Susana Morón es la madre de Pablo, un niño con parálisis cerebral que le provoca problemas psicomotores y que necesita de monitores de educación especial en el que colegio al que acude, el Rodríguez Marín de Osuna. Una necesidad que comparten, según Susana, decenas de alumnos en este centro y que, a día de hoy, no se está cubriendo por falta de sustitutos, obligando a los padres y madres a acudir al colegio para cambiar el pañal o dar de desayunar a sus hijos.

El problema se originó tan solo dos días después de empezar un curso «que parecía esperanzador» porque contaban con una educadora y una cuidadora, «no como el año pasado, que solo había uno a tiempo parcial compartido con el instituto», recuerda Susana. Pero el día 13 de septiembre una de las contratadas este año se marcha de baja por maternidad: «Nos quedamos con una sola, y aunque ya nos parecía poco, lo peor fue que a esta chica la llamaron el día 15 de la Delegación de Educación para cubrir una vacante en otro colegio por un tiempo indefinido». Así, los chicos se quedaron sin nadie que los atendiera.

En ese tiempo, Susana ha tenido que acudir al centro hasta «tres veces en una mañana para, por ejemplo, cambiar el pañal a Pablo si se había hecho pipí o caca», además de tener que ir a darle el desayuno a la hora del recreo. Como su hijo, decenas de alumnos se encuentran en una situación que, de momento, solo ha logrado una solución parcial. «Han repuesto al monitor que teníamos el año pasado compartido con el instituto y, al menos, los niños están atendidos entre las doce menos cuarto y las tres de la tarde. Pero si entre las nueve, que es cuando entran, y la hora a la que se incorpora este chico Pablo necesita algo, tengo que volver a dejar de hacer lo que esté haciendo para poder atenderlo», lamenta Susana.

No es el único problema que denuncia esta madre. Pablo ha pasado a Primaria este curso, y las aulas de esta enseñanza se encuentran en la primera planta del colegio. Aunque el edificio cuenta con ascensor, «como el niño tiene que estar continuamente cambiando de aula para adaptarse a sus necesidades educativas, no hay nadie que se encargue de llevarlo de clase al ascensor y viceversa».

Por eso, y tal y como ha hecho en «repetidas ocasiones» la dirección del CEIP Rodríguez Marín, estos padres piden a la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía que cubra los puestos cuanto antes para que estos alumnos con necesidades especiales cuenten con la atención que requieren. Desde la Delegación provincial aseguran que se está tramitando la cobertura de la baja de la educadora y «probablemente antes de que acabe la semana estará en el centro».