Las crónicas de la felicidad en España (II)

Una investigación muestra a partir de diversos parámetros como la familia, la amistad, el desempleo y la confianza por qué los españoles son tan felices

02 sep 2017 / 22:10 h - Actualizado: 02 sep 2017 / 22:10 h.
"Veraneando","Redes Sociales"
  • El 95 por ciento de los padres y madres en España se sienten satisfechos con la relación que tienen con sus hijos. / El Correo
    El 95 por ciento de los padres y madres en España se sienten satisfechos con la relación que tienen con sus hijos. / El Correo
  • La tecnología puede ser necesaria para conseguir la felicidad.
    La tecnología puede ser necesaria para conseguir la felicidad.

Como ya se constató en la primera parte de Las crónicas de la felicidad, los españoles obtienen sobresaliente en las relaciones familiares, una característica que definitivamente es positiva para la consecución de una vida feliz. No obstante, también hay datos negativos.

La confianza

El hecho de ser tan familiares –el 97 por ciento de los españoles se reúne con sus familias– está íntimamente relacionado con el grado de confianza que se deposita en los demás: según los resultados obtenidos por la investigación plasmada en el libro La felicidad de los españoles, más de la mitad de estos –casi el 56 por ciento– no confía en la gente. A su vez, existen diferencias entre la confianza que se deposita en las personas y en las instituciones. Si en la primera los españoles suspenden, las instituciones se llevan una peor parte. Esta característica es uno de los síntomas por la que España no consigue ser uno los países más felices.

El hecho de que solo el 49 por ciento de la población española confíe en la gente manifiesta una cierta tendencia a la «destrucción de la confianza en la sociedad y pérdida de capital social». Cuando sucede esta situación, «se opta por centrar la confianza en la institución familiar» y en otros grupos muy cercanos a las personas, de tal manera que automáticamente los españoles dejan de creer en la bondad de los demás.

Por otro lado, es muy interesante los datos que arrojaron las encuestas sobre la confianza que depositan los ciudadanos según los diferentes tramos de edad: los jóvenes son los más desconfiados, con un 60 por ciento que no confían en las personas. Le siguen los adultos, con un 56 por ciento. Después, el grupo de personas que más confían –aunque siguen suspendiendo– es el comprendido entre los 46 y los 64 años, con un 53 por ciento que no confía. Finalmente, en la vejez, los datos demuestran que se vuelve a desconfiar como al principio, concretamente en un 58 por ciento.

Pero... ¿Qué implica confiar más en las personas? Los individuos que sí confiaban mostraron más satisfacción vital que los que no: en una escala de cinco, los jóvenes confiados mostraron un 4,22 por ciento de satisfacción frente al 4,14 que no; los adultos un 4,16; el siguiente tramo, un 3,91; y las personas mayores, un 4 por ciento. Estos resultados demuestran de forma concluyente que las personas confiadas se sienten más felices.

Respecto a las instituciones, los españoles no muestran casi nada de confianza: solo el 7,23 por ciento aprueba la labor de los partidos políticos, el 13,57 por ciento al gobierno y el 26 por ciento al poder judicial. En cuanto a la iglesia, el 35,89 por ciento aprueba su labor, situándose en una situación intermedia. Estos datos se pueden explicar «por la pérdida de identidad de las instituciones representativas, espoleada por la crisis y los casos de corrupción», afirman los autores. En definitiva, ninguna institución «susceptible de ejercer un liderazgo moral» representa a los españoles.

Las relaciones sociales

¿Son más felices las personas que tienen más relaciones sociales? Sí, y los españoles son muy sociables. Más del 85 por ciento de la sociedad española se sienten bastante o muy satisfechas con sus relaciones sociales. Entre ellas, destacan las personas que se sienten en un 95 por ciento muy satisfechas con sus hijos, en un 93 por ciento con los padres, y en un 92 por ciento con los amigos. La peor puntuación la obtienen las relaciones vecinales, con solo un 73 por ciento de individuos que se sienten muy satisfechos. Estos resultados vuelven a confirmar que, para la mayoría de los españoles, la institución familiar es una de las principales fuentes de felicidad.

Sin embargo, actualmente no se puede obviar la influencia de las redes sociales y las nuevas formas de comunicación. Las encuestas demostraron que más del 86 por ciento de los españoles usan internet y que un 60 por ciento de estos utilizan las redes sociales. Como era de esperar, por edad, los jóvenes son los que más las utilizan, en un 86,44 por ciento. Les siguen las personas de mediana edad, con un 72,55 por ciento; los de edad madura, con un 45,67 por ciento; y los mayores de 65 años, con un 38,46 por ciento.

Lo más curioso es que las personas que utilizan las redes son mucho más felices que las que no. Esto se puede apreciar más claramente a partir de la edad madura y se constata definitivamente en la vejez, en la que las diferencias entre la satisfacción vital de los que las utilizan y los que no es bastante más relevante: menos del 3,6 por ciento de los ancianos que no las utilizan están bastantes satisfechos con sus vidas frente a más del 4,1 por ciento que también lo están pero sí las utilizan.