Da a luz a una niña en su coche al no llegar a tiempo al hospital

Los médicos se desplazaron para asistirle en el parto cuando la mujer se encontraba en San Juan de Aznalfarache de camino al centro hospitalario

16 ene 2018 / 09:16 h - Actualizado: 18 ene 2018 / 20:30 h.
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Leire tenía prisa por llegar al mundo. Sus padres salieron de casa este martes poco después de las 7 de la mañana camino del hospital Virgen del Rocío, cuando a su madre, Carmen Fernández López, le vinieron los primeros síntomas del inminente alumbramiento. Pero no le dio tiempo a llegar. Cuando habían recorrido pocos kilómetros desde su casa en la localidad sevillana de Isla Mayor, Carmen rompió aguas, y tenía claro que no le daría tiempo a llegar al hospital, así, que su marido, Jonathan Campanario Milán, un encofrador en paro, tomó la decisión que, al final fue la más acertada: entrar en las calles de San Juan de Aznalfarache en busca de un médico de su centro de salud.

No habían dado las siete y media de la mañana cuando Jonathan llamó a la puerta del centro de salud, y le abrió Rafael Barroso Sáenz, el médico que estaba de guardia, un profesional de 55 años de edad hijo de un ginecólogo hispalense, que asegura que lo que hizo para traer a la niña al mundo “justifica ejercer una profesión como esta”.

Su guardia nocturna estaba a punto de terminar. “y cuando he abierto he visto a un hombre que me decía que iban camino del Virgen del Rocío porque su mujer se había puesto de parto, pero cuando vio que no le iba a dar tiempo se metió en San Juan de Aznalfarache y buscó el centro de Salud».

En ese momento “me acerqué al coche, con el problema de que era un vehículo de dos puertas y la mujer estaba en la parte de atrás, y cuando la reconocí me di cuenta de que la cabeza de la niña ya estaba fuera, así que tuve que asistir a la mujer para que el parto terminase sin problemas”.

“Todo hubo que hacerlo en el coche, porque no me atrevía a moverla, con lo normal en estos casos, mucha sangre y líquido”, pero al final todo salió bien y el parto culminó sin problemas cuando ya pudo expulsar la placenta», ha explicado.

La niña y la madre fueron trasladadas tras el parto al interior del centro de salud, y se gestionó con el 061 el traslado a un centro hospitalario para realizar el post parto, con lo que poco antes de las 9:00 de la mañana ya ingresaba en el hospital Virgen del Rocío.

Allí, Carmen descansaba con la niña en brazos, la hermana de Neira, que tiene 22 meses, y asegura que fue un parto que “no me dolió mucho, aunque fue incómodo”.

“Cuando llegamos a La Puebla del Río rompí aguas, y nos dimos cuenta de que era imposible llegar al hospital”, explica esta joven madre, mientras mira a una niña que ha nacido con 3,400 kilos, y que sus padres esperan que venga con el pan debajo del brazo que les saque a ambos del paro.

La otra parte de la historia es Rafael, este médico de familia que hacía más de seis años que no atendía un parto, con el dato añadido de que su padre, ya jubilado, es ginecólogo, y le ayudó en algunas intervenciones cuando estaba en activo. Cuando todo pasó, los compañeros bromeaba con la posibilidad de que los padres llamasen a la niña «Rafaela», pero, sobre todo, asegura que «escuchar llorar a la niña, con la fuerza que ha llegado al mundo, es algo impagable”.