POBREZA ENERGÉTICA

"O pongo el aire o lleno la nevera": una de cada tres familias andaluzas no puede enfriar su casa en verano

El 37% de los hogares andaluces no puede mantener su vivienda a una temperatura adecuada en los meses estivales

El porcentaje se dispara en el caso de las madres solteras con hijos a su cargo, las más expuestas al riesgo de pobreza

Muchas familias no pueden permitirse mantener su vivienda fresca durante los meses de calor

Muchas familias no pueden permitirse mantener su vivienda fresca durante los meses de calor / O. BARRIONUEVO

Recién finalizada la primera ola de calor del verano y a las puertas de la segunda, con un nuevo incremento de las temperaturas con carácter general en toda España, y con especial incidencia en Andalucía, el 37% de los hogares andaluces se tiene que plantear si encender el aire acondicionado para poder enfriar su vivienda o llenar la nevera. Son datos extraídos de la última Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE). 

Las cifras del estudio revelan que Andalucía es la tercera comunidad autónoma con mayores cifras de pobreza energética durante los meses de verano, sólo por detrás de Murcia y Madrid.

Cómo afecta a los hogares con menores

La organización social Save the Children advierte, además, que este porcentaje alcanza el 39% en el caso de las familias andaluzas con hijos a su cargo. Según su informe, Nacer en un mundo en crisis climática(2021), algo más de 2,5 millones de niños y niñas en España viven en hogares que no están adaptados al calor. Es decir, esta realidad alcanza a uno de cada tres niños y niñas del país.

La pobreza energética se agrava aún más en los hogares monoparentales andaluces, que se enfrentan a una tasa de riesgo de pobreza de casi el 58%.

"Muchas de las familias con las que trabajamos en nuestros programas durante el año, que ya luchan contra la inseguridad alimentaria, el desempleo y la falta de acceso a servicios básicos, ahora deben lidiar con el aumento de las temperaturas sin recursos suficientes, asumiendo graves consecuencias para la salud, como son los golpes de calor, la deshidratación y exacerbación de enfermedades crónicas", cuenta Ana Sánchez, responsable de Incidencia Política de la entidad en la comunidad andaluza. 

Juan Francisco Coronel, profesor del departamento de ingeniería energética de la ETSI de la Universidad de Sevilla apunta que "conseguir [la climatización de la vivienda] por vía puramente arquitectónica o bioclimática es prácticamente imposible". "La pobreza energética en verano ocurre en viviendas sin aire acondicionado, que siguen siendo muchísimas en el sur de España", recuerda el experto. Y añade que "no es necesario tener toda la vivienda climatizada; quizás solo el salón y el dormitorio, ya que todas las demás son habitaciones de estancia esporádica".

Las familias monoparentales, las más expuestas

Para Sánchez, "tener hijos se está convirtiendo en un factor de empobrecimiento". Esto se debe fundamentalmente a que cuando hay niños, niñas y adolescentes, el riesgo de impago, con la consecuente deuda, y el riesgo de interrupción de suministro son elevados, tal como apunta la publicación Pobreza Energética con Hijos e Hijas al Cargo En España.

"Estas familias se tienen que plantear si encender el aire o llenar la nevera", apostilla. En esta línea, la situación de pobreza energética se agrava aún más en los hogares monoparentales andaluces, que se enfrentan a una tasa de riesgo de pobreza de casi el 58%, en comparación con el 26% de hogares formados por dos adultos e hijos. Además, la cifra andaluza supera la media nacional: según el estudio Las familias monoparentales en España: Una retrospectiva, la tasa de riesgo de pobreza de los hogares monoparentales encabezados por mujeres alcanza el 52%, frente al 25% de los encabezados por varones.

A nivel nacional, los hogares formados por una persona adulta y un hijo dependiente son los más afectados por la pobreza energética en verano (un 42%), según los datos del INE.

El "círculo de la pobreza"

"El círculo de la pobreza ya es algo intergeneracional, por lo que te condiciona a lo largo de toda la vida", sostiene Ana Sánchez. Esta situación está íntimamente relacionada con los problemas de acceso a una vivienda digna: "Si tienes que dedicar la mayor parte de tu presupuesto al alquiler o la hipoteca no sabes bien cómo administrar el resto si a material escolar, alimentación saludable, gafas...", relata.

La portavoz de Save the Children hace especial hincapié en la necesidad de impulsar más políticas públicas en este ámbito, como pueden ser la concesión automática de los bonos sociales energéticos o la utilización de fondos europeos Next Generation para planes de adecuación climática de viviendas y edificios.

Los datos del INE a nivel nacional muestan que los hogares más humildes (primer y segundo quintiles de renta) tienen más problemas para mantener fresca la vivienda durante el periodo estival que los hogares más acomodados (cuarto y quinto quintil de renta). Mientras que el 41% de hogares más pobres (quintil 1) no pueden permitirse poner el aire acondicionado en verano, esta proporción cae hasta el 25% en el caso de los más ricos (quintil 5).

Parque de viviendas envejecido y "confort térmico"

Según la Estrategia a largo plazo para la rehabilitación energética en el sector de la edificación en España (ERESEE), el parque de viviendas está especialmente envejecido en los barrios de rentas bajas, con edificios energéticamente poco eficientes. Estas condiciones se agravan, además, en relación con la infravivienda: "muchos menores viven sin unas condiciones mínimas, en lugares que no son habitables y saludables, con humedades y sin la ventilación necesaria", explica Ana Sánchez.

Aunque el confort térmico en una vivienda es subjetivo, se considera que hasta los 27ºC la temperatura es adecuada.

Pero, ¿qué se considera una temperatura adecuada en una vivienda en verano? Juan Francisco Coronel explica que "el confort humano dentro de viviendas es muy subjetivo", ya que intervienen varios parámetros, más allá de la temperatura del aire. "Influye muchísimo la humedad del ambiente", apunta el experto, pero también el tipo de actividad que se esté realizando (si se está sentado, durmiendo, haciendo deporte…), la vestimenta o el aislamiento térmico del edificio o la "masa térmica de la vivienda". "Antiguamente, en los pueblos se construían viviendas con muros de mucho espesor", expone el experto. "Hoy en día, los tabiques interiores han pasado a ser de pladur", lo que hace que se calienten y se enfríen muy rápido.

En líneas generales, se considera que "entre los 26 y los 27 grados se está bien", resume el profesor. A partir de ahí, lograr un ambiente confortable se complica. En estadísticas de confort, explica Coronel, se usa el indicador de "porcentaje de personas insatisfechas" y se considera que "es imposible bajarlo de un 5%". No obstante, temperaturas por encima de los 28 grados, en viviendas en condiciones normales, harían "muy difícil bajar del 15% el porcentaje de personas insatisfechas", asegura el experto.