Hasta dentro de cinco años, Señora

El retorno a su ermita de la Virgen de Escardiel pone fin a la Venida de la patrona emérita al pueblo de Castilblanco

09 sep 2017 / 22:15 h - Actualizado: 09 sep 2017 / 22:33 h.
  • Los vecinos de Castilblanco arropan a la Virgen de Escardiel durante su procesión por las calles del municipio. / F.J.D.
    Los vecinos de Castilblanco arropan a la Virgen de Escardiel durante su procesión por las calles del municipio. / F.J.D.

A las tres de la tarde brillaba el sol con vehemencia en Castilblanco, cuando la Virgen abandonaba la parroquia del Divino Salvador para llegar hasta el Mesón del Agua, ser cubierta con el guardapolvos y emprender el camino de regreso. Se cumplían las costumbres y se cerraba un ciclo, el que ha supuesto la estancia de la Virgen en el pueblo en su Venida. La celebración de la romería en su honor volvía a entronizarla en el altar de su ermita.

Concluyó así la Venida con una duración extraordinaria. Un tiempo fecundo y productivo, en el que la comunidad parroquial castilblanqueña ha crecido y se ha entregado con su Virgen de Escardiel.

Un numeroso cortejo abierto por los caballistas portando las insignias de la hermandad iba abriendo el paso. Tras las andas de la Virgen, la carreta del simpecado y carretas y coches de caballos. Los tamboriles y su coro fueron desgranando canciones y melodías durante el camino hasta la ermita.

La comitiva alcanzó su destino poco antes del anochecer. Allí, ya con el cielo estrellado como techo, se celebró misa en honor del Cristo de los Vaqueros. El rosario con el simpecado a la media noche, procesionando hasta la antiquísima cruz del real de la ermita y con el coro cantando los misterios, fue la preparación de la salida de nuevo de la Pastora de la Sierra. Despojada del guardapolvos, volvía a pasear por el real derramando sus bendiciones. La puja de bancos, ese último esfuerzo por retrasar la recogida de la Virgen, a la vez que pugna económica por agarrarse a las maniguetas y depositar a la imagen en el interior del templo, puso fin a los actos del sábado. Pero la fiesta continuó con la actuación de grupos flamencos y la animación en cada encina. Porque es tradición que cada familia, cada grupo de amigos, coja una encina como hogar de romería, y bajo ella coman, canten, beban, bailen y pasen la noche.

La romería no acabó tras esa velada extendida y este domingo la Virgen de Escardiel sigue recibiendo honores. La función principal de instituto, a las 12.00 de la mañana y presidida por el vicario episcopal de la zona norte, el reverendo Enrique Barrera, acogerá la protestación de fe y juramento de todos los hermanos. La fiesta y las carreras de cintas a caballo llenarán la tarde hasta que, a las 18.00 horas, se emprenda el camino de vuelta con el simpecado hasta la parroquia.

Finalizado todo, de seguro –como cuentan los que tanta fe le profesan– en la soledad de la ermita dialogará con su hijo. Hará repaso de esta Venida alargada, de todo lo que ha quedado pendiente, para seguir derramando su intercesión divina. Y que cuando pasen cinco años, y su pueblo de nuevo la reciba, haya crecido la fe, haya crecido el amor y que –como desde tiempos inmemoriales– todo el pueblo se rinda a sus plantas.