Sevilla fue la mayor ciudad en manos de los golpistas de 1936 desde el principio de la Guerra Civil. Las asociaciones memorialistas se han esforzado durante años para recuperar los lugares en los que padecieron los vencidos, como los campos de concentración –Merinales, el Canal de los Presos, etcétera– que la rodeaban. El 5 de enero el grupo en el que se integra Cecilio Gordillo, Recuperando la Historia de la Memoria Social de Andalucía (RMHSA) del sindicato CGT y vinculada al proyecto Todos los Nombres para la recuperación de la memoria y la dignidad de las víctimas de la guerra, pidió que se inscribiera como Lugar de la Memoria el cuartel de la Gavidia, un espacio muy vinculado a la Guerra Civil en Andalucía.
En este edificio, hoy sede de la Consejería de Justicia, se alzaba en 1936 la Capitanía General de la II División Orgánica, conocido también como Cuartel de la División. En un despacho habilitado en la planta baja, el virrey de Andalucía, Gonzalo Queipo de Llano, dirigía incendiarias soflamas (hasta el 1 de febrero de 1938) transcritas para la prensa tras pasar por la censura, que depuraba las palabrotas. Algunas se pueden leer en la hemeroteca de este periódico.
La más conocida de estas barbaridades fue: «Nuestros valientes legionarios y regulares han demostrado a los rojos cobardes lo que significa ser hombres de verdad (...) Esto es totalmente justificado porque estas comunistas y anarquistas predican el amor libre. Ahora por lo menos sabrán lo que son hombres de verdad y no milicianos maricones. No se van a librar por mucho que berreen y pataleen. (...) Estamos decididos a aplicar la ley con firmeza inexorable (...) id preparando sepulturas! Yo os autorizo a matar que si lo hiciereis así, quedaréis exentos de toda responsabilidad».
La brutal guerra radiofónica –tan cruel como la de verdad, tal vez porque esos discursos motivaron a que los golpistas los llevaran a la práctica– fue el gran éxito de Queipo de Llano. Su despacho en el cuartel y su micrófono, explica Gordillo, se conservan, pero en el museo militar de la Plaza de España.
El grupo RMHSA recuerda que en 2011 la entonces consejera de Justicia Evangelina Naranjo prometió hacer del cuartel de la Gavidia un museo de la memoria histórica. «Reunía las condiciones histórico-vinculantes, pero la idea no siguió. Han pasado olímpicamente e incluso han trasladado la Dirección General de Memoria Histórica de ese edificio. Queremos debate sobre la protección de éste y otros lugares de la memoria».
Esta distinción la concede la Junta tras un trámite farragoso: alguien lo propone a la Dirección General, un grupo de expertos historiadores y memorialistas lo evalúa y lo remite al Consejo de gobierno para que lo apruebe (como explica el director general de Memoria Histórica, Javier Giráldez). Implica, se queja Gordillo, la colocación de una placa y la inclusión del Lugar de la Memoria «en un catálogo que aún no se ha hecho. El ayuntamiento correspondiente se compromete a protegerlo, pero no siempre se cumple, como en el caso de la cárcel de Huelva, que se cae a pedazos».
El sexto lugar
En Sevilla los lugares de la memoria son, hasta que se evalúe la propuesta sobre el cuartel donde Queipo de Llano entró armado para hacerse con el poder en la ciudad, la casa de Blas Infante en Coria del Río, su lugar de fusilamiento, La antigua cárcel de La Ranilla, la antigua comisaria de Investigación y Vigilancia de la calle Jesús del Gran Poder y el Canal de los Presos.