La Policía devuelve a la Hispalense un documento robado de 1619

Se trata de una crónica, impresa en la calle Sierpes, sobre un ahorcamiento en Constantina

12 jun 2017 / 17:08 h - Actualizado: 12 jun 2017 / 21:58 h.
"Patrimonio","Sucesos","Universidad de Sevilla"
  • La Policía devuelve a la Hispalense un documento robado de 1619
  • La portada del documento recuperado.
    La portada del documento recuperado.

El Alcázar ha terminado 2015 por encima del millón y medio de visitas, un récord histórico que por un lado supone un espaldarazo para el monumento (el segundo más visitado de Sevilla, cada vez a menos distancia de la Catedral) pero que también implica que el conjunto palaciego está en determinadas fechas del año cerca de la saturación. Para intentar aliviar la presión que sufre el recinto se van a implantar una serie de medidas bastante llamativas, que van desde la instauración de un numerus clausus en ciertos momentos de mayor afluencia a prohibir la entrada con elementos como palos de selfi, mochilas o trolleys, con lo que se busca proteger el monumento y mejorar la circulación por el mismo.

Así lo adelanta el alcaide del Alcázar, Bernardo Bueno, quien admite su preocupación por «lo que está ocurriendo en los puentes festivos, en los que nos visita un número excesivo de personas, lo que hace que la presión sobre el monumento sea enorme». De hecho, ha llegado a coincidir a la vez un número de visitantes «que es el doble de lo que nos gustaría, hemos tenido días de hasta 8.000 personas, una cifra demasiado alta».

Esto es lo que lleva a la intención de limitar las visitas en ciertos momentos. «Si sigue así no vamos a tener más remedio que poner un numerus clausus con gran dolor del corazón, pero es que el Alcázar es un edificio muy frágil y que tiene mucha presión». De hecho, «ahora hay momentos de auténtica bulla en el Palacio del rey don Pedro, donde las galerías son muy estrechas, o en el Patio de las Muñecas».

A estos atascos ayuda que hay muchos turistas pertrechados con un palo de selfi que se paran continuamente a hacerse fotos, mientras que otros dificultan la circulación al visitar el monumento incluso con maletas. «Estamos barajando que no se entre con palos de selfi, ni con mochilas ni trolleys, hay mucha gente que viene con ellos con eso de hacer un turismo de fin de semana», señala un Bernardo Bueno que apostilla que, además, «los palos para hacerse un selfi son un peligro, porque el palo se mueve y puede dar a algún elemento» del inmueble.

La cosa no queda ahí, ya que «otra medida que se va a aplicar es prohibir fumar en todo el recinto». La legislación actual impide fumar en los recintos interiores, de ahí que ahora lo que se quiere es imponer las mismas limitaciones en los patios e incluso en los jardines. Asimismo, se pondrán en marcha medidas para atajar «la gran contaminación acústica en zonas como la sala del rey Don Pedro», algo muy relacionado también con el exceso de visitantes del recinto.

Otra de las iniciativas para reconducir los flujos de turistas es «ampliar la visita para que se diversifique y los visitantes se repartan». Esto implica seguir abriendo nuevas estancias, como el semisótano del rey don Pedro o la cripta del Patio de Banderas, además de «ordenar más las visitas. En estos momentos no hay una información suficiente para el visitante, así que estamos haciendo unos nuevos folletos para establecer una guía circulatoria con un recorrido y que no haya choques», apunta el alcaide.

La cuestión ahora es cómo se van a poner en marcha estas nuevas limitaciones. «Son medidas que tienen que pasar primero por el Patronato del Alcázar, pero la idea es aplicarlas ya este mismo año», aunque sin una fecha concreta todavía. La razón es que todo esto obliga a modificar los estatutos y tiene que contar con el respaldo del patronato, «así que lo primero que tenemos que hacer es informar, dar un tiempo de confianza para explicarlo bien y que se apruebe». Algo que, está convencido, ocurrirá porque «es una prevención necesaria. Hasta ahora no hemos tenido incidentes importantes pero cada vez más turistas vienen ya con el palo de selfi, con maletas y trolleys, y son cuestiones que hay que resolver ya».

La historia de infidelidad que acabó con sorpresa

Juan Serrano de Vargas y Vreña, que contaba con licencia del teniente mayor de Sevilla, relata la historia de una infidelidad. «Un pobre jornalero» que vivía «contento» con su mujer, a quien el «demonio, gran perseguidor y enemigo nuestro» «procuró inquietarlos». Ella le fue infiel con otro y ambos acabaron con su vida. Ella fue condenada al «garrote» y él a la horca. Sin embargo, cuando lo bajaron y pese a tener «la soga y el cordel bien pegada a la garganta», al ser retirada «se meneó y dio muestras de estar vivo». Así, que fue trasladado a los calabozos, para ser de nuevo ajusticiado.