Los olvidados de la frontera

Los padres de un grupo de jóvenes con discapacidad psíquica de la Sierra Norte se unen para exigir un centro cercano para continuar su tratamiento

30 abr 2018 / 07:22 h - Actualizado: 30 abr 2018 / 07:22 h.
"Discapacidad","Servicios Sociales"
  • Los padres de ‘Acuerdo Llerena’ en una de sus recientes reuniones para tratar la problemática del centro. / J. Á. F.
    Los padres de ‘Acuerdo Llerena’ en una de sus recientes reuniones para tratar la problemática del centro. / J. Á. F.
  • Uno de los jóvenes usuarios realiza un ejercicio. / J. Á. F.
    Uno de los jóvenes usuarios realiza un ejercicio. / J. Á. F.

La vida los ha unido bajo un techo de esperanza y felicidad. La burocracia amenaza con separarlos. Ante esta situación, sus padres, con la oportunidad que brindan las nuevas tecnologías, han hecho piña al amparo de un grupo de WhatsApp. Acuerdo Llerena lo han titulado, en referencia al pueblo pacense donde sus hijos, con discapacidad psíquica, reciben la atención que precisan y del que saldrán al cumplir 21 años, si es que la fuerza de su unión, o una solución acertada de la administración, no lo impide.

La historia de Acuerdo Llerena es reciente. Sin embargo, el problema real dura ya cuatro años, los mismos que hace que Alexander, residente en Guadacanal, tuvo que dejar de ir al centro de plena inclusión de Llerena (Badajoz). La razón, haber cumplido 21 años y salir, por tanto, del sistema educativo.

La Sierra Morena de Sevilla y la Comunidad Autónoma de Extremadura tienen desde hace años una intensa historia de amor, pero a su vez, de cuando en cuando surgen problemas. Ocurrió hace unos años con el fin del acuerdo sanitario que permitía a los serranos acudir al hospital de la localidad más cercana –curiosamente, también Llerena–. Aquel asunto tuvo final feliz. Sin embargo, ahora resulta más difícil. Desde la publicación del nuevo Madex (Marco de Atención a la Discapacidad de Extremadura), los alumnos andaluces del centro de plena inclusión de Llerena que cumplan 21 años tendrán que abandonar el centro y matricularse en uno de su propia comunidad. El problema es mayor debido a que el centro más cercano está en Alcalá de Guadaíra, y supondría el internamiento de estos niños durante toda la semana.

Aunque ahora mismo son solo dos los chicos que están en la calle, dentro de poco ese número aumentará. Ello ha llevado a los padres, procedentes de Guadalcanal, Alanís y Cazalla de la Sierra a unirse y buscar, junto a las administraciones locales, una solución. Dicho desenlace pasó, en un primer momento, por la adecuación de la antigua residencia de ancianos de Cazalla para implantar ahí un centro de plena inclusión. Una solución que hubiera agradado a los padres de llevarse a cabo como estaba previsto, con apertura en septiembre y con las mismas calidades y el personal cualificado que tiene el centro de Llerena.

Sin embargo, la última propuesta de la Junta de Andalucía ha sido diferente. Han propuesto un servicio similar siempre y cuando los ayuntamientos encuentren los locales precisos. Ésta solución no agrada a Acuerdo Llerena y es por ello que desde la pasada semana se encuentran de lleno en una lucha en la que buscarán el apoyo ciudadano mediante la recogida de firmas. De la misma manera, quieren promover la acción social e incluso remitirán sendas cartas a la presidenta de la Junta de Andalucía y la reina Letizia Ortiz. Todo ello para promover un acuerdo entre administraciones que permita romper fronteras y permitir que los chicos no abandonen un centro que les hace mucho bien; o bien, conseguir un centro de calidades en la zona.

Manuela, Rafael, María José y Rosa coinciden. Sus hijos son felices en Llerena. Son los padres de Aroa, Miguel Ángel, Javier y Ramsés, chicos y chicas con daño cerebral, Síndrome de Down, Síndrome XXY o epilepsia crónica. A ellos se ha unido hace poco Andrea. Su madre, María José, ya nota la adaptación y por eso siente pena de que su progresión se corte. No son los únicos. Carmen, Gonzalo, Antonio José, Alba o José también podrían despedirse pronto de un centro donde se les trata acorde a su situación. Según Rafael Gil, padre de Miguel Ángel, son profesionales que están «a años luz de nosotros» y asegura que, gracias a su ayuda, su hijo, de 13 años, ha aprendido recientemente a leer y escribir. Javier López, por su parte, ha mejorado su comportamiento, mientras que Ramsés aceleró la recuperación de una gripe para poder acudir de nuevo a la escuela.

Son ejemplos de niños que viven por y para ir a su escuela, pero también son ejemplo de lucha cada una de las acciones que están llevando a cabo para poder lograr su objetivo que, al fin y al cabo, no es otro que el de lograr la felicidad de sus hijos. Una de esas últimas acciones tuvo lugar el 27 de febrero, cuando lograron reunirse con la oficina del Defensor del Pueblo Andaluz, concretamente con Enma Escobar, del área de Igualdad, Dependencia y Servicios Sociales de este organismo. En esta lucha, los padres afectados, y los que podrían resultarlo en breve, no han escatimado en apoyos, y han logrado que en cada paso que dan estén representados los mandatarios municipales de los pueblos en cuestión. En este sentido, la concejal de Asuntos Sociales del Ayuntamiento de Guadalcanal está en contacto permanente con los padres, así como el alcalde, Manuel Casaus, y su homóloga de Alanís, Eva Ruiz. Son solo algunas de las cabezas visibles, aunque en realidad, aseguran, la presencia de cualquiera de los alcaldes o concejales representa a toda una comarca que se está uniendo para dar solución a un serio problema. ~