La provincia se blinda frente a los incendios

Dispositivo. El Plan Infoca dedica más de 18 millones de euros para la prevención y la extinción en Sevilla, la segunda provincia más afectada en 2017, donde tuvieron que actuar en 49 incendios y 78 conatos

16 jun 2018 / 22:07 h - Actualizado: 17 jun 2018 / 10:04 h.
"Medio ambiente","Incendios","Plan Infoca 2018"
  • Varios efectivos del Plan Infoca realizan tareas preventivas sobre el terreno. / Fotos: Plan Infoca.
    Varios efectivos del Plan Infoca realizan tareas preventivas sobre el terreno. / Fotos: Plan Infoca.
  • Una unidad móvil de meteorología y transmisiones (UMMT).
    Una unidad móvil de meteorología y transmisiones (UMMT).
  • Uno de los helipuertos con los que cuenta el dispositivo contra el fuego.
    Uno de los helipuertos con los que cuenta el dispositivo contra el fuego.
  • Un helicóptero bombardero, que tiene capacidad para transportar 4.500 litros.
    Un helicóptero bombardero, que tiene capacidad para transportar 4.500 litros.
  • Un efectivo del Infoca realiza tareas de desbroce sobre el terreno. / Fotos: Plan Infoca
    Un efectivo del Infoca realiza tareas de desbroce sobre el terreno. / Fotos: Plan Infoca

El año 2017 fue el peor de la década en lo que a incendios forestales se refiere en Sevilla. Un total de 1.660,50 hectáreas resultaron calcinadas en distintos siniestros, donde fueron arrasadas 1.082,28 hectáreas de arbolado y 578,2 de matorral. La Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio estima que prácticamente el 10 por ciento de la superficie quemada el año pasado en Andalucía se encontraba en término sevillano.

Se realizaron 127 intervenciones en terrenos forestales – por 78 conatos y 49 incendios–, junto a otras 10 en terrenos agrícolas. Principalmente, los fuegos se localizaron en las comarcas de la Sierra Morena de Sevilla –antes llamada Sierra Norte– y el Corredor de la Plata. Incendios como los de Aznalcóllar, Gerena o los tres simultáneos de Almadén de la Plata, Cazalla de la Sierra y El Castillo de las Guardas –nuevamente afectado, en esta ocasión por la extensión del incendio originado en La Granada de Riotinto (Huelva)– dejaron un panorama desolador en la provincia. Sevilla fue, de hecho, la segunda provincia más afectada por los incendios, solo superada por Huelva.

Por ello, ante el periodo de máximo riesgo de incendios forestales, iniciado el pasado día 1 de junio, la provincia se prepara para hacer frente a los posibles siniestros, blindándose a través del Plan de Emergencias por incendios forestales en Andalucía (Infoca). Conocido y asimilado por la sociedad, es el plan de emergencias multisectorial y coordinado a través de distintas consejerías de la Junta destinado a dar una respuesta integral y eficaz ante el fuego. Activo durante todo el año, se refuerza en la época estival.

El Plan Infoca es un dispositivo regionalizado, aunque divide su organización de forma provincial «como unidades administrativas para gestionar los medios y hacer el seguimiento», explica Salvador Benítez Moscoso, director del Centro Operativo Provincial (COP) de Sevilla. «Y más que en provincias, se organiza en centros de trabajo, los denominados Centros de defensa forestal (Cedefo), que son donde se concentran los medios de extinción y prevención». En Sevilla se establecen dos, uno localizado en El Pedroso y el otro en la finca Madroñalejo (Aznalcóllar), que además es la base de operaciones de la brigada de refuerzos contra incendios forestales (Brica).

El plan se coordina en Sevilla desde el Centro Operativo Provincial (COP) –ubicado en la Delegación territorial de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, en Los Bermejales– y el Centro Operativo Regional (COR) –localizado en el edificio Sundheim de la avenida Manuel Siurot, sede de la Consejería–, junto con los dos centros antes descritos. Para la vigilancia del terreno y detección de incendios, se establece una red de 21 puestos de vigilancia fija, más rutas de vigilancia móvil compuesta por los operativos y agentes de Medio Ambiente, así como vigilancia aérea.

En la presente campaña, el Infoca tiene movilizados a 375 profesionales. No hay variación de personal ni medios con respecto al año pasado puesto que «el dispositivo está bien dimensionado y dotado con los medios suficientes». En lo referente a medios terrestres destinados a la extinción de incendios, Sevilla cuenta con una unidad móvil de meteorología y transmisiones (UMMT); diez vehículos pesados –ocho autobombas con capacidad de 3.000 a 4.000 litros y dos nodrizas con capacidad de 9.000 a 11.000 litros–; más de 40 vehículos para transporte de personal, seis vehículos para técnicos con cinco plazas, 22 vehículos para retenes con capacidad para siete plazas y 12 vehículos de vigilancia y pronto ataque (VVPA).

Como medios aéreos, la provincia dispone de un helicóptero de transporte y extinción para Brica con capacidad de 900 litros posicionado en El Pedroso; uno similar con capacidad de 1.000 litros y un helicóptero pesado de extinción, con capacidad de 4.500 litros, ambos localizados en Madroñalejo; y un avión de vigilancia y coordinación, con base en el aeropuerto de Sevilla.

El presupuesto para la provincia en esta campaña asciende a 18.070.275,63 euros. De ellos, 9.222.393,35 euros se destinan a labores de extinción y 8.847.882,28 euros a la prevención.

Como en la provincia de Sevilla, el verano de 2017 fue especialmente trágico para el medio ambiente en Andalucía, el peor de la década. Más de 15.000 hectáreas resultaron calcinadas en toda la comunidad a causa de incendios forestales, destacando el que se produjo en Moguer y que afectó al Parque Nacional de Doñana, con un balance de más de 8.400 hectáreas arrasadas.

Para la presente campaña el plan está dotado con un presupuestos de 167,47 millones, lo que supone un incremento de más de diez millones con respecto a 2017. Del total, 85,47 millones se destinan a labores de extinción y el resto –82 millones– a prevención. En toda la comunidad han sido movilizados más de 4.500 profesionales. Para toda la región se dispondrán de 115 vehículos pesados (98 autobombas y 17 nodrizas), 8 unidades móviles de meteorología y transmisiones (UMMT) y una Unidad de Análisis y Seguimiento de Incendios Forestales (Unasif) como medios terrestres. También cuenta con 39 unidades aéreas, repartidos entre 27 helicópteros –4 de gran capacidad–, 7 aviones de carga en tierra, 2 aviones anfibios y 3 aviones de coordinación y vigilancia. Para la coordinación se establece un centro operativo regional, 23 centros de defensa forestal, y ocho centros pperativos provinciales, una red de pistas de aterrizaje, tres bases de Brica y 197 puntos de vigilancia y detección de fuego distribuidos en toda la zona forestal de Andalucía.

Aunque el dispositivo de prevención y extinción de incendios está activo todo el año, es a partir del 1 de junio cuando se refuerza para la campaña de verano, la época en la que se registran el mayor número de incendios en la comunidad. Los efectivos ya están activos y preparados para hacer frente a posibles siniestro en cualquier zona de Andalucía. Para poner a prueba la efectividad de los recursos movilizados en la provincia de Sevilla, el pasado 28 de mayo –justo antes del inicio de la temporada de riesgo alto– se realizó un simulacro de incendio forestal en Guillena, donde fueron desplegadas un centenar de personas entre Emergencias Andalucía (112, Grupo de Emergencias de Andalucía –GREA– y Protección Civil), Unidad de Policía Nacional adscrita a la Junta, Bomberos Forestales del Centro Operativo Provincial (COP), agentes de Medio Ambiente, de la Empresa Pública de Emergencias Sanitarias (EPES), bomberos de la Diputación de Sevilla, personal de Endesa y Emasesa y de la Red Eléctrica Española. En cuanto a los recursos materiales, se destinaron al simulacro 40 vehículos y un Puesto de Mando Avanzado (PMA) conjunto. Se escenificó así la puesta a punto de este operativa y confirmar su efectividad de cara a posibles actuaciones de emergencia los próximos meses.

El Plan Infoca integra bajo la misma dirección tanto la lucha contra incendios y su extinción como la prevención, un aspecto primordial en el que se realizan trabajos de silvicultura, limpieza y mantenimiento en montes públicos en periodos de baja incidencia de incendios.

El Infoca establece para Andalucía tres épocas de peligro con respecto a los incendios. La época de peligro más alto, en la que ya nos encontramos, abarca desde el 1 de junio hasta el 15 de octubre. Los meses inmediatamente anteriores y posteriores a este periodo candente se denominan como época de peligro medio, que comprende desde el 1 al 31 de mayo y desde el 16 al 31 de octubre. El resto del año –del 1 de enero al 30 de abril y del 1 de noviembre al 31 de diciembre– es la época de peligro bajo. Si en la época de alto riesgo se destina el total del personal adscrito al Plan a la extinción, «en época de riesgo medio se destina la mitad a extinción y la mitad a prevención. En época de bajo riesgo, el 20 por ciento de los profesionales se dedican a extinción y otras emergencias, como inundaciones, destinándose el resto a las labores preventivas», explica Benítez.

Más 51.000 hectáreas de superficie forestal pública son defendidas mediante trabajos de prevención. Estas acciones comprenden la realización de cortafuegos ejecutados mediante medios mecanizados –que suman 1.135,51 hectáreas– y cortafuegos manuales –1.272,97 hectáreas–. Estas estructuras lineales rompen el avance del fuego y permiten el acceso de los medios de extinción. Los tratamientos silvícolas de prevención abarcan claras y podas en la masa arbolada y desbroces de matorral. Serán 32 montes públicos, es decir, algo más de 37.000 hectáreas, los que se intervendrán a lo largo de 2018

También en este apartado se lleva a cabo el mantenimiento de caminos forestales, dentro del programa de modernización y mejoras, que incide además de forma positiva al facilitar el desplazamiento de los medios terrestres del Infoca. Estas actuaciones cuentan este año con una inversión de 720.756,84 euros.

Por otro lado, la Red de áreas de pasto cortafuegos de Andalucía (Rapca) utiliza el ganado para mantener los cortafuegos –líneas, áreas y fajas auxiliares– mediante pastoreo controlado. Una actividad iniciada en 2005 y que en Sevilla cuenta con 6.835 cabeza de ganado –6.700 cabezas de ganado ovino, 70 de caprino y 65 de vacuno–, que actúan en un área de 157,94 kilómetros.

En este sentido, el abandono del mundo rural es, de forma colateral, una de las causas de la rápida propagación de los incendios. Ya lo apuntaban agricultores de El Castillo de las Guardas en el devastador siniestro del año 2016, achacando su amplia extensión al abandono de las tierras de pasto y labor. Ante esta cuestión, son muchas las voces que se alzan reclamando la prevención de los incendios mediante soluciones sostenibles para el mundo rural, que además de mantenerlo vivo fomentarían la ganadería extensiva y la agricultura tradicional. Una apuesta para frenar el progresivo abandono de las zonas rurales por motivos económicos, según defienden los colectivos ecologistas y los propios agricultores, que no ven futuro en el campo. Labores que por otro lado ya se están llevando a cabo por la administración autonómica mediante concurrencia pública de ganaderos para la constitución de la Rapca.

Además de los trabajos vinculados al área pública, los terrenos forestales de propiedad privada añaden también sus propios planes de prevención de incendios. Como en los montes públicos, «se trata de un diseño de infraestructuras que se está obligado a mantener para evitar que se genere o se propague un incendio», explica el director del COP. «Solo en Sevilla existen 1.500 planes de prevención a instancias privadas». Aunque es más difícil de cuantificar, suponen también un importante montante tanto de presupuesto destinado a la prevención como de área geográfica protegida mediante un planeamiento preventivo.

Con el inicio de la época de alto peligro de incendios entra también en vigor la prohibición total de uso de fuego y la circulación de vehículos a motor en las zonas forestales de Andalucía. Se restringen así hasta el día 15 de octubre la realización de hogueras, barbacoas y quemas agrícolas y forestales, según se desprende de la orden de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del territorio del 21 de mayo de 2009, de carácter permanente. La prohibición incluye incluso zonas de acampada o zona recreativas acondicionadas para tal fin. Las condiciones meteorológicas y climatológicas podrían ampliar este periodo, como ocurrió el pasado año cuando se extendió hasta el 31 de octubre.

Este año, en cambio, el calor se está haciendo de rogar. Las copiosas lluvias del final del invierno y la primavera han originado una mayor frondosidad en las masas arbóreas y una proliferación de matorral y pasto en zonas de monte bajo y dehesa. La vegetación tiene menos estrés hídrico y hay acuíferos en superficie y subterráneos. Esto no asegura la ausencia de incendios, pero tampoco que vayan a ser más virulentos al existir más masa vegetal que sirva de material de combustión. «Los incendios no responden a una norma. Si no llueve hay mucho riesgo, pero si llueve mucho hay más combustible fino y sigue habiendo mucho peligro. Los incendios son como la meteorología, las previsiones a largo plazo no funcionan».

Más aún cuando prácticamente todos los incendios son antrópicos. El 96 por ciento de los incendios tienen detrás la mano del ser humano, tanto de forma intencionada como provocados por negligencias. La concienciación en este sentido es vital. Arrojar colillas o deshechos combustibles como plásticos o papeles, el uso de material pirotécnico sin control y otras muchas cuestiones podrían evitarse fácilmente.

Para ello, desde el propio Plan Infoca y la Consejería se realizan campañas de prevención social durante todo el año «en colegios, institutos y universidades, y mediante cartelería, charlas, formación», resalta Benítez. Llegadas estas fechas se intensifican con otras de información y concienciación en los medios de comunicación para incentivar los comportamientos cívicos y responsables en la interacción con la naturaleza. Una lucha contra el fuego ante la que se trabaja con todos los medios y desde todos los frentes posibles, aunando prevención y extinción para evitar que se sigan produciendo desastres ecológicos a consecuencia de los incendios forestales