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Las colas en la rampa de la oficina de la Alameda de Hércules son una constante este verano. / CCOO
Las colas han vuelto a las oficinas de la Policía Nacional. Una imagen que hacía años que dejó de verse con la implantación del sistema de cita previa pero que este verano es casi un clásico diario. Cada mañana en la rampa de acceso a las dependencias de la Alameda de Hércules se acumula un nutrido número de sevillanos que acude con la esperanza de renovar su documentación. Lo hacen a sabiendas de que es necesaria una cita previa. No en balde, en las cristaleras hay varios carteles en los que se lee: «Solo con cita previa. Si es posible se atenderán urgencias debidamente acreditadas». Aun así aguardan por si les sonríe la suerte.
De entre los presentes, las urgencias más habituales son la proximidad de algún viaje veraniego programado, algunos desde hace meses, y tener la documentación caducada, o bien haberla perdido por diversas circunstancias y no querer estar dos meses sin DNI. Situaciones que no justifican urgencia alguna. «El problema es que la cita me la da para dentro de dos meses», apunta Rocío, una de las personas que la pasada semana aguardaban a las puertas de la oficina de Sevilla Centro. «Antes no había que esperar tanto tiempo», le replica Mario, que fue el primero en llegar: «a las 7.30 de la mañana ya estaba aquí. A ver si me puedo ir de viaje».
Ciertamente, en años anteriores la media de espera estaba en unos 15 o 20 días a lo sumo. Este verano las oficinas están colapsadas y en la aplicación de cita previa, que en vista de la situación que se avecinaba se amplió el periodo de solicitud de 60 a 70 días, efectivamente la primera opción que da es para el día 19 de octubre.
Desde el sindicato Comisiones Obreras denuncian la situación y apuntan a la falta de previsión por parte de la Dirección General de la Policía que «no ha puesto en marcha ningún plan de choque como sucedió en 2006, cuando se hicieron contrataciones excepcionales, o abierto oficinas por la tarde para poder ampliar la cita en vista de la situación que se está produciendo», explica Fernando García Castro, secretario general de la Sección Sindical Estatal de CCOO en el Ministerio del Interior.
Y es que este verano se da una coincidencia que se suma al incremento de demanda habitual en estas fechas. Estos meses se produce la renovación de los mayores de 30 años que sacaron el carné electrónico en 2006 con los menores de 30 que obtuvieron el DNI en 2011, año en el que más documentos se entregaron.
Desde el sindicato aseguran que la Policía culpa de esta situación a los ciudadanos por dejarlo todo para el último momento. «No es de recibo es que los responsables policiales acusen al ciudadano de causar el caos en las oficinas, como sucede en Madrid o Sevilla», denuncia. «Somos un servicio público y lo que tenemos que hacer es dar respuesta a esa demanda». Y la medida tomada hasta el momento –aumentar el período de solicitud de cita de 60 a 70 días– es «insuficiente». «El DNI es un documento obligatorio, y si se obliga al ciudadano a tenerlo en vigor hay que poner los medios para que pueda hacerlo», recuerda.
El sindicato achaca la situación a «los recortes en la Oferta de Empleo Público de los últimos años», los cuales han hecho «que la plantilla de empleados públicos (personal no policial) que trabajan en la expedición del DNI se vea seriamente mermada». En concreto explican que desde 2012 hay 594 efectivos menos, uno de cada cinco puestos del personal no policial sigue vacante.
Además la implantación del DNI 3.0, que llegó a Sevilla justo hace un año, no ha ido acompañada de una actualización de los medios. Por lo que el sindicato explica que los ordenadores de más de ocho años y el software de más de 15 años no permiten agilizar el trámite como inicialmente se había pensado y provocan continuas interrupciones en la grabación de datos y el consiguiente retraso en la atención a los ciudadanos. «Llevamos más de dos años preguntando por la renovación de estos equipos, se esperaban durante este verano pero siguen sin llegar», dice García.
CCOO pone en valor el «tremendo esfuerzo que están haciendo los funcionarios» que en algunos casos han atrasado sus vacaciones para no dejar las oficinas vacías».