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Una marea naranja frente al cáncer infantil

‘La huella de Álex’ reúne en Cantillana a 2.000 corredores para ayudar a asociaciones que apoyan a niños con cáncer

03 mar 2018 / 06:35 h - Actualizado: 03 mar 2018 / 11:01 h.
"Solidaridad"
  • La alcaldesa de Cantillana y los padres de Álex en la presentación de la carrera en la Diputación. / F.J.D.
    La alcaldesa de Cantillana y los padres de Álex en la presentación de la carrera en la Diputación. / F.J.D.
  • Alejandro Ortiz posando sonriente junto a su madre. Los dos, con un simbólico pañuelo en la cabeza. / F.J.D
    Alejandro Ortiz posando sonriente junto a su madre. Los dos, con un simbólico pañuelo en la cabeza. / F.J.D
  • Recorrido de la carrera.
    Recorrido de la carrera.

Mañana Cantillana correrá hacia un objetivo común. El pueblo se ha unido sin distinciones en la primera edición de la carrera solidaria La huella de Álex. Porque más que una convocatoria deportiva será un evento benéfico, cuya recaudación íntegra se destinará a asociaciones que hacen frente al cáncer infantil tanto ayudándoles a superar los efectos secundarios de los tratamientos como trabajando por el desarrollo de los cuidados paliativos pediátricos.

El ejemplo de Alejandro Ortiz ha sido el artífice de esta marea naranja –el color elegido para la carrera– de solidaridad. Su madurez y entereza ante la enfermedad motivó a sus padres a cumplir su voluntad de ayudar a los niños enfermos de cáncer como él. Decididos a organizar un evento deportivo benéfico, la delegación de Deportes municipal dio forma a su pretensión para reconvertir la carrera popular del Día de Andalucía en esta convocatoria solidaria.

Desde el principio, las expectativas se han visto desbordadas en todos los sentidos. No queda en Cantillana ninguna persona, asociación, empresa, hermandad, centro escolar, o entidad de cualquier tipo que de una u otra forma haya aportado su colaboración. Desde los 110 patrocinadores a las casi 2.000 inscripciones de participantes o el centenar de voluntarios que se han ofrecido para apoyar en la organización y la logística de este evento. Adhesiones que además han superado al pueblo, llegando de todas partes, incluso personalidades destacadas se han animado a colaborar. Porque «aquí todos sumamos», asegura Javier Guarnido, concejal de Deportes.

Tal es así que de forma novedosa la carrera incluye la categoría Andarina. Una prueba no competitiva donde cualquier persona, sin importar su edad o condición física, podrá participar y colaborar con el objetivo benéfico. Al igual que puede participarse con el dorsal cero, la posibilidad de donar el importe de la inscripción aún sin poder asistir, donde ya se registran más de un centenar de colaboraciones. Y, por supuesto, corriendo. La carrera se desarrollará en un circuito urbano, con cinco categorías –prebenjamín, benjamín, alevín, infantil y adultos– tanto masculinas como femeninas, con distintas distancias. La prueba absoluta tendrá un recorrido de ocho kilómetros.

La organización se ha visto desbordada «con esta ola de solidaridad». Si cuando se puso en marcha la organización y la Fundación La Caixa donó 2.000 camisetas parecía imposible, «esta semana ha habido que realizar un pedido de 1.500 más». Sorprenden los números cuando «lo habitual en esta carrera era hacer 300». Su adquisición es la forma más directa de colaborar.

Alejandro falleció en noviembre de 2016. «Nunca se quejó, llevó la enfermedad con mucha entereza», explica su madre, María del Mar Campos. «Él sabía que se iba, pero nunca nos lo dijo. No quería que sufriéramos, su lema era que no llorásemos y que fuésemos felices, por eso no lo decía pero dejó escritos para que las encontráramos». En esas notas relataba que «quería ser recordado ayudando a los niños de la planta de oncología a superar sus tratamientos cuanto estuviese curado. Como él no pudo cumplir ese sueño, nos lanzamos a cumplirlo nosotros».

En octubre, antes del primer aniversario de su fallecimiento, se aventuraron a llevar a cabo su idea. «Empezamos con mucho miedo, porque no sabíamos si tendría aceptación», relata. «Ha sido mucho esfuerzo, con altibajos y momentos duros», pero recompensados por una respuesta que ha trascendido al pueblo. «Al principio no queríamos que llevase su nombre, pero nos animaron a que fuera así, porque esta es la huella que él ha dejado».

Dos serán las organizaciones beneficiarias de este evento, que representan «las dos caras del cáncer infantil», además de haber supuesto un importante apoyo para la familia. Por un lado, la Asociación Española para los Efectos del Tratamiento del Cáncer (Aeetc), cuyo objetivo es ayudar a los niños que sobreviven y presentan secuelas de los tratamientos, como dificultades en el lenguaje, problemas cognitivos y de aprendizaje. Del otro, la fundación Porque Viven, dedicada a «la cara más amarga»», el apoyo a los niños que no pueden superar la enfermedad y pasan a cuidados paliativos pediátricos hasta su marcha.

La intención es que esta carrera ya sea siempre solidaria. «Alejandro ha sido el artífice. Pero desgraciadamente hay muchos niños como él. Las administraciones deberían trabajar más para erradicar esta enfermedad, pero ante su falta la sociedad debe seguir aportando y volcarse con estas causas, como aquí está pasando», resalta Guarnido.

Su ejemplo es ya «un símbolo» que ha despertado las conciencias y ha hecho que con poco se puede sumar. Alejandro ha dejado en Cantillana una huella imborrable. Su actitud ante la enfermedad lo convierte en «un pequeño gran héroe». A través de sus padres va a poder cumplir su voluntad, convertida en un legado solidario que hará que otros niños luchadores como él puedan tener una vida mejor.