«Es muy cruel. No pidió ayuda médica porque quería matarla»

La fiscal pide la condena por asesinato para el parricida de la cisterna porque
buscó un ataque «sorpresivo». La familia dice que lo tenía «premeditado»

20 abr 2017 / 18:05 h - Actualizado: 20 abr 2017 / 22:55 h.
"Tribunales"
  • La sala en la que se ha desarrollado el juicio contra Mario Calderón Pérez, repleta de público. / Jesús Barrera
    La sala en la que se ha desarrollado el juicio contra Mario Calderón Pérez, repleta de público. / Jesús Barrera

«Hasta que no me leí el informe forense no me di cuenta de la crueldad y la maldad del acusado», dijo la fiscal al jurado, en cuyas manos está ya el decidir si Mario Calderón Pérez es culpable de los delitos de asesinato y malos tratos. La Fiscalía insistió en la intencionalidad del acusado, incidiendo en que tras el ataque «no solicitó ayuda médica porque quería matar» a su mujer a la que asestó «nueve golpes» con la tapa de la cisterna de la vivienda, en Alcalá de Guadaíra. El abogado de la familia de la víctima recalcó esta misma idea y en el hecho «de que no haya dicho ni lo siento, ni perdón».

El jurado ya tiene en sus manos el denominado objeto del veredicto, un escrito con preguntas para determinar el sentido de su veredicto, tras cuatro jornadas de juicio. En la sesión de la mañana de este jueves, en su informe la Fiscalía destacó que la muerte de María del Águila «no fue un accidente», sino «una muerte violenta» provocada por los nueve golpes que recibió en la cabeza con la tapadera. «No estaba impedido físicamente para hacerlo ni psicológicamente, nos lo dijeron cuatro psiquiatras, incluido el de la defensa». «La mayoría somos incapaces de matar, pero hay que aceptar que hay gente capaz de hacerlo», apuntó la fiscal.

Pero en la muerte violenta del María del Águila se dieron otros factores: la alevosía, pues «la pilló por sorpresa, sin defensa, la única herramienta que tuvo fueron sus manos». Eran las dos de la madrugada cuando se produjo la agresión y ella «o estaba acostada o se iba ir a descansar. Nadie espera en ese momento un ataque». Para la representante del Ministerio Fiscal, Mario aprovechó «que era de noche, que estaba sola e indefensa».

La versión del acusado es que ella le atacó en primer lugar, pero la fiscal dijo «que no hay datos objetivos que prueben este extremo». A su juicio, lo que sucedió esa madrugada del 3 de junio de 2015 es que «la asaltó por la espalda en un primer ataque con arma blanca», que le produjeron tres heridas en la zona del omoplato. Entonces, la víctima, que se intentó defender «tan solo con sus manos», «huyó al cuarto de baño, donde la acorraló y la mató». Fue allí, donde «le dio varios golpes y le destrozó el cerebro. Le causó la muerte a su esposa , sabiendo que iba a matarla».

Luego, con ella ya tumbada en un charco de sangre, «se lavó las manos, se las secó con la toalla y se marchó a vendarse la mano». «No pidió ayuda médica, porque quería matarla», en su lugar, llamó a su hermano, que fue quien avisó a la Policía. «No hay eximente alguna ni por locura, ni por confesión, ni tampoco hay arrepentimiento, no le he oído pedir perdón», señaló.

La fiscal también puso de relieve la situación de maltrato que venía sufriendo la víctima. «Esto fue lo último que le hizo a su mujer para hacerla sufrir», a lo que añadió «la dependencia económica y emocional que ella tenía. Las hijas huyeron del domicilio familiar, ella no lo hizo y acabó muerta».

Por su parte la acusación particular, ejercida por el letrado José María Núñez, recalcó el maltrato continuado al que fue sometido María del Águila durante su matrimonio. «La maltrató durante años y lo sigue haciendo tras estar fallecida, porque su versión de los hechos falta a su memoria».

Para el abogado el asesinato «estaba premeditado» porque días antes «anuló el viaje a Asturias» que la pareja tenía programado y aquella noche dejó el coche aparcado muy cerca de la casa cuando siempre lo dejaba en el mismo sitio». Además, «había cerrado las puertas de la vivienda y las llaves de María del Águila fueron localizadas en el bolsillo de sus calzonas». De hecho, para el letrado la agresión pudo originarse «porque la cogió del cuello, dada las lesiones que ella presentaba en la garganta». Luego se produjo el ataque con arma blanca y «como se le partió la navaja, en el baño cogió lo primero que encontró para su propósito, la tapa de la cisterna». «Fue un ataque de gran brutalidad», añadió. El abogado también hizo referencia a la falta de arrepentimiento, «que no lo expresó ni en las cartas que les envió a sus hijas desde prisión». «Solo se preocupó de que no se buscaran un abogado», señaló.

Por su parte la Junta de Andalucía destacó «la memoria selectiva del acusado, que solo no recuerda la agresión», y el control sobre su esposa a la que describió como «una mujer sometida con tal pánico que no quería denunciar». «Controlaba cualquier resquicio de la vida de su mujer, hasta tal punto que dispuso de ella».

«El culpable de los golpes y el fallecimiento soy yo»

«Sigo sin recordar lo que ocurrió a partir de la navaja. Estoy muy arrepentido, claramente muy arrepentido de lo que ha ocurrido». Así comenzó el acusado su turno del derecho a la última palabra. Tranquilo, aproximándose al micro y elevando el tono de voz a petición del magistrado para que se le escuchara bien en la sala, Mario Calderón Pérez mantuvo su postura y volvió a decir que no recordaba nada de la brutal agresión que acabó con la vida de María del Águila Pérez.

«No sé, no sé. El culpable, allí no había más nadie, el culpable he sido yo. La otra persona desaparece de la escena, así que el culpable de los golpes y el fallecimiento de mi esposa he sido yo», reconoció . Su versión es que esa noche se encontró a su mujer abrazada en el pasillo a un hombre, que se marchó, y esto originó un ataque por parte de la víctima con una navaja.

Su defensa, de hecho, en su informe destacó la herida en la mano izquierda que tenía el acusado y que «una de las médicos forense que declaró dijo que era compatible con haber agarrado la hoja de un cuchillo». «Era la misma herida que presentaba la víctima en sus manos y en ese caso son consideradas de defensa. Esto indica que pudo haber un primer ataque de la víctima», dijo el abogado tras incidir en que el responsable de la agresión es su cliente. Sin embargo, lo que el letrado no comparte es que los hechos sean considerados como asesinato, sino que a su juicio es un homicidio por este supuesto ataque previo de la víctima. Tampoco comparte que existieran unos malos tratos continuados y achacó las declaraciones de las hijas del matrimonio «a un sentimiento de resentimiento. Por último, destacó que el acusado se mantuvo en la vivienda tras el crimen y que esperó a la llegada de la Policía.