«Icomos no es un ogro, tiene que haber más tranquilidad»

29 ene 2016 / 22:21 h - Actualizado: 29 ene 2016 / 22:21 h.
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  • Las bóvedas y arcadas definen el hermoso edificio de las Atarazanas. / Paco Cazalla
    Las bóvedas y arcadas definen el hermoso edificio de las Atarazanas. / Paco Cazalla

Decir Icomos es como mentar la soga en casa del ahorcado patrimonial. El del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos son sus siglas en inglés) fue un nombre que se hizo familiar en Sevilla a cuenta de la Torre Sevilla (más conocida todavía como Torre Pelli), cuando la cuestión sobre su impacto patrimonial dejó a la ciudad a las puertas de que la Unesco le retirase la etiqueta de patrimonio de la humanidad a la Catedral, el Alcázar y el Archivo de Indias. Así que no es de extrañar que el anuncio de que Icomos hará un informe sobre la cuestión de las Atarazanas no haya pasado precisamente desapercibido.

Por ello, el secretario del Comité Español de este organismo, el profesor de la Universidad de Sevilla Víctor Fernández Salinas, hace un llamamiento a la calma insistiendo en que todo esto no presupone nada ni significa que todo el proyecto se vaya al traste. «Icomos no es ni un ogro ni un gendarme, tiene que haber más tranquilidad porque esto no es un proceso sumarísimo», señala en este sentido, aunque admite que esa sensación de susto «ha quedado en Sevilla porque la ciudad tuvo un problema serio» por el rascacielos de la Cartuja.

Fernández Salinas explica que el organismo ha decidido dar este paso tras recibir requerimientos de entidades conservacionistas y particulares, en los que alertaban de supuestos daños patrimoniales a las Atarazanas que, dicho sea de paso, la Comisión de Patrimonio no consideró tales porque dio su visto bueno, paso previo a la licencia de obra que tiene el proyecto. El proceso puesto en marcha implica que durante febrero vendrá un experto (probablemente un especialista en puertos históricos, no hay que olvidar que las Atarazanas son unos astilleros medievales), que se reunirá con las administraciones y el promotor para emitir un informe que todo apunta a que será público en marzo.

«Si el proyecto no es malo no hay que preocuparse por nada, no tiene que cundir el pánico», insiste Fernández Salinas, quien evita comparaciones con lo ocurrido con la hoy Torre Sevilla porque «son dos cuestiones completamente distintas». «Lo de la Torre Pelli fue un proceso duro para todo el mundo, pero si el proyecto no altera los valores del inmueble el informe de Icomos dirá que no pasa nada».

A su juicio, este tipo de situaciones se evitaría si, ante la envergadura de un monumento como las Atarazanas, se consultara a Icomos en el proceso de redacción del proyecto. Y lo que sí reclama es un proceso realmente participativo en este tipo de iniciativas, «no vale solo con publicarlo en un boletín o en un tablón durante dos semanas, participar es otra cosa y la sociedad reclama otros métodos para conocer de verdad los proyectos».