través de las páginas de un volumen, obra de la moronense Isamar Cabeza, quien con esta narración ha conseguido todo un hito: ser finalista del concurso Alféizar de Novela 2017.

Aficionada al mundo de las letras desde pequeña, Isamar llegaba a Morón de la Frontera muy pequeñita, con tan solo un mes de edad. Es aquí donde se forja su vocación «que estaba aparcada» aunque su sueño siempre ha estado latente hasta sacarlo a la luz ahora en una novela social con un tema muy duro, la violencia de género.

En su libro cuenta una serie de testimonios que «le preocupan». Según cuenta, su novela nace a raíz de «una motivación personal y las injusticias que percibo a mi alrededor». Pertenece a la Asociación de Mujeres Nerea y desde allí ha visto clara una realidad preocupante que ha plasmado «en una recopilación. Y aunque son historias anónimas cualquiera que lea la novela se puede sentir identificada completamente, porque son casos muy comunes». La autora, que estudió Filología inglesa, asegura que la escritura es su gran vocación «ya que mi carrera no me ha marcado personalmente». Sin embargo, no ha tenido tiempo de dedicarse a escribir hasta hace unos años «cuando los niños han crecido y voy teniendo más tiempo».

Es entonces cuando se zambulle de lleno en La isla Violeta una peculiar vivienda donde confluyen las historias de María, Teresa, Aurora y las demás mujeres que trabajan en la Casa y que luchan, codo con codo, por ayudar a toda aquella víctima de violencia de género que acude en busca de ayuda.

Cada capítulo trata una historia donde las protagonistas se sienten reflejadas en los casos que tratan, como si de un espejo se tratara, para comenzar a despertar y a tomar conciencia de sus vidas. No obstante, relata Isamar que «el mensaje siempre es positivo. No solo es una denuncia sino que presento los traumas, las crisis y, al final, les doy una solución para el crecimiento personal».

A pesar de la dureza del tema, la novela también tiene tintes de humor a lo largo de las páginas narradas por esta moronense cuyo objetivo es «ofrecer otro enfoque de algunas situaciones que se ven normalizadas en nuestra sociedad». Un intento de «despertar conciencias en la mujer, pero también en el hombre».

Sin definir el tiempo ni el lugar donde confluyen las historias, lo único que se refleja en La isla Violeta es «que estamos en época de crisis pero es una mezcla de varias tiempos».

Amores perdidos, odios incrustados, maltrato soterrado, abnegación absoluta son los monstruos a los que estas mujeres deben enfrentarse, en mayor o menor medida, a lo largo de la novela, hasta que un día encuentran el hilo de su propia historia.

Desde el 2014 Cabeza escribe a ratos. Es bajo el apoyo de todo su entorno, cuando Isamar no ha parado en estos últimos meses. De hecho, ya tienen una obra de teatro que quiere representar en noviembre, para el día internacional contra la violencia de Género. Asimismo, ahora «estoy dedicada a los cuentos, reescribiéndolos desde otro punto de vista, ya que los clásicos tienen un concepto de felicidad muy anticuados». Su última novela en el tintero son «Las hijas de Adam», que tiene presentada a concurso en el Ateneo y «esperando noticias».

No para de recibir halagos y satisfacciones gracias a su isla particular. El momento mágico de la presentación –hace unas semanas en la Casa de la Cultura de Morón– solo es comparable al premio conseguido donde «entre todos los finalistas y el ganador, la única mujer era yo y con una temática muy diferente». Ser finalista del concurso Alféizar de Novela 2017 le ha dado alar para continuar en la senda de la literatura.

Una novela con temas que muy comunes y que son silenciados ante una sociedad que se convierte, a veces, en una carrera de obstáculos para las protagonistas de esta historia «muy real».