El privilegiado Corpus de verano en Villanueva

Por bula concedida por el Vaticano, la localidad celebra desde hace siglos esta fiesta coincidiendo con Santiago, su patrón

25 jul 2018 / 22:18 h - Actualizado: 26 jul 2018 / 00:20 h.
"La provincia en fiestas"
  • Villanueva del Ariscal salió a la calle para disfrutar de su procesión del Corpus. / F.J.D.
    Villanueva del Ariscal salió a la calle para disfrutar de su procesión del Corpus. / F.J.D.
  • El paso de Santiago Apóstol estrenó ayer el dorado de los respiraderos. / F.J.D.
    El paso de Santiago Apóstol estrenó ayer el dorado de los respiraderos. / F.J.D.

Refiere el dicho que en tiempos de sandías y melones, ni homilías ni sermones. Y aunque estos días pidan más playa que procesiones, en Villanueva del Ariscal el de ayer fue solemnidad importante. Era el día del patrón, Santiago Apóstol, pero también la celebración del Corpus Christi, un exclusivo privilegio que se pierde en la noche de los tiempos y que permite la celebración de una magna y extensa procesión veraniega con el cuerpo de Cristo.

No se sabe a ciencia cierta desde cuándo –apuntan algunos historiadores 1587–, pero la localidad cuenta con una bula especial rubricada por la Santa Sede que permite la celebración de la solemnidad a la festividad del patrón, y no en su habitual fecha. Las labores relacionadas con la uva, la vendimia y la producción de los caldos de la tierra –se dice que en Villanueva del Ariscal el vino más que un producto autóctono es una seña de identidad– restringían la debida asistencia a los cultos y procesiones, por lo que por este especial privilegio la fiesta fue trasladada a una fecha más proclive por las cuestiones laborales.

Así, como marca la tradición, Villanueva del Ariscal se encuentra inmersa en sus fiestas patronales, las de Santiago y el Corpus Christi. Entre festejos y veladas, los santos Miguel y Francisco y la Patrona, la Inmaculada, fueron trasladados en la víspera desde la ermita de San Miguel hasta la parroquia, para acompañar a su Divina Majestad en su procesión anual.

Porque este Corpus destaca también por el cortejo compuesto por siete pasos. La hermandad Sacramental organiza los cultos, que culminan en el día del Patrón de España con la procesión. En ella se incluye todos los hermanos sacramentales portando faroles de mástil y cirio rojo, como corresponde al color de estas corporaciones. Se incluyen representaciones de las hermandades locales, de las autoridades y de la Sacramental, representada por el mayordomo, pues el puesto de hermano mayor corresponde al Santísimo Sacramento.

Avanzada ya la tarde, la procesión dio inicio desde la parroquia de las Nieves. Tras la cruz de guía san Francisco de Asís, portado en andas bajo templete de madera labrada, inauguraba el magno cortejo. Le siguió Santiago, sobre su blanco corcel y estrenando dorado de los respiraderos de su paso, marcando izquierdos con los sones de la agrupación Virgen de Valme de Dos Hermanas.

Al compás de los tambores nazarenos la Virgen de Loreto, réplica de la que se venera en el santuario de Espartinas, continuó bajo templete en este caso argénteo la procesión. Tras ella San Miguel, bajo idéntico baldaquino que el santo franciscano. La Inmaculada fue recibida entre aplausos junto con la interpretación de la marcha real de la banda de música san Antonio Abad, oriunda de la localidad. Siguió la imagen gloriosa el discurrir del cortejo por el casco histórico para propiciar la salida del sexto de los pasos, el del Niño Jesús, cobijado en un templo de oro como si de un delicado relicario se tratase.

Y, finalmente, el paso de la Custodia traspasó el dintel del templo. El pan convertido en cuerpo de Cristo en la Eucaristía bendecía su pueblo desde el viril y la custodia y en pleno verano. Un cirio en homenaje a los donantes de órganos, con la leyenda «Luz de Vida» inscrita sobre la cera roja sacramental alumbraba al Santísimo. Sones tan excepcionales como son los de la banda sevillana del Maestro Tejera ponían el acompañamiento a la Custodia y cerraban la extensa procesión.

A falta de altares, fueron varias las esquinas donde el Santísimo fue alabado con cantos eucarísticos como marca la tradición. La de la plaza Rafael Salazar, la de la calle El Vínculo y la de Juan Carlos I fueron algunos de ellos.

«La bula permite la celebración el día de Santiago, pero no en el de santa Ana», comentaba el párroco, José Sierra. Por ello, antes de la medianoche el cortejo retornó a la parroquia, quedando los pasos arriados en el entorno a la espera de Su Divina Majestad. Llegada la Custodia y entrada en el templo, el párroco tomó el viril con la Sagrada Forma para salir al exterior y dar la bendición al pueblo. Reservado el Santísimo, uno a uno, y en orden inverso a su salida, fueron entrando los pasos, quedando para el final Santiago, y dar así su lugar de honor, con permiso del Señor Sacramentado, en el día de su festividad.

La verbena popular en la plaza del Santísimo Sacramento y el traslado de la Inmaculada con San Francisco y San Miguel a la ermita de este último en la noche de este jueves pondrán fin a unas privilegiadas fiestas patronales.