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Numerosos jóvenes ‘toman’ el entorno de la Alfalfa, en una imagen tomada en 2015. / El Correo
«Sevilla tiene un problema peliagudo en primavera-verano con las terrazas y locales nocturno, algo normal porque se vive la calle. No somos Estocolmo ni Copenhague, pero nuestra normativa a veces está pensada más para esas ciudades que para una ciudad mediterránea como esta». Ese es el lamento, aireado en voz alta, por el delegado de Hábitat Urbano, Cultura y Turismo, Antonio Muñoz, que ya se ha mostrado predispuesto a que Sevilla sea capital europea del ocio nocturno, pero no sin antes buscar la fórmula de conciliar esta oportunidad turística con el derecho al descanso de aquellos sevillanos que viven de cerca la movida.
En esa búsqueda del punto intermedio se lleva prácticamente desde finales del siglo pasado, cuando Sevilla se adhirió al Pacto por la noche impulsado por la Junta de Andalucía. Y, aunque se avanzó en el aspecto punitivo –la prohibición de beber en vía pública con riesgo de sanciones–, aún persisten muchos flecos en la convivencia. La última intentona se inició el pasado martes cuando el pleno al completo, es decir, con el voto favorable de todos los grupos (PSOE, PP, Participa, Ciudadano e IU) aprobó una moción presentada por los populares para la constitución de una mesa del ocio en el que debatir «el marco de convivencia adecuado donde se compatibilicen todos los derechos afectados».
El PP propuso una primera mesa donde participaran asociaciones de vecinos, plataformas vecinales y hosteleros, pero finalmente Participa Sevilla incluyó a un cuarto agente clave en este foro de debate: los propios jóvenes. «El ocio lo protagonizan los jóvenes y, por tanto, tenían que estar en esta mesa», reivindicó la portavoz de Participa Sevilla, Susana Serrano, extremo aceptado por los populares.
‘Compromiso’ de Espadas
Su concejal Jaime Ruiz defendió esta iniciativa e incluso recordó la predisposición que tenía el alcalde, Juan Espadas, cuando se encontraba en la oposición, desempolvando una moción socialista de octubre de 2014 donde se invitada al por aquel entonces regidor hispalense, Juan Ignacio Zoido, a que «intentara sentarse con hosteleros, vecinos y jóvenes y discutir ese problema». Zoido, en aquel momento, no llegó a concretar nada y ahora los populares invitaban a que Espadas cogiera las riendas de estas quejas. El modelo planteado es que se promueva, de primeras, una Carta Ciudadana como la realizadas en Madrid, que contempla, entre otras medidas, la elaboración de un plan integral de medidas sobre ocio y vida nocturna o abrir un debate social sobre el civismo y la correcta convivencia ciudadana o promover las modificaciones en la normativa municipal que sean necesarias para la ordenación del ocio.
En el propio pleno, el socialista Muñoz no eludió el envite. Reconoció que el ocio nocturno es un problema «poliédricro», puesto que «no es lo mismo la botellona que el ocio nocturno reglado, ni es lo mismo el ocio cultural para los turistas que para los sevillanos». Con esta consideración previa, el delegado de Hábitat Urbano señaló que el congreso de ocio nocturno celebrado recientemente en Fibes le ha permitido a Sevilla empaparse de diferentes iniciativas de conciliación que se han acometido en Berlín, Amsterdam, Barcelona o Valencia.
Seguidamente, llegó esa queja a la normativa vigente y no ajustada a la realidad de la capital hispalense. Al respecto, aclaró de que si es para adaptar la normativa a la realidad sevillana, «bienvenida sea» la creación de esta mesa. Y lanzó un aviso a navegantes: «No caigan en el error de pensar por los jóvenes. Muchas veces, el error de los principales gobiernos es que la normativa de la noche la hacen los que no tienen ni idea de cómo se mueve la noche», reivindicó Muñoz, que lanzó este mensaje después de que otros grupos hubieran redirigido el debate hacia la apertura los fines de semana de colegios o centros cívicos. «No pensemos que los jóvenes de hoy quieren lo mismo que nosotros cuando teníamos 18 años», advirtió.