El pellizco de Triana

Los miles de peregrinos de la hermandad trianera volvieron a conquistar con su entrega al público que presenció el primer acto oficial de la romería

03 jun 2017 / 22:51 h - Actualizado: 04 jun 2017 / 13:07 h.
"Rocío","El Rocío 2017"
  • Una multitud acompañó a la carreta de Triana a su llegada a la presentación directamente desde los caminos. / Reportaje gráfico: Manuel Gómez
    Una multitud acompañó a la carreta de Triana a su llegada a la presentación directamente desde los caminos. / Reportaje gráfico: Manuel Gómez
  • Huelva y Lucena del Puerto se presentaron juntas por el 75 aniversario de la filial más joven.
    Huelva y Lucena del Puerto se presentaron juntas por el 75 aniversario de la filial más joven.

Yessi vive estos días su primer Rocío. De la mano de su familia política ha llegado a la aldea almonteña y los amigos rocieros se han empeñado en que se empape de todas las vivencias. «Ya te dará el pellizco», le decía su anfitriona, con una vara de la Matriz en la mano, mientras se sucedían las presentaciones de las hermandades ante la puerta grande de la ermita y llevaba colgada una medalla de Triana con su cinta verde. Pero le advertía: «Si te ha dado el pellizco, ya no podrás dejar de venir». Y el pellizco le dio hasta hacerlo visible para todos cuando llegaron los peregrinos de Triana cantando su inconfundible «Aquí estamos otra vez, para decirte que te queremos otra vez, para rezar ante tu mirada».

Yessi rompió a llorar profundamente emocionada y agradecida por lo vivido. Ya conocía a la Virgen y había visto pasar ante sus ojos a las hermandades más antiguas de cuantas peregrinan hasta el Rocío, pero fue la entrega de estos rocieros que se levantan a las 5.00 horas en Palacio para llegar a tiempo a este momento, cubiertos del polvo de la Raya, ligeramente empapados por el Ajolí y agotados por el esfuerzo y la celebración, lo que la conmovió. No les basta acompañar a su carreta, no se conforman con arropar su Simpecado, los peregrinos de Triana necesitan casi palpar a la Reina de las Marismas, necesitan subir esa rampa que separa la arena de la ermita y ver al fondo a la Blanca Paloma. Con los sombreros y sus varas con romero en alto, las voces rotas y los corazones desbordados cantan entregados hasta romper la barrera de contención formada por los almonteños.

A Yessi le conmovió esta presentación y eso que no fue fácil. Los caballistas no tardaron en llegar, pero se abrió un gran hueco hasta que empezaron a pasar los cientos de peregrinos y llegar la carreta. Les habían pedido que se colocaran detrás del Simpecado. Esto provocó que pasara «mucho tiempo sin pasar nadie», se lamentaba otra almonteña de la cada vez más numerosa representación que aguarda a todas las filiales en el umbral del santuario.

La anfitriona de Yessi le había ido explicando cada detalle, de los kilómetros que recorren las hermandades para llegar a este momento, de la dureza del camino y todas aquellas curiosidades que llamaban su atención. Y cómo ni el calor intenso de estos días ni la lluvia que lo cambió todo el año pasado altera esta devoción que crece año tras año.

De hecho, ayer fueron necesarias sombrillas, sombreros, abanicos, botellas de agua y cualquier otro artilugio que ayudara a sofocar el calor en esas horas centrales del día en las que se desarrollan estas presentaciones, las de las primeras 80 hermandades, desde Villamanrique a Valencia. El público optó por colocarse ante la fachada de la ermita, tras las vallas, con sillitas de los chinos, mientras el lateral opuesto no se llenó hasta que empezaron en sí a pasar hermandades y se vació en cuanto se terminó la presentación de Huelva, en torno a las 14.00 horas. Hacía demasiado calor para estar a pleno sol. Sólo permanecían allí los miembros de la Banda Municipal de Huévar, en una plataforma, con sillas y toldo, que tocaban el himno nacional ante la llegada de cada Simpecado, además de, al principio, con la salida desde el interior de la ermita de la representación de la Matriz, encabezada por su presidente, Juan Ignacio Reales, todo el tiempo que su espalda se lo permitió. Con una vara, también participó en el acto el consejero de Medio Ambiente, José Fiscal. El nuevo banderín con la Virgen pintado por Fernando Aguado y bordado por los talleres de Santa Bárbara ya formaba parte del conjunto de estandartes.

Fue precisamente Reales, tras las pruebas de la megafonía, que se escucharon en toda la aldea, el encargado de dirigir su «fraternal bienvenida» a todas las filiales y no filiales y especialmente a las nueva filiales, la de Cartaya, que ayer se presentó por primera vez junto a su madrina, la de Ayamonte, y la de La Carolina, que hizo lo propio con la de Jaén.

Ayamonte y Cartaya llevaban las cintas que adornan las carretas cruzadas y ante la ermita las cortaron, en un gesto con el que querían explicar que, desde este momento, «ya caminará sola».

La Carolina, tras 25 romerías en El Rocío, como reza el cartel que cuelga del porche de la casa que tienen como sede de la hermandad en la aldea, se estrenaba como filial.

Villamanrique ya ha perdido la cuenta de romerías, siglos de devoción a prueba de todos los inconvenientes que la Historia quiso poner en su camino. Casi una hora antes del Ángelus ya estaba preparada la Primera y Más Antigua en la calle Almonte para hacer su presentación. Al alba había cruzado el Ajolí, en la calle Princesa Sofía habían vestido de nuevo la carreta, con rosas rojas y florecillas blancas. Como Triana, que apenas si podía subir su carreta, Villamanrique se encontró con los almonteños que querían evitar que subieran todos los peregrinos que caminan pegados a los bueyes y al Simpecado, tal fue el muro de contención que un agente de la Guardia Civil de los que custodia a pie de rampa que todo se desarrolle con normalidad mostró su sorpresa a un auxiliar de la Matriz y le preguntó porqué lo hacían. Era su primer Rocío, justificó su pregunta. «Por seguridad, porque pueden arrollar a las personas que están arriba», le respondió. Pese a la descoordinación en el rezo y cante de la Salve, a los vítores que parecieron no oír los peregrinos que estaban detrás de la carreta, a los que claramente les supo a poco esta presentación, uno atinó a gritar: «Con Villamanrique, al cielo».

Tampoco los cientos de romeros que van detrás del Simpecado de Pilas -exornado con gerberas de varios colores, uvas, limones, naranjas, lirios morados...- escucharon el rezo de la Salve, así que se repitió el caso de la hermandad manriqueña. Los bueyes de La Palma del Condado volvieron a arrodillarse ante la Virgen con la admiración de todos. El hermano mayor de Moguer, tan ronco como la mayoría, dedicó vivas a todos: «No se ha dejado nadie atrás. ¡Esto tiene un meritazo!», aplaudió otra almonteña. Sanlúcar de Barrameda lleva un exorno muy original de minicalas amarillas. Y Huelva mostró orgullosa a su ahijada Lucena del Puerto, que ayer festejó su 75 aniversario como filial.

Todo esto lo vivió Yessi, pero el pellizco, al final, se lo dio Triana y sus peregrinos.