Palacio de San Telmo, de los Montpensier al poder andaluz

Si no fuera un edificio de uso administrativo, este inmenso palacio sería uno de los monumentos más visitados

08 may 2018 / 08:30 h - Actualizado: 08 may 2018 / 11:44 h.
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  • Vista frontal de la fachada del Palacio de San Telmo frente a los Jardines de Cristina. / Txetxu Rubio
    Vista frontal de la fachada del Palacio de San Telmo frente a los Jardines de Cristina. / Txetxu Rubio
  • Fachada de los espejos de San Telmo. / E. C.
    Fachada de los espejos de San Telmo. / E. C.
  • Vista de la escalera principal de la puerta de Roma. / Efe
    Vista de la escalera principal de la puerta de Roma. / Efe
  • Detalle de restos arqueológicos en el interior. / El Correo
    Detalle de restos arqueológicos en el interior. / El Correo
  • Fachada norte del Palacio de San Telmo con detalle del grupo escultórico de sevillanos ilustres. / El Correo
    Fachada norte del Palacio de San Telmo con detalle del grupo escultórico de sevillanos ilustres. / El Correo

Sevilla es barroco puro. Cómo negarlo. Pero si algo viene a demostrar este recorrido por las casas palacio es que la configuración de la ciudad que hoy conocemos y admiramos comenzó a dibujarse en el Renacimiento, cuando el paisaje de lo que hoy llamamos centro histórico comenzó a poblarse de casas señoriales. No es tanto el caso del Palacio de San Telmo, edificio construido entre los siglos XVII y XVIII para ser la sede de un colegio de marineros. Aunque sin embargo, la gloria al inmueble le aguardaba a partir del año 1849, cuando pasó a ser residencia de los Duques de Montpensier, que realizaron grandes intervenciones en él, entre ellas se concluyó la torre norte y se construyeron la portada del apeadero, el ala este y el salón de baile.

Hoy San Telmo es uno de los edificios más icónicos de la ciudad, aunque eso no lo convierte necesariamente en bien conocido, toda vez que las visitas son concertadas y carece de un horario de apertura al público establecido. Tras disfrutarlo como residencia particular, la Duquesa de Montpensier, la Infanta María Luisa de Orleans, lo cedió al morir a la Archidiócesis de Sevilla para su adaptación como Seminario, donando con él además sus jardines, convertidos en lo que hoy forman parcialmente el Parque de María Luisa. Finalmente, en el año 1989 el palacio fue cedido por el Arzobispado de Sevilla para albergar en él la sede de la Presidencia de la Junta de Andalucía.

Fachada, patio principal y capilla son los elementos arquitectónicos que mejor conserva San Telmo de su fisonomía original. Sin embargo es la fachada norte (en la calle Palos de la Frontera), de 1895, la que atesora la imagen más popular del palacio. En su parte superior vemos una serie de 12 esculturas de sevillanos ilustres realizadas por Antonio Susillo. Son: Juan Martínez Montañés, Rodrigo Ponce de León y Núñez, Diego Velázquez, Miguel Mañara, Lope de Rueda, Diego Ortiz de Zúñiga, Fernando de Herrera, Luis Daoíz, Benito Arias Montano, Bartolomé Esteban Murillo, Fernando Afán de Ribera y Téllez-Girón y Bartolomé de las Casas.

Catalogado el Palacio como Bien de Interés Cultural desde el año 1968, San Telmo es también célebre por su valiosa y valorada capilla, que cuenta con cinco retablos del siglo XVIII y es de exuberante barroquismo. En el centro del altar mayor está la Virgen del Buen Aire, protegida por san Pedro y san Andrés. Además, Antonio Cabral Bejarano realizó algunas pinturas para la capilla en 1850, deviniendo en una de las colecciones más prestigiosas del pintor sevillano, de quien el Museo de Bellas Artes atesora buena parte de su obra pictórica.

«La entrada a San Telmo es espectacular». Es una de las opiniones más reiteradas entre quienes han dejado sus impresiones registradas en Google. «No puedes imaginar desde fuera lo inmenso que es por dentro», se lee en otra reseña. Con todo, el espacio de la visita es limitado, así como la posibilidad de hacer fotos a determinadas instancias por unos sucintos «motivos de seguridad» que en ningún lado se detallan. Por cierto, muchos curiosos buscan en su interior alguna pista del supuesto fantasma que se pasea por el interior, un espectro que los investigadores de lo paranormal han vinculado con la familia de los Montpensier y de cuya existencia han dejado constancia los diferentes vigilantes de seguridad que hablan, como casi siempre, en términos genéricos de pisadas y pequeños ruidos.

«Si San Telmo abriera sus puertas sin necesidad de hacer reserva previa en poco tiempo se convertiría en uno de los monumentos más visitados de Sevilla, porque su interior, a pesar de estar muy restaurado e intervenido, es uno de los más fastuosos de todas las casas palacio de Sevilla», opina Javier Guisando, técnico de turismo y buen conocedor de un edificio en el que ha realizado numerosas visitas guiadas. El ser sede, desde 1992, de la presidencia de la Junta de Andalucía confieren al lugar una peculiaridad alejada del puro ámbito turístico.