Blindaje contra los roedores

Emasesa inicia en Padre Pío la instalación de un nuevo sistema de protección de los alcantarillados que evitará la salida de olores y animales a la vía pública

31 ago 2017 / 07:50 h - Actualizado: 31 ago 2017 / 12:09 h.
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  • Los técnicos de Emasesa trabajando en los imbornales del barrio de Padre Pío. / El Correo
    Los técnicos de Emasesa trabajando en los imbornales del barrio de Padre Pío. / El Correo
  • El delegado de Bienestar Social, Juan Manuel Flores, junto a un responsable de Emasesa. / El Correo
    El delegado de Bienestar Social, Juan Manuel Flores, junto a un responsable de Emasesa. / El Correo

«Como la mayoría de las cosas geniales, este es un sistema muy simple pero muy efectivo». Sencillo pero práctico a la vez, así es como define el delegado municipal de Bienestar Social y Empleo, Juan Manuel Flores, el nuevo sistema de protección de las alcantarillas que Emasesa ha comenzado a instalar en los imbornales de la ciudad y que están llamados a convertirse en el mejor antídoto para evitar la salida de roedores e insectos a la vía pública. Un escenario que suele hacerse más frecuente en el verano y que, en las últimas semanas, ha sido denunciado en las páginas de este diario por varios vecinos de barrios como Ciudad Jardín o El Juncal.

Pero el Ayuntamiento de Sevilla mantiene que no estamos ante una plaga de ratas y que los datos de intervenciones que manejan los técnicos del Zoosanitario se sitúan en registros similares a los de otros años. Por ello, argumentan que la instalación de este dispositivo solo busca que «aquellos animales que pueden usar la red de saneamiento no puedan salir hasta la superficie». Un sistema «preventivo», con el que se persigue «dar un paso más en este control de plagas», y que es «complementario» a las actuaciones habituales de desinsectación, desinfección y desratización (DDD) que se ejecutan en la ciudad. «Habrá que seguir haciéndolo y habrá que seguir manteniendo el control de la red, de los espacios públicos, los solares y los edificios», dijo Flores.

Este nuevo sistema que ya se está implantando en el alcantarillado, que también se ha utilizado en otras ciudades como Málaga y Valencia, recibe el nombre de clapetas antirretorno. Se trata de una pieza con un funcionamiento «básico» que funciona de un modo bastante sencillo. «Cuando los imbornales cogen cierto nivel de agua, esta empuja la compuerta de las clapetas, evacua el agua y se cierra. Con ello tenemos una puerta de acceso para el agua pero no se permite que se acceda desde el interior al exterior, evitando que los animales y los olores puedan salir», explica Antonio Javier García Heredia, responsable de saneamiento de Emasesa.

Su colocación también es mucho más sencilla para los técnicos de la empresa metropolitana de aguas. «Va colocado en posición horizontal, justo en la zona del imbornal en la que comienza la acometida, de modo que se une al tubo que ya nos dirige a la red general». De este modo, advierte García Heredia, se logra que «el agua acceda hacia el interior pero que no puede volver». Este mecanismo permite dejar a un lado las técnicas que se aplicaban hasta el momento, unos «codos invertidos» situados en el pozo de la red general. En ellos, «se acumulaba un nivel de agua y provocaba un sifón» que creaba un obstáculo para que los animales y los olores no pudieran salir. «Teníamos problemas con la evaporación del agua que se acumulaba en estos codos y por lo tanto algunos insectos y roedores podían acceder hasta el imbornal y afectar a nuestros clientes», señala.

Además, este antiguo sistema provocaba una carga de trabajo elevada para su mantenimiento. «Al estar en el centro de la calle nos obligaba a tener que cortar el tráfico y molestar a los vecinos». Pero no solo encontraban este inconveniente. «El codo, al retener ese pequeño nivel de agua, también producía retenciones de suciedad que nos hacía limpiarlo cada cierto tiempo». Algo que las clapetas ahorrarán a partir de ahora. También tiempo, pues «podemos trabajar desde el acerado y colocar unas 18 o 20 diarias con una sola cuadrilla de trabajo».

Convencidos de las ventajas de esta pieza, los técnicos de Emasesa ya las están instalando de oficio en todas las obras nuevas, aunque su objetivo es llegar a las 200.000 alcantarillas que hay en toda la ciudad y que son «puntos potenciales por los que puedan salir animales a la superficie», explicó Flores. De momento, los trabajos han empezado esta misma semana en la calle San Juan de Aznalfarache, en el barrio de Padre Pío. Una de las zonas donde, según el delegado, «los vecinos más han denunciado la presencia de roedores en sus calles». Algo que refrendó un estudio realizado por los técnicos del Zoosanitario en los primeros meses de 2017, que se llevó a cabo a petición de la asociación de vecinos del barrio. «En él se vieron cuáles eran las necesidades de la zona y se establecieron algunas recomendaciones para intentar controlar la presencia de los roedores», explicó. Entre ellas, «la necesidad de intervenir sobre la red de saneamiento» para acabar con «un problema crónico».

A partir de aquí, la hoja de ruta pasa porque se produzca una reunión entre Emasesa y los técnicos del Zoosanitario para cerrar «los puntos preferentes de la ciudad por mayor presencia de insectos y roedores». Será en ellos por los que continuará la instalación de estas clapetas. Un elemento «útil» para Flores que «a corto y medio plazo tendrá un impacto para que veamos cada vez menos ratas en la calle».