Una mesa multidisciplinar analiza el futuro próximo de la Tauromaquia

El Salón de los Carteles de la plaza de toros de la Real Maestranza acogió un coloquio que diagnosticó problemas y aventuró algunas soluciones

26 abr 2017 / 08:49 h - Actualizado: 26 abr 2017 / 08:51 h.
  • La mesa reunió a prestigiosos representantes que analizaron el presente y el futuro de la Tauromaquia. / Diego Arenas
    La mesa reunió a prestigiosos representantes que analizaron el presente y el futuro de la Tauromaquia. / Diego Arenas

La cita había despertado un gran interés. La solvencia de los ponentes; la alcurnia del marco y la autoridad de los convocantes auguraba el altísimo nivel de una mesa que había organizado la Fundación de Estudios Taurinos con el amparo, siempre, de la Real Maestranza de Caballería. El remozado Salón de los Carteles de su plaza de toros sirvió de aula de esa sesión académica que sentó en la misma mesa al filósofo francés Francis Wolff; el antropólogo François Zumbiehl; el cineasta Agustín Díaz Yanes; la profesora de Historia –y recentísima pregonera taurina de Sevilla– Araceli Guillaume-Alonso; el escritor y tratadista taurino Carlos Abella; los matadores de toros Eduardo Dávila Miura y Cristina Sánchez; los ganaderos de bravo Eduardo Miura y Victorino Martín además de Fátima Halcón Álvarez-Ossorio, presidenta de la Fundación de Estudios Taurinos. Completaba el elenco, sentado entre el público, el filósofo Víctor Gómez-Pin.

Los ponentes realizaron una exposición personal que antecedió a un coloquio en el que se involucró el público que abarrotaba el salón. El periodista José Enrique Moreno fue el encargado de moderar un turno de palabra que inauguró Araceli Guillaume apostando por la recuperación de la cotidianidad del toreo. «Tenemos que hablar de toros siempre que tengamos oportunidad y tenemos que hacerlo con naturalidad para que no se convierta en un acto heroico». La torera Cristina Sánchez analizó otras taras y entonó cierta autocrítica afirmando que el toreo «vive de espaldas a la sociedad». En cualquier caso, la matadora mostró su optimismo por un futuro que, a su juicio, siempre se ha pintado negro. Zumbiehl reivindicó «la voz de la afición española» desde su condición de aficionado francés y apuntó a un factor en el que coincidieron varios de los ponentes: «se ha perdido la referencia del campo, la alternativa entre la vida y la muerte». En el coloquio posterior, Zumbiehl apuntó otro dato revelador al recordar que la Tauromaquia en Francia «no ha sido utilizada por políticos de uno u otro bando».

Su compatriota Francis Wolff recordó los deberes de los hombres para los animales –mascotas, domésticos o salvajes– y recordó que la base de la cría del toro bravo es opuesta a la explotación industrial del ganado. «Por eso somos ecologistas», apostilló. Pero ese retablo de ideas se iba a completar con la exposición concisa del ganadero sevillano Eduardo Miura que partiendo de la idea de que «la Fiesta ha dejado de ser el centro de la vida social de este país» apunto que el enemigo es esa «falsa protección de los animales que pretende ponerlos a nuestra misma altura». El escritor Carlos Abella, por su parte, colocó el punto de mira en «ciertas ideas populistas y radicales que entienden que estar en contra de la Tauromaquia es progresista y revolucionario».

Davila Miura, en su turno, abogó por una defensa que debe partir «del que compra una entrada sin saber nada y sale de la plaza pensando que es lo más grande que ha visto en su vida». Díaz Yanes, por su parte, pidió una agilización de los tiempos de la lidia y recordó que «de diez personas que llevas a los toros, dos se quedan para siempre». Cerró el turno Victorino Martín recalcando una idea: «el toro es una de las máximas expresiones de la cultura mediterránea».