La ciencia como pasaporte a la vida

Khadija Tayara es siria. Ha conseguido salir de Damasco con toda su familia y ahora prepara su tesis de investigación relacionada con la ELA en el Cabimer bajo la dirección de David Pozo

03 jun 2015 / 20:24 h - Actualizado: 03 jun 2015 / 20:41 h.
"Investigación","Universidad"
  • Khadija Tayara con David Pozo en las instalaciones del Cabimer, en la Isla de la Cartuja. / El Correo TV
    Khadija Tayara con David Pozo en las instalaciones del Cabimer, en la Isla de la Cartuja. / El Correo TV

Seguro que se acuerdan de la campaña que revolucionó hace justo un año las redes sociales: personalidades como Bill Gates, Mark Zuckerberg o famosos como Sergio Ramos, Ronaldo y Bisbal, entre otros muchos, arrojándose cubos de agua helada con un fin: recaudar fondos para la lucha contra la ELA. Gracias a esta acción viral, cientos de miles de personas en todo el mundo se familiarizaron con las siglas de la Esclerosis Lateral Amiotrófica, una enfermedad rara degenerativa de tipo neuromuscular que deriva en una parálisis muscular progresiva con pronóstico mortal. Se diagnostican dos casos por cada 100.000 habitantes y sus síntomas tempranos son: fatiga inusual en brazos y piernas, dificultades para hablar, calambres musculares y tics nerviosos, entre otros.

Para la ELA «no hay alternativas terapéuticas», afirma el doctor David Pozo Pérez, profesor de Bioquímica y Biología Molecular en la Facultad de Medicina de la Universidad de Sevilla y director del grupo de investigación de Terapias Avanzadas en Neuroprotección e Inmuregulación en el Cabimer, en la Isla de la Cartuja. Desde hace más de 15 años este investigador trabaja en el estudio del papel del sistema inmunológico en enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson o la esclerosis múltiple.

Gracias y, sobre todo, en virtud a todo este bagaje, el grupo ha abierto hace dos años una nueva línea de investigación basada en el estudio del papel que juega el sistema inmunológico en el desarrollo de la ELA, controlando «algunos aspectos poco relacionados con ELA de la homeostasia energética», explica el profesor Pozo. Este proyecto es parte del doctorado de investigación (PhD) de Khadija Tayara.

Cuando se trata de investigación y cuando esta tiene como eje enfermedades con impacto ciudadano importante, caso del Parkinson y de un año para acá la ELA, los científicos esperan la pregunta: ¿habrá un remedio pronto? «Estamos trabajando con modelos animales en estos momentos pero por los datos que vamos recabando quizás podríamos tener un marcador temprano de ELA, y tenemos aspectos muy novedosos relacionados con los mecanismos involucrados en ELA», explica Pozo ante la atenta mirada de Tayara. Lograr un marcador significa contar con una señal de ELA en su estado asintomático, lo que permitiría a su vez actuar antes sobre la enfermedad. Tener un marcador es pues disponer de ventajas terapéuticas.

Pero en esta historia de avance científico no puede quedar diluida la historia humana. Khadija Tayara tiene 30 años, dos hijos y un marido también investigador. Pelo negro espeso y ojos azabache. Entiende el español, lo balbucea, pero prefiere el inglés. Khadira no es inglesa pese a que durante muchos años estudió Filología Inglesa antes de decantarse por Farmacia. Khadija es siria. Su marido y sus hijos están ya en Sevilla. Khadija no puede volver a Siria. Quería huir de la violencia que está masacrando a su pueblo y gracias a personas como David Pozo lo ha logrado.

Así que toda la maquinaria se puso en marcha y la ciencia se convirtió en una suerte de «diplomacia de tercera vía», como lo define Pozo Pérez. El marido de Khadija trabaja ahora en el Instituto de Materiales de la Universidad de Sevilla y Khadija, con una beca erasmus mundus, se organiza como cualquier mujer madre y trabajadora para conseguir su PhD en dos años y medio. ¿Quién dijo que la ciencia es fría e insensible? Pásense por el Cabimer. Allí, entre batas blancas y asepsia, se respira humanidad.