«Sevilla necesita más creadores de desarrollo sostenible y riqueza distribuible»

Desde la Escuela Superior de Ingenieros Industriales, Gómez Camacho hace ver las oportunidades de empleo y prosperidad que ofrece innovar en tecnología espacial con aplicaciones terrestres

Juan Luis Pavón juanluispavon1 /
01 abr 2018 / 07:19 h - Actualizado: 02 abr 2018 / 11:05 h.
"Son y están"
  • Carlos Gómez Camacho, en la Escuela Superior de Ingenieros Industriales, con la estructura interna del Giraldillo (vástago y sistema de giro) al fondo. / Manuel Gómez
    Carlos Gómez Camacho, en la Escuela Superior de Ingenieros Industriales, con la estructura interna del Giraldillo (vástago y sistema de giro) al fondo. / Manuel Gómez

El Foro Aeroespacial de Andalucía lleva 16 años de trayectoria, con más de 150 sesiones. La que hace el número 156 tendrá lugar el próximo miércoles 4 de abril, como siempre con entrada libre y en el salón de grados de la Escuela Superior de Ingenieros Industriales, en Cartuja. Quien dirige dicho Foro es el catedrático Carlos Gómez Camacho, que a lo largo de 40 años ha vivido e impulsado multitud de proyectos y actividades para la participación de alumnos, profesionales, empresas e instituciones de Sevilla y Andalucía en la tecnología aeroespacial y en sus aplicaciones terrestres.

Carlos Gómez Camacho, casado, padre de dos hijos (ella trabaja en Sevilla, él en México), vive en el Arenal, en la calle Malhara, «tan anónima que a los últimos cuatro alcaldes les he pedido que la rotulen, porque no tiene nombre a la vista, y aún no lo han puesto». Su padre fue científico y toda su carrera la hizo en el Instituto de la Grasa. Su madre estudió Magisterio pero no ejercía al tener seis hijos, nuestro entrevistado es el primogénito.

–¿Cuál fue la Sevilla de su infancia y adolescencia?

–Nací un 31 de diciembre, hace 65 años, en el Porvenir, en la casa de mis abuelos. Con tres años nos fuimos a la calle Céspedes, al lado de la iglesia de San Bartolomé. Mis primeros recuerdos son jugando en los Jardines de Murillo con mis hermanos y primos. Cuando tenía trece años, nos mudamos a Heliópolis. Toda mi etapa escolar la hice en el Claret. Cuando aún vivía en el centro, a veces me quedaba a comer con mi padre en el Instituto de la Grasa, al lado del colegio, o con mi tía Lolita, que vivía en los pisos para militares también junto al Claret. Con 17 años, me fui a Madrid para hacer la carrera de ingeniero aeronáutico.

–¿Y su primer trabajo?

–En la Plataforma Solar de Tabernas (Almería), en 1980-81. Llegué cuando me propusieron una plaza de profesor no numerario en la Escuela de Ingenieros de Sevilla, eso me hizo especializarme en energía solar. Viví la última etapa de construcción, los primeros ensayos y la puesta en marcha de la plataforma con su inauguración. Tabernas ha sido un símbolo de la innovación a nivel internacional y desde Andalucía. Y no es de extrañar que un ingeniero aeronáutico como yo se relacionara mucho con los temas de energía. Hace medio siglo, las energías renovables se desarrollaban sobre todo desde el sector aeroespacial. Por ejemplo, las principales aplicaciones de energía fotovoltaica eran para la actividad en el espacio.

–¿Vivían en el desierto?

–Residíamos en Almería capital. Allí me trasladé con mi esposa, embarazada, y con nuestra hija que aún no había cumplido un año. La experiencia fue estupenda. Almería es un lugar delicioso para vivir, la gente es encantadora. Y el ambiente internacional de investigadores en la Plataforma, con personas de nueve países, fue para mí un gran cambio en comparación con el de las universidades españolas de los años 70. Todos los días nos trasladaban en un espartano Land Rover, tardábamos una hora en recorrer los 37 kilómetros de distancia.

–¿Cómo lo convirtieron en una extensión de la Escuela de Ingenieros de Sevilla?

–Cuando empecé en ella como profesor ayudante, junto a Valeriano Ruiz, personalidad sobradamente reconocida en el campo de la energía renovable, empezamos a enviar en verano a Tabernas a nuestros alumnos. Años después, logramos que hicieran el proyecto fin de carrera y siguieran como investigadores en la Plataforma. Muchos de sus responsables han sido antiguos alumnos. Y han expandido por el mundo la energía renovable. Porque Tabernas ha sido un polo de atracción. El convenio firmado con el DLR, el Instituto Alemán de Investigación Aeroespacial Alemán, ha sido muy fructífero para consolidar el desarrollo tecnológico de toda la energía solar de concentración, que se ensaya allí.

–¿Qué ha aportado la Plataforma Solar de Tabernas a la innovación en el sector energético?

–Lo primero, demostrar la viabilidad de las distintas tecnologías solares de concentración: producción de electricidad, calor de proceso, destoxicación. Por ejemplo, la destoxicación en Almería es importante porque con todos los invernaderos agrícolas se emplean muchos productos que son químicamente muy agresivos. El agua que se utiliza para lavar esos recipientes queda altamente tóxica. Y se empleó tecnología solar para conseguir inertizar esas aguas de lavado respecto de esos productos.

–¿Alguna de la que se sienta especialmente orgulloso?

–La producción de oxígeno mediante energía solar concentrada por descomposición de regolita lunar. Se ha logrado demostrar científica y técnicamente, cuando además hacerlo en nuestro planeta es más difícil porque las condiciones para hacerlo son más favorables en el espacio o en la Luna que en la Tierra. Lo está llevando a cabo el alemán Thorsten Denk, asentado como investigador en Almería.

–La Plataforma Solar es noticia en los últimos años por sus dificultades presupuestarias. Hasta en la revista ‘Science’ lo han resaltado.

–Hay dinero y no se puede utilizar. Seis millones de euros tiene retenidos el Ministerio de Hacienda. En un campo donde España es puntera a nivel mundial, demuestra la poca seriedad y fiabilidad de nuestras instituciones. ¡Cuánto cuesta ganar esa reputación, y qué rápido se pierde! Es un contrasentido.

–¿Por qué la comunidad científica e investigadora no se moviliza como los pensionistas?

–Quizá porque la investigación, sobre todo cuando eres joven, te absorbe tanto y te gusta tanto que prácticamente es tu mundo. No quieres salir de ello por otra cosa, y ante los problemas se piensa: “Ya veremos. Ya me lo arreglarán”.

Alemania produce mucha más energía solar que España porque en su clase política hay más consenso sobre este tema entre todo tipo de partidos. ¿Cómo se explica la divergencia entre la España investigadora y la gubernamental?

Quien fuera capaz de responder a esa pregunta merecería ser presidente perpetuo del gobierno en España. Y garantizo que nuestros alumnos no son inferiores a los de ningún país del mundo. Lo demuestran allá donde salen. Me pregunto: ¿por qué esa gente, con esos conocimientos, y con esa actitud, en otros entornos fragua una economía sostenible, distribuida, de crecimiento armónico y aquí no se hace?

–¿Qué se responde?

–Hablemos no solo de España, sino de Andalucía y Sevilla, que es donde estamos. La gran diferencia entre la Sevilla dinámica, que existir existe, y la Sevilla que se mueve por inercia, que es la que tiene más fuerza. Por ejemplo, cómo se dedica gran cantidad de talento y de capacidad organizadora a las cofradías en Sevilla, o a los carnavales en Cádiz. ¿Y no se pueden dedicar también esas capacidades a otras cosas?

–En Sevilla no solo hay hermandades. Hay muchos centros científicos, universidades, polígonos industriales, instituciones culturales, festivales, ONG’s,...

–Sí, hay muchas personas valiosas y muchas asociaciones valiosísimas. Pero tienen poco conocimiento y poco reconocimiento, desde todos los puntos de vista. Empezando por el político y el económico. Y el más importante, que es el social. Hay grupos de personas que hacen muy bien las cosas, con muchísimo mérito, pero padecen un problema de crecimiento porque no hay una especial acogida social a sus novedades. Nadie mira raro a quien quiere poner un bar. Aún se mira con perplejidad a quien desde la Universidad quiere crear una empresa ‘spin off’.

–¿No cabe autocrítica entre quienes se consideran más dinámicos? Puede que deban superar también algunas inercias propias.

–Organizo el Foro Aeroespacial de Andalucía. Creo que es muy interesante. Pero la verdad es que viene muy poca gente. Y cuando voy a otros actos relacionados con el sector aeronáutico, pasa exactamente igual, estamos siempre los mismos. Y somos conscientes de que los temas son interesantes, y las personas que hablan lo saben contar muy bien. ¿Por qué tenemos poco poder de convocatoria? Evidentemente, los que organizamos tenemos que reflexionar por qué es así. Quizá porque los recursos son limitados, y la capacidad de sociabilidad de muchas personas, si ya están muy dedicadas a una cosa, les queda poco margen para hacerlo en otros aspectos. Por eso en Sevilla hay muchas cosas muy interesantes, pero afectan a un número muy pequeño de personas. No tenemos masa crítica para tener una influencia social que signifique un cambio.

–Pero usted participó, por ejemplo, en lograr hace 40 años que los Jardines del Valle se salvaran y fueran un parque público.

–Formé parte del Grupo Ecologista Autónomo de Sevilla, con Curro Oñate, Juan Eugenio Mena, entre otros. El Banco de Granada había acordado eliminar los jardines del antiguo Colegio del Valle y colmatar el solar construyendo pisos con la misma densidad del resto de la avenida. Éramos, literalmente, cuatro gatos, sin tener la más mínima experiencia organizativa de ese tipo de reivindicaciones. Pero es cierto que había sensibilidad al respecto por parte de partidos políticos, de asociaciones vecinales, de sindicatos, etc. Y hubo una buena respuesta por parte de José Ramón Pérez de Lama, alcalde, para decidir que se impidiera esa operación inmobiliaria.

–¿Cuáles son las líneas de desarrollo tecnológico sobre las que ahora hacer evolucionar la creación de empresas de energía y/o de aeronáutica?

–En energía renovable, el futuro pasa necesariamente por la síntesis artificial de materias primas y combustible. Eso es lo que ha hecho la naturaleza a lo largo de millones de años dando lugar al petróleo o al gas. Ahora nosotros podemos hacerlo en minutos. Las energías renovables tienen muchas ventajas pero también tienen muchos inconvenientes porque aún no se han resuelto los problemas de espacialidad, temporalidad y almacenamiento. Cómo solucionar la necesidad de luz por las noches con la energía producida durante el día con el sol. Cómo llevarla a las regiones con poco sol desde las que tienen sol al máximo. Esos problemas se deben afrontar empleando la energía renovable para crear materia prima estable, transportable y almacenable, como son los combustibles fósiles o las materias primas.

–¿Y en la industria aeronáutica?

–En Andalucía, afortunadamente, desde el punto de vista político empieza a haber una clara sensibilidad para potenciar las estrategias industriales aeronáuticas diversificándolas hacia el sector espacial, que es su aliado natural. Y en Andalucía somos muy buenos en aplicaciones para el espacio: en medioambiente, en agricultura,... somos referentes mundiales. Aprovechando el tamaño, diversidad y situación de Andalucía, estoy convencido de que podemos desarrollar aplicaciones espaciales que fortalezcan nuestra economía. Y tenemos muchas empresas, tanto aeronáuticas como energéticas, que están avanzando y triunfando a sabiendas de que las dificultades son un reto continuo a superar.

–Indique un ejemplo.

–El proyecto español SMOS para determinar la salinidad y temperatura del agua del mar. Eso es fundamental para las piscifactorías, para el turismo, etc. El lugar ideal para probar esa tecnología es Andalucía. Otros ejemplos: el estudio desde satélites sobre el estado y evolución de los olivares: anticiparse al desarrollo de plagas, detectar estrés hídrico, o falta de nutrientes; o el análisis de los incendios forestales y evaluar en tiempo real su evolución, información exacta sobre los daños causados y de qué manera paliarlos. Es fundamental el valor estratégico y económico que tienen esos ejemplos.

–¿Será posible una reindustrialización de Andalucía?

–Hay que resolverlo pronto. No podemos olvidar que estamos en una sociedad con gravísimos problemas de paro, de niños en riesgo de pobreza. En esto no valen tonterías ni medias tintas, muchas personas quedan marcadas de por vida cuando somos una sociedad que no toma las decisiones adecuadas.

–¿Va a participar en las actividades de Sevilla 2019 Capital de las Ciudades Europeas Ariane?

–Voy a dirigir del 15 de julio al 11 de agosto de este año 2018 un curso de verano, en la Escuela Superior de Ingenieros, con 35 estudiantes de ingeniería aeroespacial de universidades que están en la Comunidad de Ciudades Ariane: Toulouse, Bremen, Hamburgo, París, Roma, Pisa, Leicester...

–¿Qué puede deparar para Sevilla esa capitalidad durante 2019?

–Va en consonancia con el creciente interés que el Gobierno andaluz y el Ayuntamiento de Sevilla tienen en este sector de desarrollo. Quien más apoyó esa candidatura, durante el mandato del alcalde Zoido, fue Javier Landa, que era primer teniente de alcalde. Celebro que el alcalde Espadas viera también que era bueno para la ciudad. Le han encargado a Silvia de los Santos, especialista en aeronáutica de la Corporación Tecnológica de Andalucía, que organice todo el programa de actividades. Animo a toda la ciudad a vincularse, a hacer propuestas, a participar.

–¿Hay mimbres?

–Más y mejores de lo que se piensa. Inés Méndez, de la Agencia Andaluza del Conocimiento, elaboró en 2016 un estudio y detectó que en Andalucía hay 160 focos de actividad relacionados con el espacio, entre empresas, organismos, instituciones, etc. Ya hemos superado ese terrible punto muerto en el que nadie quería hacer nada. Es verdad que en muchos de esos focos, lo espacial es aún una actividad pequeña dentro de lo aeronáutico, pero va a más. Por ejemplo, hace escasas semanas, los estudiantes de Euroavia han organizado en la Escuela de Ingenieros un simposio internacional sobre espacio. Y hace escasos días se ha celebrado, también en la Escuela, otro seminario Sinasa que comanda María Ángeles Martín Prats, que además dirige la empresa Skylife Engineering y tiene ya contratados 30 ingenieros.

–¿Todo ello va a permitir en Andalucía menor dependencia de Airbus?

–Se diversifica cada vez más la actividad, y el mérito es de los más jóvenes. Tradicionalmente, el sector aeronáutico andaluz era muy corto de miras. Hoy en día, el mercado es global, y el hábitat natural de nuestros talentos es todo el planeta. Teniendo que ser competitivos. Esa diversificación también le viene bien a Airbus, no le interesa que en su entorno desaparezcan empresas con las que ellos se sigan relacionando cuando tengan carga de trabajo.

–¿Los jóvenes de hoy están más dispuestos a resolverse su futuro por sus propios medios, en comparación con los de su generación?

–Entre mis alumnos, la inmensa mayoría está convencido de eso. Pero no por la situación de crisis que ha habido en España, sino por el gran cambio de mentalidad entre ellos. Quieren salir, quieren conocer, quieren sentirse ciudadanos del mundo, ya sea en Europa, en China, en América, en India... El proyecto Erasmus ha sido genial para esa evolución. Me comparo con ellos hace más de 40 años, y la actitud del alumnado era totalmente distinta.

–Fue uno de los fundadores de la Asociación Iniciativa Sevilla Abierta para fortalecer el papel de la sociedad civil. ¿Qué ha de lograr?

–Ser más creativos, en la acepción de crear cosas tangibles. Está muy bien la economía del conocimiento, es muy agradable reunirse, pero hay que lograr hacer cosas. Estamos en Andalucía, tenemos una muy alta tasa de paro y pobreza. Hay que dar ese paso. Hay que crear riqueza sostenible, distribuible y desarrollable.

–¿Nuestra sociedad es consciente de que alcanzar la prosperidad no se delega?

–He entrado en la tercera edad y cada vez soy más consciente de eso. Personalmente, siento una responsabilidad social, cada vez más acuciante, de que tenemos que hacer cosas. Aquí, los que vivimos bien, lo tenemos muy bien. Pero hay mucha gente que no vive bien. Y hay mucha gente que vivía bien y que ahora vive muy mal. Y el mundo cambia muy rápido. O tenemos una base social mucho más comprometida con ese crecimiento sostenible y distribuible, con la creación de economía y riqueza para la sociedad, o lo que hay de bienestar puede tardar muy poco en desaparecer. Porque solo algunos hemos empezado a salir de la crisis. Eso es una cosa que me preocupa mucho.

–Usted ha cumplido 65 años. ¿A qué se quiere dedicar ahora?

–Sigo en activo, y disfruto ahora mejor la vida porque tengo un problema de corazón bastante serio. Displasia arritmogénica del ventrículo derecho. Coloquialmente: la ‘muerte súbita del deportista’. Lo que sufrió el futbolista Antonio Puerta. Me lo descubrieron en 2009, cuando se lo comenté a mi hermano, médico, tras sufrir una extraña sensación dando una clase, en la que se me redujo mi campo de visión y mi capacidad de verbalizar con palabras adecuadas lo que quería explicar a los alumnos. Y puedo decir, objetivamente, que ahora tengo mejor calidad de vida que hace nueve años. Voy andando a todas partes, me ejercito una hora al día, hago pilates, medito una hora al día desde que descubrí el ‘mindfulness’, controlo mi régimen de comida, ni fumo, ni bebo alcohol ni tomo café. Es la vida lo que saboreo.