La mejor agua, la del grifo

La Diputación presenta la campaña para fomentar el consumo responsable de agua corriente ‘Progrifo’, que alienta el abastecimiento público y como derecho humano

14 dic 2017 / 18:55 h - Actualizado: 14 dic 2017 / 19:21 h.
"Diputación de Sevilla"
  • Fernando Rodríguez Villalobos sostiene una botella de agua del grifo ante la mirada de los responsables de ‘Progrifo’ y del delegado saharaui en Andalucía. / Diputación de Sevilla
    Fernando Rodríguez Villalobos sostiene una botella de agua del grifo ante la mirada de los responsables de ‘Progrifo’ y del delegado saharaui en Andalucía. / Diputación de Sevilla

El presidente de la Diputación, Fernando Rodríguez Villalobos, presentó ayer la campaña Progrifo, organizada de forma conjunta por la Asociación Española de Operadores Públicos de Abastecimiento y Saneamiento (Aeopas) y la ONG Solidaridad Internacional Andalucía (SI-A). Progrifo busca fomentar el consumo responsable del agua pública de grifo.

La iniciativa divulga las ventajas de beber agua corriente y, a la vez, trata de recaudar fondos que ayuden a continuar mejorando el acceso al agua potable en el Sáhara. Para ello, se pone a la venta una original botella solidaria cuyos beneficios se destinarán al proyecto de cooperación de abastecimiento de agua potable a los campamentos de refugiados saharauis de Tinduf (Argelia).

Rodríguez Villalobos estuvo acompañado en la presentación de Progrifo por el delegado saharaui en Andalucía, Mohamez Zrug; por el secretario general de Aeopas, Jaime Morell; y también por el presidente de SI-A, Manuel Martínez Ocón.

El mandatario provincial subrayó que en su concepción del agua como derecho público, «tratamos siempre de ir más allá y, en este caso, esa ilusión es compartida y por una buena causa», al tiempo que agradeció «el trabajo de todas las entidades participantes» y animó a continuar «en este camino del agua como derecho individual y colectivo de cualquier persona en cualquier parte del mundo».

El presidente provincial incidió asimismo en que el agua ha ocupado un lugar prominente en el debate público en los últimos años, «sobre todo, desde que Naciones Unidas reconociera en 2010 el acceso al agua potable y el saneamiento como un derecho humano», un hito al que –añadió– «desde esta Diputación y desde Aeopas aportamos nuestros argumentos, al igual que hicimos en la Iniciativa Ciudadana Europea (ICE) El agua es un derecho humano, que se presentó en el Parlamento [europeo] de Estrasburgo en 2013».

En este sentido, Rodríguez Villalobos recordó que la apuesta de la Diputación de Sevilla por la gestión pública, transparente y solidaria del agua es firme, un compromiso «que nos hizo crear Aeopas en 2009, con unos estatutos que ya recogían la consideración del agua como derecho».

El agua en el desierto

Por su parte, el portavoz de los campamentos saharauis señaló que, en los asentamientos de refugiados, el proyecto se nota en que tras muchos años de trabajo, «tenemos los puntos de acceso al agua más cerca de las familias, de las viviendas», con «garantías de calidad del agua» y con «un aporte sustancial en el transporte y distribución del agua».

En la misma línea, el presidente de la ONG SI-A destacó la labor de educación, formación y capacitación tanto de la población como de las personas que trabajan en el sistema de abastecimiento. No en vano se ha constituido el Ministerio del Agua Saharaui de forma paralela al desarrollo del proyecto.

Martínez Ocón subrayó la «importante financiación» que ha recibido la iniciativa por parte de la asociación de la ONU para los refugiados, Acnur, y de la Comisión Europea de Ayuda Humanitaria y Protección Civil (ECHO, por sus siglas en inglés).

Y es que el proyecto de agua potable en Tinduf se diseñó en 1999, según indicó su director y secretario general de Aeopas, Jaime Morell. «Comenzamos haciendo un diagnóstico de la situación y comprobamos que inicialmente el problema del agua era un asunto de transporte, porque la movían a través de camiones cisternas».

En la actualidad hay 200 kilómetros de tuberías, 3.000 grifos, seis plantas desaladoras, intensos controles sanitarios y 300 personas que trabajan de forma estable. Morell recalcó que no se trata de un proyecto de desarrollo al uso, «porque es una emergencia permanente», al estar la población refugiada.

«Intenta fomentar las capacidades y experiencia práctica y los buenos usos del agua para evitar enfermedades infecciosas como el cólera, que prácticamente han desaparecido». Finalmente, apuntó que hacen infraestructuras «adaptadas y adecuadas al lugar, pero cuando se han cumplido los requisitos anteriores».

Rodríguez Villalobos recordó asimismo que el Consorcio de Aguas del Huesna –cuya gestión es cien por cien pública– comenzó desde los inicios del proyecto en el Sáhara a contribuir de manera efectiva a la mejora de las condiciones de salubridad del agua de la población refugiada saharaui.

En virtud del proyecto de cooperación, además de las infraestructuras, se ha atendido a la formación y capacitación del personal del departamento de Hidráulica Saharaui y se ha educado en el buen uso del agua a la población. «Entre todos, hemos conseguido que el pueblo saharaui pase a disponer de 20 litros por persona y día, en lugar de los siete litros de antes de esta iniciativa», añadió.

El proyecto de cooperación ha contado a lo largo de estos años con la financiación de Acnur y la participación del Consorcio de Aguas del Huesna, el Consorcio Provincial de Aguas de Sevilla, Aeopas, SI-A y la propia Diputación.

El stand Progrifo estará presente en la feria de Gastronomía y Artesanía que se celebra hasta el domingo en el patio de la Diputación.