Turismo de sombras y aspersores

Los turistas veraniegos acuden al ingenio para disfrutar de la ciudad ‘con la que está cayendo’: seguir el agua de los bares, los helados y los abanicos

h - Actualizado: 24 ago 2016 / 08:50 h.
"Turismo"
  • Dos turistas se refrescan lo mejor que pueden en la fuente de la plaza de España.
    Dos turistas se refrescan lo mejor que pueden en la fuente de la plaza de España.

Los turistas nacionales Beatriz y David se han inventado una nueva guía para Sevilla: «la ruta por los aspersores de las terrazas y las sombras». Procedentes de Vigo, olvidan el mapa en la Avenida de la Constitución y hacen uso del ingenio para disfrutar de la ciudad en pleno agosto, y «sin morir en el intento».

Mientras que los sevillanos huyen en los meses estivales, los visitantes no paran de llegar, viviéndose un repunte entre los turistas extranjeros. Parece que el atractivo monumental y de ocio de la ciudad hispalense gana la batalla a la caló, incluso en plenos meses de julio y agosto, «con la que está cayendo».

Los visitantes extranjeros y nacionales que eligen como destino Sevilla en verano aprenden rápido –por pura necesidad– los trucos para sobrellevar el caluroso temporal. No es difícil identificar como nuevo punto turístico las fuentes de agua de la ciudad, en particular las del centro histórico. «Aunque entramos cada dos por tres en bares a pedir vasos de agua», puntualiza Kerzerho Camilla, originaria de Francia. «El tiempo es secundario, los tres días que estaremos aquí los vamos a aprovechar al máximo», insisten ella y su amiga.

Este es el mejor truco: «agua, mucha agua». Ya que, más que por la cámara de fotos, estos turistas son fácilmente identificables por su atuendo de gorros y sombreros, chanclas, abanicos, botellas de agua y refrescos en mano. También lo intentan con los helados, pero la opción se derrite demasiado pronto. Es por ello que muchos aprovechan y visitan casi todos los centros comerciales por los que pasan, entrando a través de sus puertas casi celestiales de aire acondicionado. Y en sus mochilas, algo imprescindible: «estamos todo el día untándonos en crema solar», dicen el grupo de amigas francesas Emilie y Luu. «Hemos venido a ver a una amiga que está aquí de Erasmus, disfrutamos mucho de la ciudad y su ocio pero si podemos nos escapamos a la playa y la piscina», puntualizan. Así lo realizan también la pareja italiana de Romina y Alessandro, que repiten viaje a Sevilla, y una vez aprendida la lección, combinan la estancia aquí con viajes a la playa. Aunque en su mediterráneo país también abundan las altas temperaturas, admiten «que el calor de España es peor que el italiano».

Turistas que aprenden rápido que es mejor apoyarse en una pared a la sombra que sentarse en un banco a pleno sol –la piedra sevillana quema–, y que los abanicos son el souvenir perfecto.

Los turistas nacionales vienen ya avisados por los telediarios: «nos esperábamos la caló peor del mundo y, bueno, es verdad, pero aunque sea no nos ha pillado por sorpresa», opina una familia al completo, niños incluidos, de Huesca. Otros, hacen uso de valentía, como una familia del País Vasco que hace estancia en Punta Umbría «pero teníamos que venir a Sevilla mínimo un día sí o sí, aunque hubiera 50 grados a la sombra. Que es lo que hay».

Y, ¿por qué en agosto, y no en otra época del año? «Porque es cuando tenemos vacaciones todo el mundo», insisten los turistas, nacionales y extranjeros. «Y Sevilla nos llama».