«La estrangulé para que se callara, no podía escucharla más»

El rumano que asfixió a su mujer en el aparcamiento del aeropuerto reconoce el crimen y dice estar «arrepentido»

08 jun 2017 / 12:57 h - Actualizado: 08 jun 2017 / 18:55 h.
"Tribunales"
  • El acusado Toader Ciprian Enache en un momento del juicio. / Jesús Barrera
    El acusado Toader Ciprian Enache en un momento del juicio. / Jesús Barrera

Toader Ciprian Enache estranguló a su mujer «para que se callara, no quería escucharla más». Es lo que ha asegurado ante el tribunal del jurado que le juzga por haber matado a su mujer en un coche abandonado en el aparcamiento del aeropuerto. El acusado, de nacionalidad rumana y de 36 años, ha reconocido el crimen y ha relatado con detalle cómo ocurrió. «Fue un momento de locura, no sabía lo que hacía», ha dicho antes de indicar que «está arrepentido». La Fiscalía pide para él, que se entregó voluntariamente, 18 años de prisión.

Toader y su mujer Jana Enache, de 32 años, llegaron al aeropuerto el 30 de mayo porque ella, que residía en Italia, tenía que coger un vuelo de vuelta. Sin embargo, no lo hizo porque llegó media hora tarde «porque yo no sabía que autobús tenía que coger cuando llegamos a Sevilla». La pareja venía de Huelva, donde habían pasado tres noches en un hotel ya que ella había venido a España con la intención de ver a los dos hijos que tenían en común. Él, que ha necesitado ayuda de una intérprete en algunos momentos de su declaración, trabajaba allí en un circo.

«El avión salía a las 10 y nosotros llegamos a las 10.30. Se enfadó conmigo porque había perdido el vuelo por mi culpa», ha dicho el acusado. Ella intentó cambia el billete, aunque finalmente lo iba a comprar al día siguiente gracias a la ayuda de una tía que ella tenía en Italia. «No teníamos dinero», ha indicado, así que decidieron permanecer en el aeropuerto y buscó un vehículo abandonado en el aparcamiento para pernoctar allí. Una vez dentro discutieron «porque estaba enfadada conmigo», aunque se durmieron durante «dos horas y media o tres».

Sobre las 2.30 horas de la madrugada se despertaron y de nuevo discutieron. Según ha explicado, esta vez fue porque ella le recriminó que sus hijos, que residen en Cuenca con una hermana del acusado, no quisieran verla, «ellos son mayores para saber lo que pasó entre nosotros». «Ella los había abandonado», ha señalado en referencia a que ella se marchó a Italia y los tres permanecieron en Rumanía hasta que en 2016 se trasladaron a España. Fue entonces cuando «para no escucharla más» cogió una cuerda que «estaba en el suelo del coche» sin que ella se diera cuenta y le rodeó con ella la parte delantera del cuello. El acusado tiró de cada uno de los extremos de la cuerda «durante un minuto» hasta que soltó porque creía que ya estaba muerta.

«Fue un momento de locura, no sabía lo que estaba haciendo», ha asegurado cuando la fiscal le ha preguntado por qué lo hizo. Seguidamente, la cogió, ella estaba en el asiento del copiloto y él en el trasero, y la colocó en el asiento de atrás. «Arranqué la tela del techo del coche» y la cubrió sin saber muy bien «por qué». Luego se marchó de allí e hizo autostop con la intención de volver a Huelva, aunque el vehículo que lo recogió solo iba hasta Bollullos del Condado.

En esta localidad estuvo dando vueltas hasta que se personó en la dependencias de la Policía Local, donde confesó que «había matado a su mujer». Uno de los agentes que le atendió ha señalado que les mostró la documentación rumana de él y de la víctima y que, prácticamente no hablaba español, solo le decía «autodenuncia». Poco a poco logró comprender que le estaba confesando el crimen, así que avisó a la Guardia Civil para comprobar lo que le estaba contando.

El acusado incluso fue trasladado al aeropuerto para que dijera dónde estaba el cuerpo. Cuando fue descubierto fue detenido y se dio aviso al Grupo de Homicidios de la Policía Nacional, que se hizo cargo de la investigación.

Enache dice estar «arrepentido» y afirma que le ha pedido «perdón» a sus dos hijos, de 13 y 14 años, aunque «no ha sabido explicarles por qué» lo hizo. Ambos, que declararán por videoconferencia, le visitan en la cárcel porque «me quieren».