El pregonero dedica unas líneas a la memoria de su padre y a su barrio y hermandad de Santa Cruz: / «Dame de beber, padre, / que estoy sediento. / Dame de comer, de la verdad tu ser, / que estoy hambriento. / Cobíjame entre tus brazos, / porque este enfermo / está más desnudo que estaba, / desde que te fuiste preso / socorrido por su amor en la Alcazaba».