Toros

Observatorio taurino: Pobre de mí...

La semana más universal de Pamplona ya es sólo un recuerdo. Atrás queda un ciclo de medio tono, los sesudos debates de los ‘encierrólogos’ y hasta el regusto amargo del percance de Rafaelillo con una ‘miurada’ arqueológica. El primer puerto del verano ya es historia...

15 jul 2019 / 14:52 h - Actualizado: 15 jul 2019 / 14:56 h.
"Toros"
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Se acabaron las fiestas de San Fermín...

Con el ‘Pobre de mí’ entonado en la fachada del Ayuntamiento en la medianoche del día 14 se ponía fin a esos siete días trepidantes que colocan a la capital navarra en el centro de todos los mapas. El serial taurino ha tenido un claro triunfador numérico, Cayetano Rivera, y un discreto medio tono disociado por completo del ambiente que se vive en la solanera, reino absoluto de las peñas y su particular forma de vivir la fiesta. En la Feria del Toro tampoco ha faltado un tremendo percance: es el que sufrió Rafaelillo con la tremebunda miurada que se soltó para echar el cierre. Al veterano diestro murciano le espera una larga y dolorosa recuperación. Por cierto, en Pamplona sólo importa una cosa en los últimos años: matar pronto y si es posible bien. Es la premisa para cortar trofeos aunque su número no siempre está en consonancia con lo realizado delante de las reses. Y esas reses, no se olvide, son las mismas que se sueltan por la mañana en unos encierros que superan a la lidia vespertina en trascendencia y repercusión mediática. Qué le vamos a hacer pero es así. Al encierro no le faltan sus peritos. Son esos “encierrólogos” que sacan punta de un queso de bola queriéndonos explicar sesudas estrategias y lances inesperados donde sólo hay una panda de fulanos corriendo con los pitones en el buje. Bromas aparte: los encierros del último ‘sanfermín’ han sido noticia por el palpable malestar de los corredores que llegaron a esbozar un plante que no pasó a mayores. Ya lo referíamos en un artículo anterior: la perfección en la doma de los bueyes, su excesivo número, y el moderno manejo de las reses bravas –obligadas a galopar en los llamados tauródromos- se han unido a medidas de seguridad como el firme antideslizante. El resultado es un encierro falto de emociones pero, sobre todo, definitivamente previsible. Con la perfección llega la decadencia. ¿Les suena? ¿Podría ser aplicado al toreo a pie?

Cartas iban y venían...

Pero en estos días también se ha hablado de la famosa carta enviada por el ministro Ábalos al matador valenciano Román, convaleciente aún de la tremenda cornada que ensombreció la notable feria de San Isidro. Hay que poner a punto la moviola: Román le había brindado al baranda socialista –ministro de Fomento en funciones para más señas- uno de los toros de su segunda tarde en San Isidro, con la corrida de Adolfo Martín. El diestro levantino le cortó una oreja a aquel toro de brindis que, como veremos, sirvió para reconciliar taurinamente a un personaje que se había pasado de frenada al abjurar de una “España casposa... en la que todos tenemos que ser toreros o cazadores”. Las declaraciones se le volvieron en contra. No hay que olvidar que el señor Ábalos es hijo del cuerpo. Su padre, Heliodoro Ábalos, se vistió de luces llegando a hacer moderadamente célebre el apodo de ‘Carbonerito’ antes de que la Guerra Civil interrumpiera su carrera taurina. En la misiva enviada a Román, que ya cuenta los días para volver a ponerse delante del toro, el ministro reconoce que había desertado de los tendidos después de la tormenta que siguió a sus declaraciones. La invitación de Victorino Martín y el periodista Juanma Lamet sirvió de bálsamo de esta vuelta al redil de los aficionados. “He cultivado siempre un sincero afecto por la fiesta”, confesaba don José Luis. Bien está lo que bien acaba...

El Puerto, Roca Rey, la promoción y algo más...

Avanza el verano y seguimos sin noticias concretas de la temporada veraniega en El Puerto de Santa María. Las famosas obras de consolidación debían estar terminadas el pasado viernes pero la empresa, inmersa en un soterrado pulso con el Ayuntamiento portuense, sigue sin anunciar las combinaciones de toros y toreros que puedan salvar los muebles en el último minuto. Reverte y Matilla, que son los responsables de la empresa ‘Reyma’, afean al consistorio la exigencia del pago de no sé qué impuesto. Desde el Ayuntamiento, a su vez, se les recuerda los flagrantes incumplimientos del pliego de condiciones. El balón está en tierra de nadie mientras trasciende que la intención de la empresa es dar dos corridas de toros y un festejo mixto. Se habla de la reaparición de Ponce, de un mano a mano estelar... pero el tiempo sigue corriendo. Y hablando de tiempo, no se sabe a ciencia cierta cuanto tendrá que permanecer en el dique seco el verdadero timón de la temporada. Sí, hablamos de Roca Rey. La malicia taurina había querido ver una estrategia de cotización en su ausencia de las plazas de Soria, Burgos y Teruel. El peruano reapareció en Pamplona pero la evidente falta de fuerza en uno de sus brazos le hizo desistir de cumplir el segundo compromiso de San Fermín. Roca sufre fuertes molestias en el hombro a consecuencia de una lesión nerviosa. Se ha tenido que salir del tablero de juego en la yema de la temporada. Las empresas lo notarán. Una cosita más: ¿recuerdan aquel programa de entretenimiento llamado ‘Gran Prix del Verano’? Una de sus fases más celebradas sumaba la prueba de habilidad de turno con la presencia inquietante de una vaquilla en el mismísimo plató. Ramón García, su presentador habitual, ha reconocido que el programa ha estado listo varias veces para volver a la parrilla televisiva. El temor a la monserga animalista ha sido el único freno. Ay Señor, llévame pronto...