Cuando Murillo vendía sus cuadros en una animada aldea de Judea

La Fundación Cajasol abre el belén más colosal de su historia y presenta una experiencia en 9D para ir en camello con los Reyes a visitar al Niño

30 nov 2017 / 21:26 h - Actualizado: 01 dic 2017 / 09:03 h.
"Navidad","Navidad en Sevilla"
  • El presidente de la Fundación Cajasol, Antonio Pulido, mostrando la escena de Murillo. / Manuel Gómez
    El presidente de la Fundación Cajasol, Antonio Pulido, mostrando la escena de Murillo. / Manuel Gómez
  •  El presidente de la Fundación Cajasol, Antonio Pulido, mostrando la escena de Murillo. / Manuel Gómez
    El presidente de la Fundación Cajasol, Antonio Pulido, mostrando la escena de Murillo. / Manuel Gómez
  • Una de las escenas del belén. / Manuel Gómez
    Una de las escenas del belén. / Manuel Gómez
  •  Una de las escenas del belén. / Manuel Gómez
    Una de las escenas del belén. / Manuel Gómez
  • El belén es el más colosal de la historia de la Fundación Cajasol. / Manuel Gómez
    El belén es el más colosal de la historia de la Fundación Cajasol. / Manuel Gómez

Dos o tres gatos atentos, una oveja que se rasca el hocico, una castañera gorda, borrachos tirados por los alrededores de la taberna, un río en cascada de dos metros y medio de alto que da vida y sonido al nacimiento, un palacete sospechosamente parecido al Ayuntamiento de Sevilla, otro al Banco de España, las columnas de Hércules y Julio César, una librería con más de doscientos libros... y Murillo vendiendo cuadros. El belén más colosal de cuantos ha montado la Fundación Cajasol desde que sus entidades predecesoras comenzaron a hacerlo, hace más de cuarenta años, presenta simpáticos guiños a Sevilla y su actualidad, y, sobre todo, tiene un trabajón que tira de espaldas: más de tres mil horas de tarea, entre creación de decorados y ambientación (más de la mitad de las casas son nuevas) y construcción del escenario, tan inmenso que utiliza incluso las arcadas del patio que lo envuelve para perderse en las alturas.

«Será un año más el corazón de la Navidad», dijo ayer el presidente de la Fundación Cajasol, Antonio Pulido, que presentó este nacimiento y la experiencia virtual que lo complementa en compañía de los artífices de ambos espectáculos: Luis Garduño y Luis García. El primero es el belenista responsable de que ese espacio, rematado en su interior con una jaima ambientada en el desierto para que el Cartero Real reciba a los niños, luzca con sus más de 160 metros cuadrados y sus doscientas figuras de estilo napolitano. El segundo está detrás de la innovación más destacada de esta Navidad en la institución de la Plaza de San Francisco: un viaje en 9D a Belén a lomos de un camello, junto a los Reyes Magos, recorriendo la aldea y acabando en el portal. Se trata de que el visitante sienta los movimientos del animal, note en su rostro el aire cálido del desierto y perciba, en fin, las sensaciones propias que experimentaría un miembro auténtico de la mágica comitiva en una miniaventura de seis minutos de duración.


HORARIOS Y DÍAS

Ambas iniciativas, belén y experiencia virtual, abrirán al público desde este sábado hasta el cinco de enero. El nacimiento, con entrada libre, se podrá visitar de 11 a 21 horas, excepto los días 24, 31 de diciembre y 5 de enero, que permanecerá abierto hasta las 14 horas, y los días 25 de diciembre y 1 de enero, en que estará cerrado. Para el paseíto en camello por la Judea del siglo I, se organizarán grupos de ocho con cita previa (955 272887) a un euro la entrada –importe que se dedicará a fines sociales– y el horario será de 11 a 15 y de 17 a 21 horas, entrando por la puerta de Entrecárceles.

Así que, desde mañana, la imagen clásica de los niños paseándose por el centro con los globitos de la Fundación Cajasol volverá a unirse a la estampa navideña de la ciudad, que tendrá en el edificio de la plaza de San Francisco uno de sus corazones latientes... y una de sus colas inevitables.

Es lo que tiene este belén, el más grande de Andalucía, con una orografía prodigiosa que combina zonas nobles y barrios populares, escenas de campo y de pueblo, figuras a distintos tamaños para favorecer la perspectiva y docenas de detalles dignos de atención. «Cada año tratamos de crear una realidad nueva», comentó Pulido. De ahí las larguísimas colas.