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Pablo Aguado durante la faena a uno de sus lotes. / El Correo
Aguado no ha defraudado las expectativas. El joven diestro sevillano arrancó este miércoles su temporada cortando una oreja a un buen ejemplar de Alcurrucén con el que enseñó su sentido clásico y natural del toreo en una faena medida –en la que no faltó ni sobró nada- que le sirvió para destacar sobre sus compañeros. Ha sido el primer golpe de efecto del primer tramo de una campaña en la que ya está anunciado en la corrida del Domingo de Resurrección de Madrid y en uno de los carteles estrella de la Feria de Sevilla, junto a Morante de la Puebla y Andrés Roca Rey.
Y es que el concepto de Pablo Aguado cayó de pie en el coso de la calle Játiva. Ya en el quite al segundo mostró un temple distinto que puso en alerta a los aficionados. El torero sevillano iba a volver a brillar quitando por delantantes a su primer toro, un tercero con buena dosis de nobleza al que supo torear con la mano izquierda con una despaciosidad infrecuente, arrastrando la muleta por el albero.
Pablo Aguado durante la faena a uno de sus lotes. / El Correo
La faena estuvo trufada de detalles torerísimos como los cambios de mano y, especialmente, presidida por un ajustado manejo de los tiempos tan difícil de ver en esta época en la que los toreros suelen olvidarse del reloj. Aguado se tiró a matar con fe y dejó una estocada entera que le sirvió para pasear la única oreja que se cortaba en el festejo. No pudo redondear ante el sexto. El comienzo de faena hizo albergar esperanzas pero el tono del toro y el aire de la faena fueron declinando. Falló con los aceros y escuchó palmas.
Pablo Aguado durante la faena a uno de sus lotes. / El Correo
Del resto de la tarde hay que recordar que Álvaro Lorenzo no pudo lucirse ante su primero –más allá de algunos muletazos sueltos- debido a la poca fuerza del animal. Lorenzo volvería a mostrarse firme ante el cuarto, que embistió a media altura y se apagó pronto. Arrimón a final de faena y saludó ovación tras entera.
Pablo Aguado durante la faena a uno de sus lotes. / El Correo
Luis David mostró firmeza y variedad con el rajado segundo. Llegaría a levantar faena por circulares y dejó una entera recibiendo. Se pidió la oreja, que el palco no atendió. Volvió a mostrarse variado con el capote ante el quinto, al que instrumentó un vistoso quite por zapopinas. El menor de los Adame ligó infinidad de muletazos antes de cerrar su trasteo con una ajustadas bernadinas. La espada se atascó en el primer viaje y frustró el posible trofeo.
Ficha del festejo:
Quinta de la Feria de Fallas. Toros de Alcurrucén, para:
Álvaro Lorenzo, ovación con saludos y ovación con saludos tras aviso
Luis David, vuelta al ruedo tras petición y ovación con saludos tras aviso
Pablo Aguado, oreja y palmas
La plaza registró más de un cuarto de entrada. Se guardó un minuto de silencio en memoria del mozo de espada Antonio de la Torre.