El ‘ChicharroSnack’: el mundo es de los que tienen ideas

Un matrimonio de Benacazón convierte el tradicional chicharrón en un moderno tentempié listo para comer y llevar a cualquier parte

24 jun 2018 / 20:39 h - Actualizado: 24 jun 2018 / 21:23 h.
"Gastronomía","Innovación"
  • Chicharrones Rubia ha convertido este típico picoteo en un moderno tentempié. / F. C.
    Chicharrones Rubia ha convertido este típico picoteo en un moderno tentempié. / F. C.

El mundo es de los que tienen ideas, de los que alguna vez han pensado algo y lo han llevado a la práctica. En esa lista se encuentran, sin duda, Pilar Rodríguez y Antonio Rubio, un matrimonio residente en Benacazón que tuvo en su día la idea de comercializar los popularísimos chicharrones de una original forma, como un snack. Hoy día sacan cada mes al mercado centenares de envases de este producto.

Se trata de un producto que tiene multitud de definiciones o formas de elaborar según en qué parte del mundo se coma, aunque en Andalucía es un fiambre que se cocina con diversos subproductos porcinos, mezclados con las partes grasas del cerdo, todo ello triturado, condimentado con pimentón, sal y pimienta negra en grano. Eso sí, no hay una receta típica y única para este producto, sino que prácticamente todo el que lo elabora le da su propio toque, y ahí entra Chicharrones Rubio.

El origen, explica Pilar, está en 1995 cuando su marido –todavía no se conocían– comenzó su actividad como carnicero. «Un año después empezó a hacer chicharrones, pero hubo un momento en el que dejó el oficio, y comenzó a trabajar en un bingo», relata.

Fue en ese bingo, en el barrio sevillano de Los Remedios, donde se conocieron. Aunque trabajaban juntos, Antonio no podía dejar atrás su pasión por la carnicería, «así que decidimos dedicarnos a eso, y abrimos una, pero en un mercado de abastos en el que había muchas, con lo que pensamos en hacer algo diferente para llamar la atención al público y empezamos a freír chicharrones».

Tal fue el éxito del producto «que comenzamos a tener clientes que venían de todos lados. Nos reclamaban los chicharrones desde tiendas, bares..., hicimos precios para hostelería, compramos más peroles, pero el negocio se nos había quedado pequeño, así que llegó el momento de montar algo más grande, y fue cuando nos mudamos a Benacazón, donde nos encontramos con la circunstancia de que no había locales comerciales como el que queríamos, pero sí naves comerciales».

El salto de calidad fue tal que Pilar y Antonio decidieron instalarse en una de las naves industriales de Benacazón, donde Chicharrones Rubio comenzó a caminar con su nuevo formato, y en junio de 2017 nació el ChicharroSnack, que se podría considerar la joya de la corona de esta original iniciativa.

El producto se vende a granel, aunque el snack viene cerrado y precintado, con un precio de 2,50 euros, con un peso de unos 250 gramos. Pilar asegura que la frescura del producto no tiene discusión alguna. «Trabajamos bajo pedido, no vendemos de un día para otro. Es verdad que es un producto que aguanta un mes, pero lo hacemos a diario», explica.

Si curioso es el producto, más lo es la razón por la que en la propia fábrica cuentan con una tienda. «Cuando comenzamos a trabajar aquí, la gente pasaba por la calle, olía todo a lo que hacíamos, y atraía a la gente, que llamaba al timbre y preguntaba si podía comprar en ese momento, así que decidimos poner una tienda aquí mismo en la que se pueden comprar directamente, sin ir a un comercio en concreto».

A ese olor contribuye, no obstante, la amplia variedad de recetas que elabora esta empresa, con productos como salsas o carne mechada, entre otros que salen de sus ollas y peroles cada día.

Eso sí, el snack llama la atención. «Es higiénico, con un envase transparente, que facilita que se vea cuánto queda en cada momento, es fácil de comer, de abrir, lo tiene todo», explica Pilar, que, con su marido, lleva un año ya con este tentempié en el mercado, que ha marcado un antes y un después en la cultura gastronómica andaluza desde tiempo inmemorial.