Ecoperiodismo

Guerra al veneno en el campo

Entrevista a Rafael Arenas, biólogo experto en conservación de espacios y recuperación de especies amenazadas

Ricardo Gamaza RicardoGamaza /
23 may 2021 / 04:00 h - Actualizado: 18 may 2021 / 11:57 h.
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Rafael Arenas es uno de los biólogos que desde la gestión de espacios ha definido durante años la guerra al veneno en el campo para proteger la biodiversidad. Licenciado en Ciencias Biológicas, Master de Medio Ambiente por la UCO, Master de Educación Ambiental por la UNED y la Fundación Universidad Empresa, este funcionario de Carrera ha sido Director Conservador del Parque Natural de la Sierra de Hornachuelos (1990/95), Jefe Servicio de Gestión del Medio Natural (1995/2013), Jefe de Servicio de Espacios Naturales Protegidos (2013/2019), director Programa Conservación Buitre negro (2001/2011), director Programa Conservación Alimoche y Quebrantahuesos (2009/2001), director Plan de Recuperación de Aves Necrófagas (2011/2019) y Presidente de la Fundación Gypaetus (2014/2019).

-Has trabajado muy de cerca en la recuperación de especies en Andalucía que casi quedan extintas como el quebrantahuesos. ¿Qué lleva a una especie a su desaparición?

-Las causas son muy diversas y depende de la ecología de la especie. Por ejemplo, la malvasía estuvo a punto de desaparecer en los años setenta por pérdida de hábitat y por persecución directa mediante la caza. El lince fue principalmente por persecución y rarefacción del conejo, su presa principal. En el caso del quebrantahuesos el principal actor fue la utilización del veneno para eliminar depredadores, en este caso podríamos decir que es un daño colateral. En el águila imperial el principal factor que le afecta es la electrocución. Y en alimoche está jugando un papel muy similar en Andalucía el veneno y los parques eólicos en Cádiz (por ahora), solamente si solventan las dos causas el futuro puede estar asegurado.

-¿Es importante el papel de los científicos para evitar la perdida de biodiversidad?

- Es que no debemos conformarnos con intuirlos, ese es un pecado muy común en la gestión de las especies. Sólo con un análisis riguroso donde el método científico ponga orden se conocerán las verdaderas causas y determinaran las acciones a emplear. Por ello es fudamental que en los programas de conservación participen los científicos especializados en esas especies.

-El caso del quebrantahuesos en Andalucía es un ejemplo de que cuando se quiere y se dotan de medios a proyectos de recuperación, se puede ‘sacar de la UCI’ a especies amenazadas.

-El caso del quebrantahuesos es bien conocido: un proyecto sólido de cría en cautividad en colaboración con el programa europeo, un trabajo a pie de campo en contacto con los que viven en sus territorios, realizado por la Fundación Gypaetus, la Estrategia Andaluza contra el Veneno y el Plan de Recuperación, siempre con el asesoramiento de científicos de la Estación Biológica de Doñana, que ha dado sus resultados. Cuando se detecta que comienzan a utilizar nuevos territorios en los que no están bien realizadas las alianzas con los gestores del territorio, hay que darse prisa para que no caigan envenenados, los hechos así lo confirman. No sólo sirve con descubrir al autor, que hay que hacerlo. Hay que tender alianzas con sus pobladores. Como siempre digo es una carrera de fondo llena de obstáculos.

-¿Cuando empezó tu interés por la recuperación de especies en declive?

Con la primera especie que trabajé bajo la dirección de Torres Esquivias, fue con la malvasía. Con la sola prohibición de la caza en las lagunas y embalses que estaban como Zóñar, Rincón, Amarga y Malpasillo y la de aves acuáticas en el sur de Córdoba, se frenó su declive y comenzó a remontar año tras año. Después vendría la protección de su hábitat. En este sentido siempre hemos dicho que a la malvasía se le debe la protección de muchas zonas húmedas de España, ha sido una embajadora de la conservación, allí por donde pasaba, se prohibía la caza y se protegía el lugar.

-Después trabajaste con el buitre negro, otra especie que iba en ‘caída libre’ en Andalucía.

-En el caso del buitre negro, su problema de conservación era también el veneno, sólo con un seguimiento exhaustivo de los núcleos de reproducción, se podía seguir el pulso y detectar los casos de envenenamiento. Mediante acciones de suspensiones de aprovechamientos, publicidad en medios de comunicación sobre elllos, sin olvidar la educación ambiental han sido los pilares del trabajo desarrollado. Todo junto hizo que esta especie pasara de estar en peligro extinción a vulnerable en 2010 después de casi diez años de trabajo. En Sierra Morena que es donde está la población nidificante andaluza es el mejor indicador del uso del veneno que tenemos. Me llegan noticias que se ha abandonado el seguimiento exhaustivo, creo que no se publicitan las suspensiones cautelares, si las hay, y se ha abandonado la educación ambiental. Me temo un repunte del veneno en Sierra Morena.

-Y por supuesto, la especie más emblemática en Andalucía, el lince ibérico, también ha sido objeto de tu trabajo.

-En el caso del lince hubo que recurrir también a la cría en cautividad y seleccionar las zonas de mejor hábitat con abundacia de conejo, una de ellas en Córdoba, Guadalmellato. Por todos son conocidos los resultados. No hay que bajar la guardia, son muchos los casos de atropellos, pero hay un problema a manera de Iceberg donde sólo vemos la punta, es la persecución directa con disparos, lazos y jaulas trampas. La disminución de la densidad de conejos es también preocupante. Estos son los retos de futuro

-Pero también es cierto que no hacer nada es también una decisión que puede acabar con especies. ¿Cuáles señalarías como los principales riesgos actuales en Andalucía en este sentido?

-Como problemas que necesitan una atención prioritaria son la lucha contra el uso del veneno (parece incrementarse su uso), la electrocución y colisión de las líneas eléctricas, mortalidad en parques eólicos y en algunos casos la persecución directa. No hay que olvidar la pérdida de hábitat y las fragmentaciones que provocan muerte silenciosa porque no se ven los cadáveres, van desapareciendo poco a poco.

En los últimos años se ha detectado un grave problema en las aves esteparias con la extensión del cultivo de leñosas. También van a afectar a los olivares de sierra por competencia. Se está generando un problema social a medio plazo que no se quiere ver

Recientemente con la ocupación que realizan las plantas fotovoltacias en las estepas cerealistas se está incrementado y el efecto puede ser demoledor. De algunas especies ya se han perdido entre el 30% y 80% de sus poblaciones. Falta una ordenación de este sector para que se ubiquen en los lugares de más baja biodiversidad, se conocen y hay que ponerse a trabajar y no dejar que los fondos de inversiones acaben con nuestro patrimonio natural. Hay soluciones perfectamente viables y compatibles.

En la agricultura existe un reto muy importante, nos hemos centrado mucho en los ecosistemas forestales y se ha abandonado el medio agrícola: La utilización de productos fitosanitarios ha creado muchos desiertos sin vida. Nos podemos acercar a muchos olivares y terrenos calmos y donde antes predominaba el canto de los pájaros, el dueño y señor de ellos ahora es el silencio. La Unión Europea tiene aquí un gran reto para mejorar y hacer más sostenible esta actividad tan necesaria.

-Durante décadas trabajaste en la erradicación del veneno en el campo como una estrategia clave para reducir los envenenamientos de especies. ¿En qué situación estamos hoy en día en cuanto al uso del veneno en la naturaleza?

-El veneno ha centrado parte de mi actividad durante casi veinticinco años en la provincia de Córdoba y después durante tres años (2016/19) en toda Andalucía coordinando la Estrategia Andaluza contra el Veneno, Cuando fui sustituido, los niveles eran los menores de la serie histórica. Se había realizado un buen trabajo con anterioridad y continuamos el mismo a los que les añadimos una linea de formación de todos los agentes de la autoridad (Agentes de Medio Ambiente, Seprona y Guardia Civil), fueron 22 cursos y 1.000 agentes, nos esforzamos en trabajar conjuntamente; y elaboramos un nuevo borrador de la Estrategia Andaluza contra el Veneno en 2019, que quedó pendiente tan sólo del informe del letrado para su aprobación por el Consejo de Gobierno, ya que tuvo el visto bueno del Comité de Flora y Fauna del Consejo Andaluz de Biodiversidad. También pretendíamos seguir especializando aún más a los agentes de la autoridad, los técnicos de biodiversidad que informan los expedientes sancionadores y a los que instruían los éstos. Estos aspectos los considero fundamentales si se quiere seguir avanzando, el veneno si no se persigue con ahínco, resurgirá, ya comienzan a detectarse algunos repuntes.

Andalucía ha liderado en España la lucha contra el Veneno, reconocido por ONGs como SEO y WWF, tiene que seguir realizando este esfuerzo porque somos unas de las Comunidades de mayor biodiversidad. He intentado desmarcarme de mi antigua responsabilidad pero no paro de recibir llamadas sobre que se está relajando esta lucha contra el veneno, vista en todo su conjunto, desde la Estrategia hasta el trabajo de algunas provincias y es verdad que en la actualidad hay dos patrullas caninas que están realizando buen trabajo. Estos datos también lo ha corroborado el Seprona que en un reciente informe alerta que durante 2020 se han triplicado los casos de envenenamiento.

-Los tendidos eléctricos han sido también una gran causa de mortandad masiva de aves. Actualmente uno de los científicos que más dinero ha recibido por parte de Red Eléctrica Española para financiar sus investigaciones, Miguel Ferrer, asegura que las grandes torres de alta tensión pueden convertirse en ‘corredores ecológicos’. ¿Usted qué opina?

-Conocía esta iniciativa a través de los medios de comunicación y no sabía que Miguel estaba desarrollándola. Desde primera hora dije que las líneas eléctricas son sumideros de aves bien por colisión o electrocución. Con un estudio serio sobre el trazado y con adecuadas medidas anticolisión y antielectrocución puede atenuarse bastante pero los datos están ahí, el riesgo cero no existe. Por muchas medidas que adoptemos seguirán colisionando y electrocutándose pero en menor numero, conozco muchos casos de electrocución sobre postes seguros.

La matorralización al pie de las lineas en campos abiertos pueden ser corredores para otros grupos de animales, ese es un efecto muy conocido para los que llevamos décadas trabajando en la gestión. Es el mismo concepto de las vías pecuarias pero éstas no tienen riesgo añadido. Para un grupo de animales puede venirle bien y a otros mal. Supongo que por ahí irá el estudio.

Como ejemplo te puedo señalar que en el primer lustro de los años noventa en el Parque Natural de la Sierra de Cardeña y Montoro ante la instalación de un tendido eléctrico de Red Eléctrica de España no se dejó que se abrieran las calles previstas, sólo 1,5-2 metros precisamente lo justo para instalar los conductores y cable de tierra. De esta forma se mantenía la función de continuidad

-¿Y de las eólicas? ¿Son un riesgo para la avifauna?

-Las actuales plantas eólicas las miremos como las miremos tienen un riesgo intrínseco en su diseño que matan aves y murciélagos. El numero será mayor o menor dependiendo de su ubicación y las medidas que se adopten. En territorios de aves en peligro de extinción o zonas de pasos intensos de aves no deben instalarse porque tarde o temprano ocurre el siniestro. Como siempre es una cuestión de planificación territorial. Hace años se hizo un estudio que tenía una debilidad al no contemplar a las aves esteparias en peligro pero se acercaba bastante a la situación ideal, desapareció de la administración al igual que ahora con la guia para las plantas fotovoltaicas. Si se hubiera seguido su contenido se hubieran evitado muchos parques situados en lugares inadecuados. No somos conscientes de la verdadera magnitud porque muchos datos están en manos de las operadoras y debiera hacerse un seguimiento más intenso y hacerse público por transparencia de lo que está pasando con nuestra fauna.

En este sentido sus efectos serán de unos 20-30 años que es el período de vida util de un Parque y frente al reto del cambio climático parece que este último es más importante. Seguro que lo es porque nos jugamos mucho, pero esa es la dicotomía a la que nos quieren llevar. Al final de ese plazo seguro que la tecnología ha avanzado hacia molinos sin aspas, pero mientras tanto no podemos perder parte de nuestra biodiversidad.

-La pérdida de hábitat es un problema esencial en la conservación de especies y de espacios. En la actualidad los expertos señaláis como riesgo para la biodiversidad la ocupación de zonas de interés biológico por huertos solares.

-Como he comentado anteriormente, las aves esteparias tienen un futuro poco halagüeño. No es cuestión de enfrentar a esta energía renovable con las aves esteparias, es nuevamente más bien un asunto de planificación por parte de la administración y guiar a los promotores a los lugares de menor impacto. Los huertos solares por sus dimensiones son más compatibles con la conservación, no tanto como los parques fotovoltaicos de cientos o miles de hectáreas. Cada MW requiere de dos hectáreas de ocupación.

En la actualidad en Andalucía hay casi más del doble de solicitudes que la previsión. Se asiste a una burbuja de las fotovoltaicas que hay pinchar de alguna forma. Han llegado los fondos inversión y estos son ciegos con la conservación de lo local, sólo buscan su rendimiento a costa lo que sea. Se ha calculado que se pueden transformar más de 52.000 hectáreas en Andalucía, la responsabilidad de la sociedad es que se implanten en los lugares de menor riqueza de especies, el sol está en todos lados.

Los científicos están señalando esta disfunción actual con la implantación de las plantas fotovoltaicas. Durante la pandemia se ha hablado mucho de la ciencia pero aunque aún no ha terminado parece que nos hemos olvidado de su importancia. La presión de la asociación de las plantas ha hecho retirar una guía realizada para su implantación. Aunque mejorable en cuanto a su base territorial tenía cuestiones muy interesantes. Se ha anunciado su reelaboración, espero que en esta fase mejore la versión anterior si es que de verdad importa la conservación de la biodiversidad. Las generaciones venideras nos juzgarán y los responsables tendrán nombres y apellidos para lo bueno y para lo malo.

-Y en el centro neurálgico de la conservación: la participación de los científicos.

-Para la gestión de las especies es imprescindible la participación de los científicos. Sin una base científica estaremos jugando a la ruleta rusa con las decisiones que adoptemos, a veces podremos acertar pero tarde o temprano nos daremos el tiro. Quizás este sea un déficit actual de algunos planes de recuperación.