La Asociación Histórica Retiro Obrero dio el primer aviso en diciembre: el edificio que albergó el Bingo Gigante, antiguo taller de ballestas, corría un riesgo cierto de ser derribado para construir una promoción inmobiliaria. Ahora, Julián Sobrino, profesor titular de la Universidad de Sevilla y experto en Patrimonio Industrial, advierte de que este caso concreto puede ser el inicio de una ola especulativa similar a la que se vivió hace no tantos años, y que solo se frenó con la llegada de la crisis económica. «Bajo la cobertura de la reactivación inmobiliaria, ahora que comenzamos a salir de la crisis, se van a acometer una serie de atropellos importantes en el patrimonio urbano que no tiene la protección que debería tener. Esta intervención (la de la antigua fábrica de ballestas) viene a formar parte de una nueva dinámica de especulación con el patrimonio urbano de la ciudad», explica Sobrino.

El caso del Bingo Gigante es muy significativo. Se trata de un inmueble de pasado industrial enclavado en la avenida de Miraflores, que fue una de las grandes arterias industriales de Sevilla, pero que no tiene ninguna protección. Luego puede desaparecer, es legal que desaparezca. «El edificio no tiene una protección en el catálogo periférico de arquitectura contemporánea del PGOU», concreta Sobrino.

¿Cuál es el problema? Que esa indefensión «se contradice con otros documentos : la avenida de Miraflores constituye uno de los paisaje urbanos de Sevilla», posee una «especificidad como espacio de industrialización. Tiene una dimensión integral, sus diferentes piezas forman un conjunto que debe tener una protección integral por las relaciones que mantienen: históricas, constructivas, de paisaje...»

Mañana, de hecho, tendrá lugar una reunión entre el concejal de Hábitat Urbano y Cultura, Antonio Muñoz, y la plataforma que defiende la antigua fábrica de vidrios La Trinidad, cercana al taller de Ballestas. La nave central, los hornos y los chimenea de La Trinidad sí están protegidos como Bien de Interés Cultural (BIC). En esa reunión, a la que también acudirá Julián Sobrino, se tratará sobre el proyecto de la antigua fábrica de vidrio, pero también del futuro inmediato de la fábrica de ballestas.

Sobrino insiste en que existe «confirmación científica y académica del valor» de todo el entorno industrial. «Hay un documento, llamado Guía de paisaje histórico urbano de Sevilla, de carácter propositivo, en el que se considera la avenida Miraflores como un todo, como parte integral de un paisaje histórico urbano». La conclusión es que existe una base académica que justifica la protección integral. El documento es de 2005 y estuvo patrocinado por la Unesco. Lo desarrolló el propio Sobrino y en él propone que se proteja «Miraflores y los bienes que la integran, no sólo la arteria principal, sino las parcelas colindantes, porque constituyen una muestra completa y plural de la industrialización de Sevilla».

De manera que en la reunión de mañana, quienes defienden que la fábrica de ballestas no desaparezca irán más allá. «Plantearemos un plan estratégico específico para Miraflores», que abarque «toda la avenida como intervención modélica de un nuevo tipo de ciudad: accesible, integrada, cultural, que respeta su tradición y que favorece a los vecinos». Ya hay un ejemplo de reutilización en este sentido: la antigua fábrica de hilaturas La María, también en Miraflores, un alojamiento residencial que ha cambiado, por lo tanto, los usos, pero que mantiene la tipología y el volumen del inmueble.