Dos focos de luz entre tanta tiniebla

Balance. El campo y el turismo mantienen el pulso económico, pero Sevilla sigue buscando un modelo alternativo. Los parados caen, pero el trabajo es precario

30 dic 2017 / 07:45 h - Actualizado: 30 dic 2017 / 10:23 h.
"Economía","Agricultura","Turismo","Puerto de Sevilla","Empleo","Abengoa","Ybarra","Resumen del año 2017"
  • Una trabajadora inspecciona la aceituna negra cortada. / El Correo
    Una trabajadora inspecciona la aceituna negra cortada. / El Correo
  • Entorno del Puerto de Sevilla. / Jesús Barrera
    Entorno del Puerto de Sevilla. / Jesús Barrera
  • Torre Sevilla. / Txetxu Rubio
    Torre Sevilla. / Txetxu Rubio
  • Gonzalo Urquijo. / Efe
    Gonzalo Urquijo. / Efe
  • Foto de familia del primer día de la nueva fábrica. / F. G.
    Foto de familia del primer día de la nueva fábrica. / F. G.

La economía sigue siendo una de las asignaturas pendientes de la ciudad. La falta de tejido industrial y la dependencia del sector agrícola, cada vez más castigado por la climatología, siguen lastrando el desarrollo económico de la ciudad. No hay una alternativa. Lo que se traduce en una pérdida de peso en el tejido empresarial (23,1 por ciento del total andaluz), a favor de provincias como Málaga, que concentra ya el 23,8 por ciento de las empresas. De hecho, en la provincia la creación de nuevas empresas cayó un 10, por ciento, según datos del Consejo Económico y Social de Sevilla.

El camino del cambio dependerá de lo atractiva que se muestre la ciudad a los inversores. De ahí que infraestructuras como el Puerto de Sevilla o la mejora de las conexiones con el aeropuerto de San Pablo sean claves en este cometido.

Octubre fue un buen mes para testar la capacidad de atracción del territorio hispalense. La declaración unilateral de independencia de Cataluña provocó la salida de un sinfín de empresas. A pesar de que el nombre de Sevilla salió en un par de ocasiones –más de uno esperaba que CaixaBank trasladara a la capital andaluza su sede–, la realidad es que se mudaron a otras provincias vecinas, como Pastas Gallo a El Carpio (Córdoba) y cervezas San Miguel o Sanantur, que optaron por Málaga.

Sevilla sigue dependiendo de un turismo con un nivel de gasto bajo y de los servicios que éste genera, lo que se traduce en un empleo de escasa calidad y marcado por una elevada temporalidad. Más del 95 por ciento de los contratos que se firman tienen fecha de caducidad.

La provincia todavía cuenta con más de 200.000 personas en situación de desempleo. En noviembre había 204.630 parados registrados en el Servicio Andaluz de Empleo, según los últimos datos disponibles. En un año 16.800 salieron de la lista negra del empleo. A falta de conocer los datos de diciembre, probablemente maquillados por la campaña navideña y el preludio de las rebajas, la provincia podría, incluso, bajar de la línea psicológica de los 200.000.


Un Puerto ‘singular’ pero sin dragado.

El Puerto de Sevilla empezó el año con un varapalo: Adif adjudicaba al Puerto de Huelva la explotación de la terminal de Majarabique (ubicada en territorio sevillano). Una decisión que desagradó a políticos y empresarios, pues suponía impulsar el desarrollo económico de una provincia a costa de otra. Durante el primer trimestre, el conflicto de los estibadores por el cambio normativo que quería aprobar el Estado también tuvo su repercusión –aunque leve– en las instalaciones del puerto; pero, sin duda, la peor noticia para la Autoridad Portuaria de Sevilla fue tener que enterrar un proyecto con 18 años de historia: el dragado. La negativa del Estado, la prohibición del Supremo y el rechazo de administraciones, ecologistas y agricultores obligaban al Puerto a cambiar de estrategia y a centrarse en la mejora de las condiciones medioambientales del estuario y en la mejora de la accesibilidad de la vía navegable, como apuntaba el presidente de la institución, Manuel Gracia. No obstante, el Puerto ganaba 20 centímetros de calado al río, permitiendo así la navegabilidad de buques más cargados. Como compensación por el bloqueo del dragado, en septiembre el Estado reconocía la singularidad de esta infraestructura por ser el único puerto de interior de España, lo que le supone un ahorro en las aportaciones al fondo de compensación. Con este reconocimiento, el Gobierno central daba una muestra de apoyo al Puerto de Sevilla como principal nodo logístico y base industrial del sur peninsular.


EEUU ataca a la aceituna negra con aranceles.

La meteorología ha marcado el año agrario. La falta de lluvias y las elevadas temperaturas han puesto en jaque gran parte de los cultivos. Uno de los más afectados, sin lugar a duda, fue la aceituna de mesa. La adversa climatología provocó una caída de la producción de aceituna de mesa, lo que afectó de pleno a la campaña del verdeo, tan importante para el campo sevillano. Los frutos no tenían el calibre necesario para ser entamados, pero los olivareros tenían sobre la mesa un plan B: destinar al molino toda esa aceituna que no servía para envasar y compensar así el descenso de la cosecha.

Pero la gran tormenta ha llegado casi a final del año. Dos productoras de aceituna negra de California, Bell-Carter Food Inc y Musco Family Olive Co., acusaron y denunciaron al sector español de dumping, es decir, de vender por debajo del precio del mercado gracias, según las firmas californianas, a las subvenciones que recibe el sector agrícola en España. El Gobierno estadounidese oyó estas denuncias y a finales de noviembre imponía aranceles a la industria aceitunera española, de hasta un 7 por ciento. Una medida que provocaría pérdidas millonarias al sector olivarero español, y especialmente sevillano, ya que Estados Unidos es el principal cliente de aceituna negra. Ahora el sector prevé invertir hasta cinco millones de euros en el proceso judicial para contrarrestar la medida.

A pesar de los varapalos que ha vivido el sector agrícola, este año ha demostrado su peso en los mercados internacionales. Andalucía sigue liderando las ventas al exterior de alimentos y bebidas en España, sólo hasta agosto exportó más de 7.730 millones. Almería es la provincia con mayor cuota (con el 24,6 por ciento del total), pero le siguen de cerca provincias como Sevilla, que vendió hasta el octavo mes del año 1.884 millones de euros de alimentos y bebidas al extranjeros, el 24,4 por ciento del total de las exportaciones andaluzas.


Torre Sevilla, cerca de colgar el cartel de completo.

El rascacielos sevillano cierra este 2017 rozando el completo. Con la última incorporación, la de la multinacional tecnológica Chakray, en el mes de julio, Torre Sevilla superaba el 91 por ciento de sus plantas ocupadas. En ella residen hasta ahora un total de 13 empresas. Chakray Consulting se unía a otras compañías como Puerto Triana, Sumasa, Building Center, CaixaBank Consumer Finance y el Servicio Intouch de CaixaBank, CaixaBank-Servicios Bancarios, Active Business & Technology, Aenor, Optima TM, Orange España, Ayesa (con cuatro plantas), Deloitte y Everis. 2017 también ha sido el año en el que la cultura se coló en este epicentro de la economía sevillana, con la apertura, en marzo, de Caixaforum. Pero, sobre todo, será el ejercicio en el que el centro comercial que se sitúa a los pies de la torre tomó forma, tras una inversión de 20 millones. Lugar en el que la marca británica Primark abrirá su primera tienda sevillana; aunque no será la única.


Abengoa, entre la recuperación y los tribunales.

La multinacional sevillana alcanzaba en marzo el ansiado acuerdo de reestructuración financiera, por el que recibía más de 1.600 millones de dinero nuevo, y le permitía seguir con la recuperación de su negocio, más centrado en sus orígenes, en la ingeniería y la construcción. Una nueva etapa, que bajo la batuta de Gonzalo Urquijo, no sólo ha conseguido evitar el que hubiera sido el mayor concurso de acreedores de la historia de España, sino que además le ha permitido seguir captando proyectos en mano como varias plantas desaladoras en Marruecos y Arabia Saudí, plantas fotovoltaicas en Chile o varias obras en países como Estados Unidos, Argentina o Reino Unido. Asimismo ha avanzado en su plan de desinversiones, al vender sus últimas acciones de Atlantica Yield y el proyecto A3T en México. De esta forma, la compañía cerraba el tercer trimestre del año con un beneficio por encima de los 4.700 millones.

Mientras que la empresa está centrada en recuperar el renombre, los antecesores de Urquijo se sentaban en el banquillo para defender sus años de gestión. La Fiscalía pedía para el expresidente Felipe Benjumea y su número dos, Manuel Sánchez Ortega, cinco años y cuatro años y tres meses de prisión, respectivamente, por presunta administración desleal como consecuencia de las millonarias indemnizaciones que recibieron por salir de la cúpula de la compañía a pesar de los problemas de liquidez que tenía la empresa. Durante el juicio, que está visto para sentencia, Benjumea defendió que su salida se vio forzada por los bancos.


Arranca la línea de envasado de la nueva fábrica de Ybarra.

Nueve meses después de colocar la primera piedra de la nueva fábrica de Ybarra, la firma ponía en marcha la primera línea de envasado de aceite de su nueva sede, ubicada en el polígono El Aceitunero, el pasado 19 de diciembre. El presidente del grupo, Antonio Gallego, cumplía así su palabra con sus empleados, cuando a principios de año marcaba diciembre en el calendario para volver a producir en su propia casa, una fábrica «para toda la vida». Los más de 150 empleados de la compañía ponían así fin a una pesadilla de más de 520 días que empezaba el 16 de julio de 2016, cuando un incendio calcinó por completo la planta que la compañía agroalimentaria tenía en la carretera de Isla Menor. Ybarra volvía a poner en marcha sus máquinas por su 175 cumpleaños.

Tras el incendio, la firma agroalimentaria mostró su fortaleza por la rápida respuesta que dio a sus empleados, algunos incluidos dentro de un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) y otros trasladados a otros centros de trabajo para mantener la producción. La compañía movió cielo y tierra hasta conseguir las licencias para volver a construir la nueva fábrica, que a pesar de querer mantenerla en el mismo recinto, finalmente trasladó su ubicación al polígono El Aceitunero, en Dos Hermanas, donde ha construido una planta de más de 30.000 metros cuadrados, que le permitirá tener un capacidad productiva un 30 por ciento mayor. Una fábrica con la que la firma no sólo quiere mantener su liderazgo en el sector, sino que pretende que ser una «referencia en Europa».

No ha sido el único hito de la firma agroalimentaria en este año, días antes de estrenar las nuevas instalaciones, Ybarra anunciaba la adquisición de Musa –fabricante de salsas, que ha sido la casa de muchos de los trabajadores mientras se levantaban los cimientos de la nueva sede–. Con esta compra, la compañía pretendía reforzar su condición de especialista en la elaboración de mayonesas y salsas.