Ha muerto Gracia Montes, la voz vibrante de la copla

02 jun 2022 / 08:45 h - Actualizado: 02 jun 2022 / 08:47 h.
"Obituario"
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Ha muerto Gracia Montes. Sobre las siete de la mañana de hoy falleció en su domicilio de la calle Asunción, de Sevilla, serenamente y rodeada de su familia, una voz vibrante, sorprendente, estimulante y cálida de la copla española. Nació en Lora del Río el 1 de marzo de 1936, contaba por tanto con 86 años. La noticia ha llegado hasta EL CORREO procedente de su sobrina, Gracia Cabrera Montes, médica de profesión, quien en todos estos años ha estado especialmente vigilante de la salud de su tía.

Gracia Montes era el nombre artístico de Gracia Cabrera Gómez. Sobre ella se ha dicho: “plena de embrujo y misterio, con un quejío tan flamenco que le sale del corazón: con unos ojos profundos y ensoñadores; con unos labios encendidos y un bellísimo pelo”. Gracias a sus innatas condiciones, se presentó a las populares Galas Juveniles en el sevillano Teatro Cervantes, donde el público admiró y aplaudió sus cualidades artísticas, deleitándose con sus cantes. Siguiendo la tónica del momento, intervino en aquellos famosos y masivos programas radiofónicos de los años cincuenta, como Cabalgata Fin de Semana, que dirigía el inolvidable Bobby Deglané, que la nombró Mascota de Radio Patrulla, y en este programa popularizó sus primeras canciones, como el tanguillo-rumba Una rosa colorá, Palito de Ron, Será una rosa, será un clavel, y los fandangos de Huelva con final por verdiales.

Como muchas de sus compañeras, entra en la Academia del Arte Español, de la popular maestra Adelita Domingo, donde se formó artísticamente, incorporándose muy pronto a los espectáculos de diversas compañías, como la del gran cantaor Pepe Pinto, y en las variedades de Mercedes Vecino y los Gaditanos.

Descubierta por José Brageli, fue lanzada al estrellato con el nombre artístico de Gracia Montes, presentándose ante el público andaluz con el espectáculo La Rosa de Andalucía. Y fue tal el éxito que, en poco tiempo, montó uno nuevo titulado Coplas al viento, con el que, de nuevo, consiguió también un éxito arrollador. Sus canciones se hicieron rápidamente populares, gracias a la difusión que la radio hacía de sus discos, como aquella milonga-rumba: Sin azúcar y sin sal, de F. del Val y M. Suárez.

En estos momentos de triunfo, cuando el público había descubierto el resurgir de una estrella de la canción. Gracia Montes – por amor- se alejó del mundo del espectáculo, permaneciendo diez años fuera de su carrera profesional. Sin embargo, aunque ausente de los escenarios, sus canciones alcanzaron gran fama, como la chuflilla gitana Palito de ron; las bulerias orquestadas Coplas del Chapinero; la farruca-zambra Tus brazos me han detenío; la canción andaluza ¡Ese día!; la rumba flamenca Sin pensarlo, con las guitarras de Paco Cepero y Eugenio Caracoles y, singularmente, el pasodoble Cariá la sanluqueña, todas del singular trío Ochaita, Valerio y Solano.

Destacaron también otra serie de canciones como las rumbas flamencas Maruja Limón, de Quintero, León, Quiroga y Clavero; Moscatel, de León, Clavero, Quiroga y R. Vargas, y la rumba ¿Será una rosa?. De F. del Val y Miguel C. Díaz, con las guitarras de R. Castellón y El Noy.

Pero Gracia Montes llevaba el arte en sus venas y en su corazón, y en 1965 resurge con nuevos bríos, consagrándose definitivamente como artista de la canción andaluza, con su tercer espectáculo: La Rosa de las marismas, original de los mismos compositores: Ochaita, Valerio y Solano, que dirigía la orquesta, alcanzando un clamoroso éxito en el Teatro Cervantes, especialmente al interpretar con sentimientos y garra aquella hermosa farruca rumba titulada La lumbre de tu cigarro. Otras canciones suyas son Silencios de F. Montero y B. Laurent y Esa Mujercita, de Manuel Alejandro. Gracia Montes participó en dos películas, que afianzaron su popularidad: Historia de la radio (1955), y La muerte de un ciclista (1957).

Gracia Montes, interprete de coplas, canciones y flamenco, cantaora, sensible y amorosa y siempre fiel a su tierra sevillana, como demuestra en esa alegre canción de León y Solano, con arreglos del maestro García Segura: Soy una feria, grabó además en 1980 un nuevo disco de sevillanas, ensalzando a su tierra andaluza, Bordó también saetas como Rosa de Semana Santa, Al cristo de los Gitanos, San Buenaventura, al Cristo de la Expiración (El Cachorro de Triana), con acompañamiento de cornetas y tambores.

En abril de 1986, en el suntuoso patio de una céntrica entidad financiera de Sevilla, (Antiguo edificio de la Audiencia de Sevilla), en el ciclo Preludio de Feria, alcanzó un éxito apoteósico interpretando, acompañada por la orquesta del maestro Mudarra, lo mejor de su repertorio: Cariá la Sanluqueña, Poema de mi soledad, Soy una Feria, Maruja Limón y varias canciones flamencas a las que puso acompañamiento de guitarra Romero de Jerez. Gracia Montes demostraba su calidad de siempre, actuó sabiéndose artista grande y dejó patente su puesto en el cenit de la copla.

A pesar de tantos éxitos, hay una canción que destaca sobre todas: Poema de mi soledad que, al igual que otras, se dejaba oír con frecuencia en los programas de radio con canciones dedicadas. Es una copla basada en un poema de Rafael de León al que añadió la música el maestro Solano, que, con la síntesis de su melodía y la voz de Gracia Montes, ponía y pone los pelos de punta.

En 2006 Gracia Montes es hospitalizada de urgencia, debido a un aneurisma cerebral, del que se recuperó total y satisfactoriamente. En 2016 se publica el documental “Gracia Montes, la voz de cristal”, dirigido por Jesús Peña, en el que participan diversos artistas en homenaje a Gracia Montes. Realizado en el año 2016 cuenta con el guion y redacción de Juliana López, la colaboración del Ayuntamiento de Lora del Río, así como la cesión de material gráfico por parte de los investigadores Álvaro Beltrán y Jacob Benjumea.