Sevilla es la ciudad de los sueños, la de las noches eternas y la ciudad de la luz. Sevilla es esa capital que atrapa y enamora, por la que gusta perderse, en la que marearse no supone una angustia. Sevilla está llena de virtudes y razones que te invitan a volver. Sevilla está repleta de historias que gustan, de personajes que han escrito con ilustre maestría la trayectoria de su evolución. Pero Sevilla también es esa ciudad que parece no querer avanzar o a los que algunos impiden avanzar. Sevilla es la ciudad que, en 2017, ha vuelto a elegir a un hombre como pregonero de su Semana Santa, el mayor escaparate de nuestra capital al mundo.
No hay duda. José Ignacio del Rey Tirado cuenta con cualidades más que suficientes para subirse al atril del Maestranza a esbozar a los sevillanos la proximidad de nuestra semana grande. Ahí no está el debate.
La cuestión es que, aún hoy, cuando de sobra hemos superado el umbral que marcaba el inicio del siglo XXI, que nuestra Semana Santa contara con una disertación hecha en femenino sería catalogado como sorpresa. Aún hoy el Consejo de Hermandades y Cofradías considera que no ha llegado el momento de afanarse en buscar a una mujer para que sea la pregonera –con mayúsculas– de nuestra Semana Santa. Así es.
Vista la situación, Juan Carlos Cabrera tampoco será el delegado de Fiestas Mayores del Ayuntamiento de Sevilla que presente a una mujer como pregonera de su Semana Santa. A él también le toca lidiar con un consejo rancio y que no asume que son muchos los que miran con lupa sus actitudes y acciones, y que sus miembros también deben ser ejemplificantes.
Al leer estas palabras muchos considerarán que están repletas de dureza y crítica. Puede ser. Pero lo que realmente es duro es que el papel de la mujer en nuestras cofradías siga estando relegado a un segundo plano. Eso, créanme señores del consejo, si que es duro y difícil de creer.
Pero que no se preocupen. Sevilla seguirá discutiendo de itinerarios, bandas y costaleros. Seguiremos esperando con ansias la solución que los de San Gregorio dan al conflicto del Martes Santo. Y es que, nadie –o casi nadie– se ha parado a pensar en que la decisión del pasado sábado es una muestra más del machismo y anacronismo que aún reina en nuestras cofradías.
Es triste que las mujeres solo ocupen páginas de la actualidad cofrade de Jueves Santo en Jueves Santo. Y no lo hacen precisamente por sus logros. Lo hacen por su indumentaria, por sus mantillas o por los zapatos que llevan.
Así es. Sevilla se queda, una vez más, sin pregonera. Sevilla se queda sin hablar en femenino. Sevilla vuelve a decir no a una realidad que desde las altas esferas cofrades se empeñan en no asumir. Así nos va.