Santa Cruz pide un control de las rutas y teatro callejero que alteran el barrio

Los vecinos critican a las entidades y empresas que aprovechan el tirón turístico para explotar el barrio «de mala forma» y perjudicar a los residentes

Manuel J. Fernández M_J_Fernandez /
06 feb 2018 / 21:34 h - Actualizado: 07 feb 2018 / 13:08 h.
"Barrios","Casco Antiguo - Centro","Turismo"
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Carmen, la cigarrera, corriendo despavorida por la calle o Bartolomé Esteban Murillo vociferando como si hubiera perdido la sesera. No faltan días de gymkanas y competiciones de grupos arrollando todo lo que encuentran a su paso para completar la ruta a pie o en segway. Bailes y ropa tendida en pasillos, comidas a mesa y mantel en zonas comunes de los alojamientos ilegales... Son las escenas «lamentables» que llevan tiempo soportando los vecinos de Santa Cruz a causa de quienes explotan el barrio «de mala forma» aprovechando el tirón turístico.

La asociación de vecinos Amigos del Barrio de Santa Cruz ya lo advirtió hace unos meses cuando se anunciaba el Año Murillo y, con ello, el riesgo de crear productos y rutas culturales de dudosa calidad por empresas que quieren sumarse al carro de este plus añadido a la oferta sevillana. «Tiene que haber un control sobre las actividades paralelas que se desarrollen. No puede ser que las calles se llenen de personajes históricos danzando sin más», ha llegado a reiterar la presidenta vecinal María José del Rey, que siempre se ha mostrado dispuesta a buscar «un equilibrio» entre el turismo y los vecinos de un barrio que defiende su identidad.

De hecho, en un escrito presentado a la Comisión Especial de Sugerencias y Reclamaciones del Ayuntamiento de Sevilla, los vecinos solicitaban que «los libre de las decenas de personas disfrazadas de Murillo que aparecen por la calle mintiendo a escolares». Los vecinos cuestionan los famosos itinerarios culturales y el trabajo de los «falsos guías» que, «sin cualificación ni sensibilidad» campan en todo el entramado histórico de Santa Cruz. «Este sector no está sujeto a normas y las autoridades deberían revisar la veracidad de sus explicaciones y la cualificación de estos conductores de grupo», concreta una familia que desde hace más de diez años vive en la calle Rodrigo Caro. Estos residentes recuerdan también «los problemas de contaminación acústica» y «la obligación de reducirlo con el uso obligado de whispers y audífonos».

Otros han visto agotada su paciencia y han tomado medidas para visualizar su malestar con esta situación de «gymkanas o teatros callejeros que ridiculizan a los personajes históricos de la ciudad», y guías «oportunistas» que dan informaciones incorrectas, «cambiado la historia o simplemente inventándosela». Es el caso de una vecina de la calle Judería. Sus balcones floridos y eternamente fotografiados han sido despojado de macetas como medida de protesta.

Ángeles, que suele encargarse cada primavera de vestir de flores toda la fachada de su domicilio a través de la distribución de macetas espectaculares en los balcones, ha relatado que se ha sentido «asediada» al comprobar como le quitaban las flores, los visillos y hasta se encaramaban a las ventanas de la fachada para sacarse una fotografía. «No se puede vivir así. Aquí también viven vecinos. Llevamos tiempo viendo cómo se está degradando estética y patrimonialmente el barrio. Por ejemplo, hemos tenido que reparar varias veces la reja de la calle Vida. Todo el mundo se sube a hacerse una foto», ha confesado la representante vecinal.

A todo ello, se suman las críticas contantes a «la invasión de la vía pública» con cartelerías y productos expuestos en la acera, «impidiendo el tránsito normal de las personas» y «vulgarizando el entorno» de este enclave histórico de Sevilla que quiere seguir compatibilizando su uso turístico y residencial.