«Mi marido se ha sentido secuestrado en su país»

La esposa de un guardia civil de Sevilla denuncia el acoso a los agentes enviados a Cataluña y el «abandono» del Gobierno

04 oct 2017 / 19:50 h - Actualizado: 04 oct 2017 / 20:03 h.
"El desafío catalán","Referéndum ilegal en Cataluña"
  • Fotografía facilitada por el Ministerio del Interior del titular, Juan Ignacio Zoido, que se encuentra en Barcelona para visitar a los agentes de la Policía y la Guardia Civil desplegados con motivo del operativo policial del 1 de octubre. / EFE
    Fotografía facilitada por el Ministerio del Interior del titular, Juan Ignacio Zoido, que se encuentra en Barcelona para visitar a los agentes de la Policía y la Guardia Civil desplegados con motivo del operativo policial del 1 de octubre. / EFE

Mari Carmen [nombre ficticio para proteger su identidad y la de su marido] respira ahora un poco más tranquila: «La voz le ha cambiado. Se le nota mejor», desde que José [también nombre ficticio], agente de la Guardia Civil, del cuerpo de antidisturbios, ha sido trasladado y ya no está en Calella (Barcelona). «Ahora no sé dónde está. No me lo puede decir. Pero en la voz se le nota que está mejor», explica. José fue uno de los agentes que el pasado lunes tuvo que abandonar el hotel donde estaban alojados, para formar parte de las fuerzas que debían impedir la celebración del referéndum ilegal en Cataluña del pasado domingo, ante las presiones que sufrió su propietaria –tuvo que cerrar el hotel porque el Ayuntamiento le amenazaba con retirarle la licencia de apertura por cinco años- y el acoso de un grupo de independentistas en la puerta. Lamentablemente, denuncia: «Mi marido se ha sentido secuestrado en su propio país».

Esta joven sevillana se erige en portavoz de las 8.000 mujeres de los 8.000 agentes que están destinados en Cataluña desde hace tres semanas –sin fecha de retorno-: «El dolor es el nuestro. Los han mandado a una guerra que han creado entre unos y otros y ellos están como cabeza de turco», se lamenta, al tiempo que defiende el trabajo de todos los guardias civiles: «Él está trabajando para ganarse un sueldo y porque le enorgullece ser de la Guardia Civil. Lo lleva en la sangre. Pero ni es un maltratador ni ataca a nadie. Es un señor». Y le duele especialmente tener que explicar a sus hijos que «están cumpliendo órdenes, que no agraden gratuitamente a nadie pese a lo que ven y oyen en las noticias».

Agradece que el ministro del Interior, Juan Ignacio, Zoido, «por fin» visitara ayer y desayunara con los agentes tanto de la Guardia Civil como de la Policía Nacional que están en uno de los barcos atracados en el puerto de Barcelona, pero cree que debería haber estado desde el lunes, porque estaban «abandonados a su suerte».

Ahora sólo le queda esperar a que se solucione el conflicto y José, y el resto de sus compañeros, vuelva a casa.