Barrios encantados y misteriosos

Pino Montano, el Cerro del Águila y un colegio de la ciudad se convierten en los protagonistas de tres historias con sucesos paranormales

20 ago 2017 / 22:08 h - Actualizado: 20 ago 2017 / 22:14 h.
  • Probablemente viva cerca de un solar, una vivienda o un piso, sin usted saberlo, en el que se manifiesta lo imposible. / El Correo
    Probablemente viva cerca de un solar, una vivienda o un piso, sin usted saberlo, en el que se manifiesta lo imposible. / El Correo

Alguna vez ha tenido su hijo o algún familiar, de edad temprana, un «amigo invisible»? ¿Se ha preguntado qué sucedería si realmente ese «amigo» existiera pero perteneciera a otro plano de la vida? En muchas ocasiones los niños, los más pequeños, juegan con amigos invisibles, imaginarios, y con ellos se producen determinados fenómenos muy difíciles de explicar.

Nos desplazamos en esta ocasión a la zona de Pino Montano donde una familia iba a tener una experiencia inusual. Miguel Ángel Paredes, amigo y colaborador, se encontraba en un almuerzo cuando la hija pequeña de sus amigos comenzó a jugar y a hablar con alguien, con un amigo imaginario que, evidentemente, no estaba presente físicamente. Llamó su atención y la de todos pues hablaba y mantenía una conversación coherente para su corta edad.

Su madre, intrigada, le preguntó acerca de la persona con la que estaba hablando y le dijo que era un amigo. El investigador recuerda: «La cosa no quedó ahí, la madre me empezó a comentar que unas semanas atrás la niña se encontraba en casa de su hermana, le preguntaron que con quién hablaba y la niña le contestó que era un señor», y añade «lo más impresionante es que la pequeña señaló una foto de un hombre que tenía la hermana en el mueble de su salón y esa foto pertenecía a su padre fallecido y que la niña no conocía».

Se puso hablar con la niña, de forma casi que creyera que era un juego: «¿Con quién hablas?», y la niña respondió: «Eres tonto, has espantado a mi amigo». En el salón, paralelamente, sucedía algo inexplicable: el ordenador portátil se había encendido solo, nadie lo había tocado. Una vez en la pantalla preliminar de Windows 10 el ordenador introdujo la clave, de forma automática, como si unas manos invisibles estuvieran pulsando aquel teclado. «¡Sorprendente!», exclamaba Miguel Ángel, apenas transcurrido unos segundos se apagó.

El siguiente momento llamativo llegó a la hora de almorzar: «Nos disponíamos a almorzar y la niña de esta familia se dirigió a mí y me dijo quítate de ese sitio que ahí se sienta mi amigo. La niña se sentó en la mesa y le dijo a la madre que faltaba el cubierto y el plato de su amigo y que se lo pusiera. La mujer me dijo que no pasaba nada pues no era la primera vez que se lo ponía para no escucharla y que comiera». Eso puede ser una invitación para seres del más allá y el problema sería aun mayor». Al poco tiempo los juguetes, aún estando apagados, comenzaron a funcionar, a accionarse solos. Todos nos miramos y pensamos que algo muy raro estaba sucediendo.

Han pasado unas semanas y la familia se ha puesto en contacto con nosotros, la voz, temblorosa, decía: «Me encontraba viendo la tele y sentí como alguien me tiraba del pantalón del pijama, pensé que era la niña que se había levantado pero comprobé que no había nadie y la niña estaba durmiendo en su cuarto».

Simple sugestión, un hecho singular sacado de contexto, fenómeno inexplicable... Muchas podrían ser las explicaciones pero, ciertamente, no deja de ser llamativo y muchas preguntas se agolpan: ¿Quién es el amigo de la niña? ¿Qué encendió los juguetes de su habitación? ¿Qué o quién le tiró del pantalón? ¿Qué le pasó al ordenador? ¿Fenómenos paranormales o simple casualidad?

Miedo en el colegio de los fenómenos paranormales

En muchas ocasiones el misterio tiene curiosas formas de manifestarse, puede hacerlo ante sorprendidos testigos, en nuevos edificios o en derruidos palacios, de aquellos que solemos calificar de «escombreras» y que tanto cuidado hay que tener cuando se visita o se busca lo desconocido en las investigaciones.

En esta ocasión nuestra investigación llega de la mano de un colega del misterio, un compañero de fatigas que también invierte su tiempo libre buscando resolver misterios en torno a lugares que parecen poseídos por el más allá. Nuestra historia, nuestra investigación nos lleva a Sevilla, una ciudad rica en historias y leyendas, en monumentos y en lugares que, en otros tiempos, podrían haber sido calificados de enduendados.

Es el investigador Miguel Ángel Paredes quien me decía, en confidencia: «Hace unos meses recibí una llamada de un amigo mío que conoce muy bien mi pasión sobre el ámbito del mundo paranormal. Cuando recibí la llamada me contó que en el colegio donde estudia su hija había escuchado que varios alumnos de la clase habían observado alguna sombra calificada como de otro mundo. Después de una extensa conversación le dije que iba a averiguar qué sucedía e intentar comunicarme con la directora para poder realizar varias pruebas».

Nuestro protagonista cumplió con lo acordado y se dirigió a la dirección del centro, la respuesta fue sorprendente: «Ella había escuchado ese tipo de comentarios pero nunca le había concedido importancia, creía que era un tipo de bulo como cualquier otro. Pero parece que se confesó conmigo y me dijo que también habían vivido fenómenos como el que me contaron y entonces fue cuando le solicité que si podía realizar algunas pruebas y preguntas a algunos alumnos. Accedió amablemente y pidió si me podía acompañar, a lo cual no puse ninguna pega».

El investigador accedió al interior y comenzó a realizar varias pruebas. «Una de las cosas que me impresionó fue el cambio tan brusco de temperatura que se producía de un aula a otra en el pasillo cuando estaba todo cerrado. Coloqué varios sensores de movimientos en puertas de aulas y pasillos. Comenzamos a escuchar como si alguien nos estuviera siguiendo... Pero no podía ser ya que nos encontrábamos, en ese momento, solos en el pasillo, entonces fue cuando unos de los sensores comenzó a sonar y vimos como si una sombra saliera de una de las aulas... y eso, la verdad, no era de este mundo. Se nos cambió la cara y nos fuimos a ese pasillo con rapidez para comprobar qué es lo que era. Seguimos a una especie de sombra que nos llevó a otro pasillo, y desapareció. La pregunta fue: ¿Cuál es la razón por la que nos ha traído hasta aquí?, y debido a lo tarde que era ya dejamos la investigación».

Nuestro investigador se dirigió una semana más tarde al centro escolar de la capital hispalense, en esta ocasión quería hablar con algunos de los alumnos que habían vivido tales experiencias. Fueron cuatro chicas y chicos los que le confirmaron que los fenómenos eran reales y que se venían produciendo desde hace un año, aproximadamente. Los alumnos estuvieron informando y narrando lo que les ocurría: «Me dijeron en las aulas y pasillos donde, exactamente, la semana pasada nos ocurrió a nosotros los sucesos y que, incluso, a primera hora de clase cuando entraban en el aulas y abrían las persianas podían ver cómo varias sombras abandonaban la clase y algunas desaparecían por el pasillo y otras por la zona de los servicios del mismo», y le vino a suceder algo extraño «me volvieron a confirmar que varias formas y pude escuchar ruido en el aula de informática, les pregunté si había alguien en esa aula y fue un rotundo no. En la misma había un olor extraño, algo aromático que no había percibido antes. Coloqué el aparato, como sensores de movimientos, y enseguida empezaron a sonar, la puerta pegó un portazo y se cerró, fue entonces cuando los ordenadores comenzaron a funcionar».

Pero lo más impresionante fue cuando pudo ver cómo las sillas (con ruedas) se movieron «como si fuera un fenómeno poltergeist..., sentí un escalofrío y escuché una voz diciendo: ¡Está abierta! Cuando abrí la puerta, por el pasillo, llegaba el vigilante jurado que el centro tiene tanto de día como de noche y al verme la cara me preguntó qué es lo que me había ocurrido y se lo conté. Me dijo que en algunas rondas nocturnas que daba por el centro saltaban las alarmas y que escuchaba extraños ruidos y como voces».

El misterio sigue presente en este centro educativo y los fenómenos extraños siguen materializándose, no se sabe la razón ni el origen, se sigue investigando y buscando una explicación a lo que en su interior sucede.

Fenómenos paranormales en el Cerro del Águila

El misterio llama a la puerta del investigador de la forma más imprevista, en unas ocasiones a través de antiguas amistades que, un mal día, tienen la certeza que en su casa, en su hogar, habita algo que no es de este mundo. Es el momento en el que comienza una carrera por encontrar el rastro de lo paranormal o, en su defecto, posibles explicaciones que pudieran resolver el caso y eliminar los miedos.

Uno de esos casos me llegó a través de un amigo de la radio, tenía un familiar con un problema serio en casa y requería de ayuda especializada. Recuerdo como me dijo: «Llámala y trata de calmarla, está muy asustada, yo ya le he dicho quién eres y espera que le des un telefonazo». Así las cosas se produjo esa llamada y aquella mujer, amable como pocas, me contó lo que sucedía en su casa a raíz de una sesión de ouija no autorizada y realizada por un vecino que, aprovechando su ausencia durante un verano y teniendo un juego de llaves, realizó la sesión motivo de todos sus pesares.

Para realizar aquella investigación requerí de la ayuda del Grupo de Investigación Parapsicológico de Sevilla, GPS, de Lorenzo Cabezas y Carmen Bravo así como de otros compañeros en tareas informativas en la radio. Ellos son vecinos de esta zona de la ciudad y siempre la ayuda femenina, por la sinergia que se crea, es un gran apoyo. Nos desplazamos a una calle determinada del Cerro del Águila donde fuimos recibidos por nuestros anfitriones que se dispusieron a contarnos, de forma más cercana, lo que les sucedía.

En aquella casa viven el matrimonio, sus dos hijas adolescentes y una pequeña de 5 años de la hija mayor de las hermanas. La madre se mostraba abierta y nos narraba: «Una sombra negra bastante grande se pasea, a su gusto, por la vivienda, siendo el cuarto de la niña pequeña y el dormitorio principal la zonas preferidas por donde se la ve».

Los amigos de GPS además recogen que en esta casa suelen percibir los clásicos síntomas de fenómenos paranormales como son: olores a putrefacto, bajadas anormales de temperaturas –de entre 8 y 15 grados en segundos– y «la pequeña de cinco añitos dice verlo pasar del cuarto de su tía hacia el cuarto de sus abuelos».

Se realizó una primera investigación donde uno de los participantes resultó arañado por algo que no pudieron ver pero que dejó su marca física en la espalda del mismo. Tras ello se procedió a realizar diferentes comprobaciones en la casa como de campos electromagnéticos, de posible presencia de ultrasonidos o infrasonidos –que alterna la percepción del ser humano y sus sentidos– así como pruebas psicofónicas. Todo se orientó a tratar de captar la presencia de esa «sombra oscura» que dicen que ven en la casa.

El grupo GPS ha vuelto en más ocasiones al lugar, ellos mismos escriben: «Hemos realizado grabaciones de vídeos y fotografías intentando recoger algún fenómeno paranormal y realizado sesiones muy amplias de psicofonías, tanto nosotros preguntando como simplemente captando el aparente silencio en busca de la inclusión sonora». En el transcurso de una de esas sesiones se pudo captar el descenso brusco de temperaturas en 3 grados. La investigadora Carmen Bravo preguntó: «¿Los escalofríos que estoy sintiendo me los estas provocando tú?», dirigiéndose hacia este supuesto ser oscuro y una voz de hombre, ronca, le contesta un rotundo «sí», pocos minutos después –en la otra estancia que solían detectar la presencia, en el cuarto de la hija menor del matrimonio– también nuestra protagonista, en otra una sesión de psicofonías, capta un ruido que parece ser un gruñido. Tanto la familia como su mascota no se encontraban en la vivienda, se le había pedido que se marcharan para poder hacer la investigación sin que nada ni nadie externo pudiera contaminar los audios.

La mujer, desesperada en su intento de saber qué era o qué quería lo que habitaba en su vivienda, pidió ayuda a una amiga sensitiva para saber si podía notar a la sombra oscura y corrió la misma suerte que nuestro compañero: un gran arañazo en la espalda. Sobre el momento en el que ese supuesto ser atacó al investigador, Lorenzo Cabezas recuerda: «Estando realizando la investigación nuestro compañero me miró y me dijo: ¿Loren tienes ahí la cámara de fotos?, a lo que yo le respondí que sí, y me dijo que lo acompañara al cuarto donde me confesó que había sentido un fuerte escozor en la espalda, que le mirara. Él se descubrió y lo que vi en la espalda de David me dejó helado... ¡Eran tres arañazos que bajaban desde la parte alta de la espalda hasta casi su cintura!, en el momento le hice la foto para que el pudiera verlo y recordé la foto que nos había enseñado la mujer de la vivienda, la de su amiga sensitiva, que eran cuatro arañazos enormes como realizados con una gran garra que le recorría toda la espalda desde el costado hasta casi la clavícula».

A la vivienda también se desplazó un colaborador, Juan José L., físico y con grandes conocimientos científicos. En las pruebas realizadas se captaron sonidos pero no concluyentes para poder determinar qué era lo que afectaba a nuestra temerosa familia. Más interesante es lo que los miembros de GPS captaron: «En una de las grabaciones que dejamos la cámara de vídeo encima de la mesita de noche en el cuarto de matrimonio vimos como una mano invisible a los varios minutos de haber abandonado la estancia, la mano gira nuestra cámara unos 160 grados y la pone enfocando otra parte completamente distinta a la que habíamos dejado nosotros».

Los fenómenos se siguen investigando, siguen ocurriendo, y la familia parece resignada a convivir con esa extraña presencia que mora en su hogar y que les afecta de forma personal.

Seguramente viva cerca de un lugar, una casa, un piso, un solar, donde, sin saberlo, se manifiesta lo imposible.