Santos de Sevilla

Cómo el empeño de una devota colocó a San Judas Tadeo en el altar de honor del patio de San Antonio Abad

Julia Alonso compró en el 81 una representación del santo para cumplir su promesa de "expandir su fe" y hoy la imagen reúne a cientos de fieles todos los días delante de su hornacina

La imagen de San Judas Tadeo en el patio interior de la Iglesia de San Antonio Abad.

La imagen de San Judas Tadeo en el patio interior de la Iglesia de San Antonio Abad. / Rocío Soler Coll

Rocío Soler Coll

Rocío Soler Coll

La imagen de San Judas Tadeo que permanece en la Iglesia de San Antonio Abad es un símbolo de la ciudad de Sevilla. No es por su antigüedad, ni por el autor que llevó a cabo su talla y tampoco por la maestría artística. Lo cierto es que muchos vecinos de Sevilla que veneran su figura desconocen la historia detrás de esta representación del patrón de las causas perdidas y desesperadas.

Esta talla de escayola, un material históricamente considerado "menor" que la madera o el barro, es una obra seriada que compró una vecina de Sevilla y Hermana del Silencio Julia Alonso. Esta figura de San Judas Tadeo llegó a San Antonio Abad tras una experiencia "milagrosa" que una joven Alonso vivió "gracias a su fe". Decidida a cumplir con su promesa de "expandir su fe", se recorrió la ciudad en busca de un lugar para su santo.

Julia Alonso, vecina de Sevilla y hermana del Silencio que donó la imagen de San Judas Tadeo a la Hermandad.

Julia Alonso, vecina de Sevilla y hermana del Silencio que donó la imagen de San Judas Tadeo a la Hermandad. / Rocío Soler Coll

Para su sorpresa, al principio ninguna de las iglesias y conventos a las que llamó a la puerta aceptaron su humilde representación de San Judas que con tanta ilusión había comprado.

El santo al que se encomienda Sevilla

No hay día, ni momento, que la imagen de este santo no tenga enfrente a un fiel contemplándole, rezándole, o encendiendo una vela por él. Es usual ver a gente sonriendo, a abuelos orando con sus nietos, y a personas con el rostro entre lágrimas pidiendo por aquello que les hace sufrir en el atrio de la Iglesia de San Antonio Abad, donde en su interior se encuentran Jesús de Nazareno y la Virgen de la Concepción, las imágenes titulares de la Hermandad del Silencio.

Prueba de ello es su altar, abarrotado de flores y custodiado por dos grandes mesas auxiliares repletas de velas encendidas que, aunque parezca imposible, todavía acoge más ofrendas el 28 de octubre, su onomástica.

Muchos vecinos que transitan por las calles del centro pausan su día improvisadamente para entrar un momento al patio de la iglesia y poner una vela. Esta estampa convierte la entrada de la iglesia de la calle Alfonso XII en un lugar único en la ciudad.

Feligreses ponen una vela a San Judas Tadeo en la Iglesia del Silencio.

Feligreses ponen una vela a San Judas Tadeo en la Iglesia del Silencio. / Rocío Soler Coll

La talla de San Judas Tadeo tiene una peculiaridad: el santo sujeta un hacha, el arma con el que lo mataron. El día que se celebra su santo es el 28 de octubre, y ese día la entrada de la iglesia del Silencio se llena de flores y velas.

Su popularidad es tal, que los comercios próximos a la iglesia aseguran que muchas personas se asoman a sus tiendas preguntando dónde está San Judas Tadeo. Parece que esta representación lleve siglos encajonada en ese arco del Silencio, pero la realidad es que se colocó por primera vez el 19 de mayo de 1981, hace 43 años.

La representación de la imagen de San Judas Tadeo en la Iglesia del Silencio.

La representación de la imagen de San Judas Tadeo en la Iglesia del Silencio. / Rocío Soler Coll

Nadie diría que su historia gira en torno a una vecina de Sevilla, culpable de que muchos fieles puedan hoy rezarle a su santo. A principios de 1981, durante un viaje a Madrid, Julia Alonso compró la representación de San Judas con el objetivo de donarlo a alguna iglesia de Sevilla, una hazaña que le costó más de lo que ella esperaba.

Cumplir con una promesa

"Me fui de viaje a Madrid a ver a una amiga íntima porque yo estaba pasando por un mal momento", cuenta Julia sin dejar de mirar a la representación del santo en el patio de la Iglesia de San Antonio Abad.

Para aquel entonces, una Julia de 32 años, fue a visitar a su amiga Pilar, quien le regaló una estampa de San Judas Tadeo y le explicó quién era él. "Al día siguiente me llevó a una iglesia donde había una imagen, y a los días, mi problema se solucionó". Tras esa experiencia, Julia, que es cristiana y católica, decidió hacerle una promesa a este santo, pues sentía que este santo había solucionado su "gran preocupación". "El mensaje de San Judas es que sus fieles divulguen y expandan su fe y eso quise hacer", relata Julia, que además de tenerle fe a este santo es devota de la Esperanza de Triana y de Jesús del Gran Poder.

Antes de marcharse de Madrid, Julia pasó por una tienda muy conocida en la capital de imágenes de santos y otro tipo de tallas para comprar una escultura de San Judas Tadeo, sin embargo, cuenta que las que había eran tan pequeñas que tuvo que pedirla por encargo.

Julia Alonso, la vecina de Sevilla que donó la representación de San Judas Tadeo a la Iglesia de San Antonio Abad.

Julia Alonso, la vecina de Sevilla que donó la representación de San Judas Tadeo a la Iglesia de San Antonio Abad. / Rocío Soler Coll

"Cuando llegó a Sevilla y abrí la caja, me llevé las manos a la cabeza", recuerda Julia, ahora entre risas. La imagen estaba pintada con colores "muy fuertes" y a Julia no le gustó nada. "Menos mal que tengo una hermana muy habilidosa y pudo matizar los colores", subraya, a lo que añade "el resultado fue muy bonito, tal como es hoy".

La odisea de encontrar una iglesia

Julia tenía un objetivo claro: conseguir que una iglesia acogiera su imagen del santo y cumplir la promesa de expandir su fe. "Primero fui al Santo Ángel y les conté mi historia a los monjes", recuerda. El Convento del Santo Ángel, ubicado en pleno casco antiguo de Sevilla, tiene un retablo de estilo neoclásico así como la representación del Cristo de los Desamparados. "Me dijeron que no lo querían, que ya tenían muchos santos". A Julia esa respuesta le desilusionó.

Feligreses rezan a San Judas Tadeo, patrón de las causas difíciles y desesperantes.

Feligreses rezan a San Judas Tadeo, patrón de las causas difíciles y desesperantes. / Rocío Soler Coll

A los días, decidió seguir con su misión y se presentó en la Iglesia del Salvador para entregar su talla que, aunque ella sabía que no era de gran valor artístico, a diferencia de muchas otras expuestas en iglesias de la ciudad, estaba decidida a que alguna iglesia o convento la aceptara.

Ante la segunda negativa, Julia se dio cuenta de que "nadie lo quería". Entristecida, pero decidida a encontrar un lugar para su imagen, llamó a la puerta de la Iglesia de San Antonio Abad, de donde su abuelo era hermano del Silencio. "Una señora que vivía en un edificio pegado a la iglesia me atendió y me puso en contacto con el sacerdote", explica.

El sacerdote escuchó con atención la historia de Julia y encandilado con la voluntad de la vecina por encontrar un hogar para su santo decidió hacer un espacio para la imagen. "Al principio la colocaron dentro de la iglesia, al lado de la Virgen", puntualiza. El cometido de Julia no acababa ahí, quería que los feligreses pudieran rezarle a este santo, tal como había hecho ella. Por ello, publicó un anuncio en el periódico ABC informando de que la imagen de San Judas Tadeo se veneraba en la Iglesia del Silencio. "Eso generó una avalancha de gente preguntando por el santo de las causas perdidas y decidieron ponerlo fuera".

Al principio las velas estaban en el suelo y durante mucho tiempo Julia compraba estampas en Madrid para repartirlas entre las personas que se acercaban a la imagen, pero con los años consiguió que la Hermandad hiciera las suyas propias.

"Me dijeron que cambiarían la imagen"

Muchos años después, Julia recibió una llamada de la Hermandad del Silencio. "Me dijeron que cambiarían la imagen por una más grande y de más valor y no me importó", narra, pues sabía que se llevaría la imagen a otro lugar.

Representación de San Judas Tadeo en la Iglesia de San Antonio Abad.

Representación de San Judas Tadeo en la Iglesia de San Antonio Abad. / Rocío Soler Coll

La sorpresa llegó cuando le explican que una señora estaba interesada en quedarse con la imagen. "Ahí ya me opuse. Para que se la quedara alguien, me la quedaba yo", sentencia y se justifica: "Mi promesa es que estuviera en una iglesia".

Julia cuenta emocionada el día que un cura de San Antonio Abad le confesó que todas las personas preguntaban dónde estaba San Judas Tadeo, "el de siempre". Como consecuencia, la Hermandad tuvo que volver a cambiar la imagen y colocar la del santo de Julia en su altar, bajo el arco en el que había permanecido tantos años.

"Para mí significa muchísimo ver como la gente le tiene tanta devoción a este santo, yo verdaderamente creo que es abogado de las causas difíciles", confiesa agradecida y emocionada al recordar su tenacidad para conseguirle un lugar a su santo. "No se puede quejar, he cumplido lo que le prometí", insiste.

Julia va con mucha frecuencia a visitar al santo que un día alivió sus preocupaciones, especialmente los 28 de cada mes, puesto que en el Silencio se reza una oración suya para esos días. "Yo a toda la gente que veo apurada le digo que se encomiende a San Judas y si tengo alguna estampa, se la doy".