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Malala llena de solidaridad y empatía a los más pequeños

La iniciativa de un grupo de profesores contagia al municipio

02 may 2016 / 19:56 h - Actualizado: 02 may 2016 / 21:40 h.
"Solidaridad"
  • Los escolares de Bollullos que han participado en el proyecto Malala. / Ángel Arana
    Los escolares de Bollullos que han participado en el proyecto Malala. / Ángel Arana
  • Los profesores viajaron a Marruecos para repartir material. / Á.A.
    Los profesores viajaron a Marruecos para repartir material. / Á.A.

Los niños de Bollullos de la Mitación, capitaneados por una decena de profesores del colegio Beatriz Galindo, están poniendo patas arriba a su municipio. Gracias al proyecto Malala –estudiante, activista y bloguera pakistaní–, los alumnos han conseguido movilizar a sus vecinos en torno a actividades solidarias, que van desde la recaudación de fondos para escuelas necesitadas a la concienciación ecológica. La frase que los inspira, de la propia Malala, premio Nobel de la Paz con sólo 17 años, recoge el sentir de la iniciativa:_«Un niño, un maestro, un libro y un lápiz pueden cambiar el mundo».

Todo comenzó en el año 2015, gracias a Ángel Arana y Aurora Asensio, matrimonio de profesores de auténtica vocación, y un equipo de hasta una decena de profesores. «Decidimos emprender un proyecto en el que la empatía fuera el canalizador para el aprendizaje, potenciando en el camino las inteligencias múltiples», explica Arana. El proyecto consistió en la recaudación de fondos para el apadrinamiento de una niña en El Salvador, Corina, y la reconstrucción de su escuela y entorno. «Para sentir esta solidaridad y empatía lo mejor es que los alumnos vean que hay otros niños en situaciones desfavorecidas», dice por su parte Asensio. A través de distintas actividades como la primera edición de la carrera solidaria de Bollullos, en la que los niños fueron pidiendo patrocinadores comercio a comercio, recaudaron en cuestión de meses casi 3.000 euros. Estos fondos se dedicaron a Corina y su escuela, y a otro colegio en Nepal. Pero el profesor insiste: «Lo primordial no es la recaudación de fondos, sino las inteligencias y competencias que los niños desarrollan con estas actividades, que van más allá de la tradicional lingüística y matemática. Ahora entran en juego las competencias musicales, corporales, personales, espaciales, visuales y naturalistas».

VILLA DE LOS SENTIDOS

Este año 2016 el proyecto da un vuelco hacia la realidad local. El objetivo: convertir Bollullos en toda una «villa de los sentidos». Mercadillos, rutas temáticas –literarias, ecológicas, de las emociones...–, la segunda edición de la carrera solidaria y un largo etcétera de actividades han contado con el apoyo del Ayuntamiento y una «respuesta de la gente cada vez mayor. Nos sobrepasa siempre», dice Josefa Núñez, profesora participante. Este año, parte de los fondos se han destinado a la casa de acogida de Bollullos.

Pero la ilusión de estos profesores no tiene límites: tras una recogida de fondos para material escolar, decidieron emprender durante Semana Santa el desafío de las dunas. Una semana de viaje «llena de experiencias y contrastes», para llevar en coche estos materiales hasta el pueblo de Errachidia, en Marruecos.

Los padres bollulleros se muestran muy agradecidos con el proyecto. «En estas actividades son los niños los que están tomando la iniciativa, movidos por valores de solidaridad y esfuerzo. Los hace más responsables, a la par que mejores personas», explica Macarena Ramos, madre de uno de los alumnos participantes en la iniciativa.

De la misma forma, los propios alumnos, como Laura Ortiz, de 11 años, son conscientes del impacto que este proyecto está teniendo sobre ellos: «Me he dado cuenta de que la vida es real, y de la situación de otros niños del mundo. El colegio no son sólo exámenes, también son valores».

Otras escuelas de la provincia se han sumando ya a las actividades del proyecto Malala, como el San Sebastián, de La Puebla del Río. Arana está orgulloso del camino recorrido, «de aquí a un año se escucha muchísimo la palabra empatía en todos los rincones del pueblo», pero espera que este camino emprendido en Bollullos continúe con muchos más microproyectos, que encajen en el puzzle que es el proyecto Malala.