El encierro: la vida en 849 metros

Una exposicion recrea la fiesta española más universal en el Pabellón de la Navegación

14 oct 2016 / 20:33 h - Actualizado: 14 oct 2016 / 20:49 h.
"Toros"
  • La recreación de la experiencia pamplonesa de los sanfermines tiene en su virtualidad su diferencia: la presencia real del toro es la que lo determina todo. / Pepo Herrera
    La recreación de la experiencia pamplonesa de los sanfermines tiene en su virtualidad su diferencia: la presencia real del toro es la que lo determina todo. / Pepo Herrera
  • Vista de una de las salas con paneles explicativos. / Pepo Herrera
    Vista de una de las salas con paneles explicativos. / Pepo Herrera
  • Uno de los miura que están expuestos. / Pepo Herrera
    Uno de los miura que están expuestos. / Pepo Herrera
  • Un fotógrafo retrata a uno de los astados disecados de la muestra. / Pepo Herrera
    Un fotógrafo retrata a uno de los astados disecados de la muestra. / Pepo Herrera
  • Uno de los miura que están expuestos. / Pepo Herrera
    Uno de los miura que están expuestos. / Pepo Herrera

Uno, dos, tres chupinazos estallaron sobre la lámina de agua de la dársena del Guadalquivir. No había carretas romeras cerca pero sí ondeaban pañuelicos navarros que dieron un color inusual a la mañana de otoño en la orilla de la Cartuja. Todo tiene una explicación: el Pabellón de la Navegación se convertirá durante los próximos seis meses en una Pamplona chiquita para mostrar la cultura, el medio urbano y el aliento social que vertebran el encierro, auténtico centro de la fiesta por antonomasia: la semana mágica de San Fermín.

La muestra El encierro-the exhibition se apoya en la tecnología y la realidad virtual para reproducir los sonidos, la emoción y hasta la atmósfera que se vive durante esos siete días trepidantes que revolucionan la capital navarra. Los tres cohetazos disparados ayer son, de paso, el pistoletazo de salida a una experiencia mucho más amplia. La exposición se estrena en Sevilla pero será llevada después a otras ciudades españolas y europeas antes de recalar en Madrid. Pero la meta más ambiciosa es Estados Unidos, país que mitificó la fiesta española más universal a través del testimonio de Hemingway. Precisamente, un mural que retrata la plaza del Castillo de Pamplona recibe al visitante en el exterior. El antiguo café Iruña fue el cuartel general del recordado premio Nobel al que Pamplona debe tanto.

Edorta Barañano es uno de los miembros del equipo que ha puesto en pie esta experiencia que pretende «desgranar todas las sensaciones y emociones que puede sentir un corredor del encierro a través de la tecnología». Barañano evoca la figura de don Ernesto, convertida en auténtico motor de la inquietud de esa gente de Estados Unidos «que cogió el testigo de sus padres aunque a lo mejor estos nunca lograron correr el encierro». «Gracias a Hemingway, el encierro es el evento cultural español más reconocido internacionalmente», explica. La muestra va acercando al visitante a la historia del encierro, a sus personajes, al medio urbano en el que se desarrolla... pero hay dos experiencias que sacuden de una forma especial al neófito. Una de ellas se basa en los sonidos que puede escuchar un corredor al ritmo del latido de su propio corazón. Se realiza en una sala a oscuras, aislada de cualquier estímulo para concentrar las sensaciones. Pero vivimos en un mundo tecnológico que ha sido capaz de virtualizar cualquier experiencia. Y el encierro pamplonica no iba a ser menos. La plataforma giratoria y las gafas de realidad virtual permiten al aspirante a corredor «vivir y sentir el encierro sin enfrentarse a los riesgos de correrlo en la vida real». Una pantalla permite compartir y seguir la experiencia que protagoniza ese visitante, aunque sólo sea en tres dimensiones imaginarias. El corredor virtual puede comprobar, de paso, que a velocidad siempre gana del toro. Pero es que el toro, o su presencia rotunda, sigue ganando al mundo digital. Tres rotundos ejemplares de Miura disecados sobre un empedrado simulado junto al inconfundible vallado pamplonica enseñan -como no podría hacerlo una máquina- el auténtico volumen, el tacto y la seriedad del toro bravo que corre en las mañanas de julio desde los Corrales del Gas, calle Estafeta abajo.

La meta es la plaza de toros en la que, no se olvide, serán lidiados por la tarde. La ausencia de cualquier mención a la corrida que justifica la bajada matinal de las reses para ser lidiadas no debe ser un olvido casual. Pero así están los tiempos...

José María Ramos es gerente de la empresa de turismo taurino Bull Watch pero, sobre todo, es uno de los corredores de encierros más experimentados. Ramos valoraba ayer muy positivamente la experiencia destacando la necesidad de mostrar el universo del toro bravo a ciertos estratos de la sociedad que viven completamente ajenos a esta cultura. «Es una buena manera de empezar», explica José María, que quiere poner un énfasis especial en «el componente humano que hay detrás de todo esto». «Los que hacemos posible el encierro somos seres vivos: el animal y el hombre. Esos son los factores fundamentales. ¿Qué hay detrás de un corredor? ¿Qué le lleva a ponerse delante de los toros? Es importante contar con esos testimonios, conocer en primera persona a esas personas», recalca Ramos que, evidentemente, no puede cambiar sus vivencias personales por un atractivo ejercicio de realidad virtual aunque, reconoce, «a alguien que no haya estado nunca le puede empujar a conocerlo en directo». La oportunidad, durante seis meses, estará cercana. En la misma orilla del río...