La guerra secreta del toreo

La batalla de Málaga enfrentará a los pesos pesados de la patronal francoespañola con las fuerzas emergentes de Alberto Bailleres, que ha tomado nuevos bríos al colonizar la arquitectura empresarial de los Chopera. Se avecina marejada en el Mediterráneo...

17 ene 2017 / 10:37 h - Actualizado: 17 ene 2017 / 10:41 h.
"Toros"
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Ruptura de hostilidades a orillas del mar...

Ha sido la noticia de la semana que se fue y podría serlo de la temporada que está por llegar. La carrera para gestionar la plaza de toros de Málaga se ha convertido en el primer acto de una guerra singular: la del cetro del empresariado taurino, cercado por el poder emergente que llega del otro lado del Atlántico. De un lado se presenta el todopoderoso magnate mexicano Alberto Bailleres, reforzado y subido a la carrocería empresarial que ha adquirido a los hermanos Chopera. Delante tendrán la alianza estratégica que suma, más allá de las empresas que representan, los nombres rutilantes de Ramón Valencia, Simón Casas, Toño Matilla y Manuel Martínez Erice. La partida será de dos y supondrán un antes y un después. Pero no serán los únicos que liciten por la Malagueta. Habrá otros empresarios independientes de menor cilindrada que no van a tener objeción en embestir a los molinos de viento.

La clave está en las cartas de compromiso

José María Garzón, al frente de su empresa Lances de Futuro, es uno de esos pretendientes que se batirán el cobre con los grandes. El empresario sevillano -que se ha hecho con las riendas de la plaza de Granada- ha sido el primero en desvelar algunos detalles que podrían atentar contra la libre competencia. La clave está en las cartas de compromiso o presentación de la amplia baraja de toreros que se amparan bajo uno u otro frente empresarial, negadas a los pequeños competidores que se presentarían con las manos casi vacías al concurso malagueño. Esas cartas habrían sido los condicionantes principales de un concurso muy apetecible. El canon, más que asequible, asciende a 30.000 euros fijos y estipula la celebración de siete corridas de toros, una de rejones y una novillada picada. Víctor González, diputado provincial de Málaga, ya ha dejado claro quién podría ser el ganador del concurso al afirmar sin tapujos que “la posesión de estas cartas será determinante, porque es el mejor aval para tener en nuestra ciudad los carteles más rematados con los nombres más relevantes”. Podemos poner a prueba la fortaleza de ambos frentes. En el lado de la MBF -así se llama el nuevo tinglado de Bailleres- pesa el nombre de Morante. En el lado contrario se suman toreros como Manzanares, Talavante, Roca Rey, Castella, Simón... Hay uno, de cuyo nombre no quiero acordarme, que no pondrá aún su nombre en el tablero. Ahí se acabaría todo el rollo.

Sorprendentes alianzas de ida y vuelta...

De alguna manera será un vis a vis entre Simón Casas y el propio Bailleres. ¿Quién lo iba a decir? Casas fue el primer bardo de aquella apelotante Fusión Internacional por la Tauromaquia que quedó coja con la tocata y fuga del productor francés. Simón, viejo zorro, sabía que su camino pasaba por el asalto definitivo a la plaza de Madrid, donde barrió la oferta que presentaba Taurodelta junto al propio Bailleres que, escaldado de un lance que habían dado por ganado, se apresuró a retomar una alianza que había quedado aplazada: con Pablo y Óscar Chopera. Cosas veredes: Manuel Martínez Erice, rival de Casas en los Madriles, le amparará en Málaga. Todo sea por frenar la conexión Tekila... Hay más cosas que comentar de la semana que ya se fue. Podemos comenzar con el anuncio y suspensión del festival que debería haber recuperado parte del pulso taurino de Alcalá de Guadaíra. Las fisuras de su organización han quedado en evidencia pero no merece la pena echar sal en la herida. Se ha hablado de acoso antitaurino, de uso indebido de las imágenes de la cofradía del Soberano Poder -frustrada organizadora del evento- pero el comunicado de la empresa de Juan Manuel Rodríguez Vélez mostró otras goteras... Hubo más cosas. Algunas se quedan ya en el tintero. Y la semana que viene, mucho más.