Menú

En la madrugada abren los bares

Para noctámbulos militantes y culturetas con alma de búho hay otra Sevilla

02 oct 2016 / 14:20 h - Actualizado: 02 oct 2016 / 14:25 h.
"Hostelería","Sevilla, abierta 24 horas"
  • El Cachorro, La Caja Negra, La Bicicletería, Moscow, Ajoblanco y Garlochi son algunos de los bares y pubs que recomendamos para conocer una Sevilla nocturna que vive entre semana. / El Correo
    El Cachorro, La Caja Negra, La Bicicletería, Moscow, Ajoblanco y Garlochi son algunos de los bares y pubs que recomendamos para conocer una Sevilla nocturna que vive entre semana. / El Correo
  • El Cachorro, La Caja Negra, La Bicicletería, Moscow, Ajoblanco y Garlochi son algunos de los bares y pubs que recomendamos para conocer una Sevilla nocturna que vive entre semana. / El Correo
    El Cachorro, La Caja Negra, La Bicicletería, Moscow, Ajoblanco y Garlochi son algunos de los bares y pubs que recomendamos para conocer una Sevilla nocturna que vive entre semana. / El Correo
  • El Cachorro, La Caja Negra, La Bicicletería, Moscow, Ajoblanco y Garlochi son algunos de los bares y pubs que recomendamos para conocer una Sevilla nocturna que vive entre semana. / El Correo
    El Cachorro, La Caja Negra, La Bicicletería, Moscow, Ajoblanco y Garlochi son algunos de los bares y pubs que recomendamos para conocer una Sevilla nocturna que vive entre semana. / El Correo
  • El Cachorro, La Caja Negra, La Bicicletería, Moscow, Ajoblanco y Garlochi son algunos de los bares y pubs que recomendamos para conocer una Sevilla nocturna que vive entre semana. / El Correo
    El Cachorro, La Caja Negra, La Bicicletería, Moscow, Ajoblanco y Garlochi son algunos de los bares y pubs que recomendamos para conocer una Sevilla nocturna que vive entre semana. / El Correo
  • El Cachorro, La Caja Negra, La Bicicletería, Moscow, Ajoblanco y Garlochi son algunos de los bares y pubs que recomendamos para conocer una Sevilla nocturna que vive entre semana. / El Correo
    El Cachorro, La Caja Negra, La Bicicletería, Moscow, Ajoblanco y Garlochi son algunos de los bares y pubs que recomendamos para conocer una Sevilla nocturna que vive entre semana. / El Correo

Te amo con la fuerza de los bares es uno de los innumerables grupos que pueden encontrarse en Facebook. Desde una disciplina tan seria como la sociología se ha venido a concluir en que, en efecto, los bares son uno de los elementos que vertebran la sociedad occidental. Dicho así suena todo más frío que un témpano. Si de barras y copas hablamos hay que concretar. Sevilla es, no descubrimos nada, una de las capitales mundiales en este asunto. Aquí los bares se imponen. Pero no todos cuentan en estas líneas, solo los más atrevidos, solo aquellos capaces de permanecer abiertos un lunes de invierno a las tres de la madrugada y cerrar un viernes. Solo aquellos por los que de vez en cuando se asoma incluso el arte en forma de exposiciones, conciertos o pintura.

Sevilla no es Madrid. Mucho menos Barcelona. Pero existe una Híspalis, diríamos para mayores de 18 años, que late en la oscuridad. En un ambiente casi clandestino se cuecen las noches en La Bicicletería (C/Feria, 36). Cierran los viernes y los sábados porque son así de chulos. Desde su interior no se puede ver amanecer, pero cuando te invitan a salir, la vida fuera ya ha empezado. Hay cerveza, vino dulce y charlas interminables envueltas en nubes de humo. También pasan cosas: mini-teatro, mini-conciertos... siempre a baja luz y al cobijo de una decoración con su mijita de polvo y su tonelada de encanto.

Muy cerca, en la calle Conde de Torrejón 32, Moscow se anuncia como galería de arte y barra de bebidas espirituosas. El interior es una cueva resonante con altas paredes encaladas y sofás que, literalmente, te engullen. Cierra cuando apetece y abre cuando le apetece al responsable. Los cuadros son variopintos. Casi tanto como la parroquia del lugar. Son los habitantes de los bares los que hacen que estos tengan latido propio. En el Garlochí (C/ Boteros, 26) habitan góticos, turistas a cascoporro, cofrades impenitentes y sevillanos de abolengo. No hay otro lugar así en todo el globo. Es así. Pero si encuentra un bar en el que pedir a las dos de la madrugada un cóctel llamado Sangre de Cristo mientras de fondo Raphael atiza con sus éxitos y dos docenas de vírgenes y un par de duquesas le contemplan desde las paredes, mañana aquí ponemos una fe de errores.

En la calle Alhóndiga la tasca Ajoblanco hace honor a su nombre. Por tasca (de pura cepa, escondida tras una modesta puerta de chapa verde) y por el ajoblanco (con uvas) que siempre está en la carta. Pero, ojo, es una tasca en la que se reivindica por los altavoces el rock andaluz. Y se pueden comprar discos. Y hasta brindar porque cualquier tiempo pasado fue mejor.

En la Alameda hay un callejón que se llama Fresa. Y es en él donde se ubica La Caja Negra. Habría que añadir que es una caja negra llena de cerillas, porque hacerse hueco dentro de ella –especialmente los fines de semana– no es fácil. Será porque (casi) siempre hay música en directo. O tal vez porque se respira verdad. El local es un viejo combatiente de la noche –cultural– sevillana y no ha sucumbido a remodelaciones. Se nota en el ambiente que más de una generación ha pasado por su interior. Y se intuye que todavía pasarán algunas más.

En el arrabal de Triana hay un patio que parece más propio de alguna ciudad de por ahí arriba que del otro lado del Guadalquivir. Solo que en este no hacen falta abrigos polares ni en invierno. Está en la calle Procurador y se llama Sala El Cachorro. Hay noches de intercambio de idiomas, proyectan películas y cortometrajes; y algunas asociaciones alquilan el local para actos benéficos. Hay además comida vegana a raudales. Lo que viene siendo un sitio raro, raro, en plena Triana.