«Los españoles nos estamos reapropiando de nuestra historia»

El periodista y escritor valenciano nos habla de su éxito de ventas ‘Te voy a contar tu historia’, publicado por ‘La esfera de los libros’, donde la historia de nuestro país es la protagonista.

Ezequiel García ezegarcia85 /
09 jun 2023 / 13:47 h - Actualizado: 09 jun 2023 / 13:50 h.
  • «Los españoles nos estamos reapropiando de nuestra historia»

El periodista de El Toro TV y presentador de El Gato al agua, José Javier Esparza publica un nuevo ensayo histórico bajo el título Te voy a contar tu historia, de la editorial La esfera de los libros donde recupera y narra la historia de España, que no es otra que la de aquellos que, antes de nosotros, construyeron este país.

La historia de España es inmensamente rica. Su lenguaje, su cultura y sus gentes son universales. En este libro, José Javier Esparza hace un recorrido completo y épico por ella para viajar a través de todas las épocas y conocer sus grandes personajes y acontecimientos. Desde Atapuerca hasta la democracia actual, pasando por Hispania, los visigodos, la conquista musulmuna y la Reconquista, América, los Siglos de Oro, la Guerra de Independencia o el turbulento siglo xx, esta impresionante obra de síntesis está destinada a convertirse en un referente.

-José Javier, ¿Ha sido difícil concentrar en 700 páginas tantos siglos de Historia?

Precisamente el reto consistía en eso: el ejercicio de síntesis para contar lo fundamental, es decir, qué es lo imprescindible si uno quiere conocer la Historia de España. Y proporcionar herramientas para que, a partir de ahí, el lector profundice en los aspectos que más le interesen. Ha sido difícil, pero también ha sido un trabajo muy enriquecedor.

«Los españoles nos estamos reapropiando de nuestra historia»


-¿Qué puede esperar el lector en Te voy a contar tu historia?

Una visión muy puesta al día. He tratado de apartarme de los tópicos historiográficos e introducir perspectivas innovadoras, todas esas cosas que la investigación nos ha aportado en los últimos años: las aportaciones de la genética de poblaciones o de la climatología, los hallazgos arqueológicos más recientes, las nuevas contribuciones de la investigación sobre archivos, también enfoques nuevos sobre aspectos concretos como los magnicidios de la Restauración o la atroz crisis económica que siguió a la Guerra de la Independencia... Y todo eso, es preciso decirlo, con un enfoque positivo. De alguna manera este libro es un libro de amor... a España.

-¿Ha sido la historia de nuestro país una epopeya? Quizás esta última palabra está quedando desterrada de nuestro diccionario...

Sí, ha sido una epopeya sin duda alguna. No digo que sea la única ni que sea mejor o peor que otras, pero el esfuerzo colectivo de los españoles por seguir siendo tales, a lo largo de la Historia, es impresionante. Y jalonando todo eso, mil episodios asombrosos tanto en el campo de batalla como en las artes o las ciencias. No sé si la palabra “epopeya” está siendo desterrada de nuestro diccionario. Quizá sí en los vocabularios de lo políticamente correcto, pero no en las parrillas cinematográficas o en los anaqueles de las librerías. En el caso de la historia de España, es simplemente una realidad que no se puede negar.

-¿Por qué esta pasión suya de reconstruir la identidad española?

Por pura reacción frente a quienes han tratado y siguen tratando de destruirla, que son muchos y muy poderosos. Sencillamente, creo que es importante no perder de vista la verdad de los hechos. No creo en leyendas rosas, pero me parece intolerable que nuestra Historia sólo pueda contarse en términos de leyenda negra. Sobre todo, porque la leyenda negra no es verdad. Y luego, ¿de verdad cree alguien que un pueblo, el nuestro o cualquier otro, puede vivir odiándose y no volverse loco?

-¿Quién comenzó la reconstrucción de la misma?

En torno al año 2000, y en manos de diferentes autores, comenzó un proceso fascinante: los españoles empezaron a reapropiarse de su propia Historia. Este proceso no lo ha dirigido el poder ni las instituciones de la cultura oficial, sino que lo ha venido haciendo esencialmente el pueblo. Hoy cualquier librería está abarrotada de libros que hablan de España y los españoles. Hace sólo veinte años, eso habría sido imposible. Ha pasado algo muy importante, algo esencial. Desde mi punto de vista, la gran revolución cultural española de nuestro tiempo es precisamente ese movimiento popular de reapropiación de nuestra Historia colectiva que el poder había intentado sepultar.

-¿Influyeron en nuestra forma de ser más los godos o los romanos?

Los godos son importantísimos y yo les he dedicado un libro (“Visigodos, historia de la primera España”), pero lo son precisamente en tanto que dan continuidad de la Hispania romana. España e Italia son los dos únicos países del viejo imperio que conservan el nombre que los romanos les dieron. España es romana por la conformación territorial, por la lengua y por la religión. Y, sobre todo, porque en lo romano arraiga nuestra conciencia de comunidad. No es que los romanos nos influyeran; es que los españoles nos hicimos romanos.

-¿Quién era realmente Pelayo?

Lo único que sabemos a ciencia cierta es aquello en lo que coinciden las crónicas cristianas y las crónicas musulmanas: Pelayo (o Belay) fue un caudillo que se levantó en el norte contra la ocupación mora. Es decir, Pelayo existió e hizo lo que hizo. A partir de ahí, todo es tradición y conjetura, lo cual no quiere decir que no sea verdad. Hay cierta tendencia a pensar que todo lo que no pueda ofrecer una prueba material directa es fábula. Eso vale para la geología, pero en Historia se funciona de otro modo. Un solo ejemplo: el primer ejemplar que conservamos de la Guerra de las Galias de Julio César es muy posterior a su redacción, pero no por ello pensamos que sea mentira. Con esto ocurre un poco lo mismo. Además, siempre es posible reconstruir los contextos a partir de otros materiales y, con ellos, definir mejor las brumas que siempre envuelven a estas etapas de la Historia. Otro ejemplo: sabemos muy poco de la primera invasión vikinga sobre las costas españolas, a mediados del siglo IX, que afectó tanto al Reino de Asturias como a la Córdoba andalusí, pero la Universidad de Sevilla ha reconstruido la estratigrafía del río Guadalquivir de hace dos milenios, lo cual nos permite imaginar con bastante certeza cómo pudo ser la singladura de los normandos en ese río. El nacimiento del Reino de Asturias me resulta particularmente familiar, le he dedicado un ensayo histórico y tres novelas, y siempre, siempre, he echado mano de los innumerables estudios de carácter geográfico, climático, epigráfico, arqueológico, etc., que permiten reconstruir con bastante fidelidad los cuadros históricos.

-¿Y el Cid campeador? Hay mucha hagiografía a su alrededor.

La ventaja del Cid es que esa “hagiografía” surgió muy temprano, lo cual dice mucho de la vitalidad cultural de la España de su tiempo (y digo España porque el influjo de la figura del Campeador se extendió lo mismo por Castilla que por León, Aragón o Navarra). El Cid fue un guerrero típico de su época: un caballero que por diferentes vicisitudes rompe con su rey, y queda entonces obligado a sobrevivir poniéndose al servicio de otros pero, eso sí, nunca al servicio de un enemigo de su rey. Por eso se va a la taifa de Zaragoza, que era aliada de Castilla. Todo eso de que Rodrigo era un mercenario es sencillamente una simpleza, por no decir una estupidez: es no entender cómo funcionaba el mundo en el siglo XI.

-¿Es usted de Reconquista o de Conquista Cristiana, como le gusta llamarla ahora a mucho profesor universitario?

De Reconquista, sin duda. No sólo porque la idea flotaba en el ambiente hispano medieval desde muy temprano y define bien lo que se cocinaba en aquellas mentes, sino porque, además, es el término que todo el mundo entiende. Ya sabemos que Alfonso I el Batallador no se levantó un día y dijo “voy a seguir haciendo la Reconquista”. Tampoco Leonardo se levantó un día diciendo “Oh, cielos, qué renacentista soy”. Las etiquetas históricas se ponen siempre después de los hechos, para clasificar el tiempo y transitarlo mejor. Lo demás es enredar. Y con bastante maña intención, por cierto.

-¿Con qué momento se queda cómo cenit de nuestra historia?

Es una elección muy difícil, pero, por su trascendencia para la Historia universal, me quedaría con el descubrimiento de América: aquello cambió radicalmente la faz del mundo y, por supuesto, el destino de España.

-¿Y nuestro peor momento?

1814, sin duda: el día después del fin de la guerra de la independencia. Un país deshecho por nuestros enemigos franceses, por nuestros “aliados” ingleses, por nuestros propios reyes, por las diferentes facciones políticas que se enfrentaban por la revolución o la restauración... Con los campos destrozados, la población enferma, una deuda que se evalúa en el 2.000%... Una situación terrorífica. España tardaría decenios en recuperarse, y en realidad nunca se recuperó del todo.

-¿Fue Franco un traidor a la República?

A la República la traicionaron todos desde el primer momento, y eso ya lo vio Ortega en su artículo “Rectificación de la República”, con su célebre “No es esto, no es esto”, tan temprano como en diciembre de 1931. Luego la traicionarían Sanjurjo en 1932 y el PSOE y la Esquerra en 1934. Por no hablar de la permanente violencia anarquista contra las instituciones republicanas, ya gobernara la izquierda o la derecha. El golpe del 36 fue la consecuencia de todo eso, y no reconocerlo es, simplemente, negar la evidencia. El problema que plantea la II República, a mi entender, es de otro orden: el de la quiebra de la legitimidad de un sistema cuando no es capaz de garantizar la seguridad de sus ciudadanos. Y eso descansa, seguramente, en un pecado original: la II República nunca se concibió a sí misma como un sistema donde cupieran todos los españoles.

-¿Y Juan Carlos I a su propia institución?

No creo. Juan Carlos traicionó, en todo caso, a la imagen que de él mismo había creado el sistema. Él heredó una corona con amplísimos poderes ejecutivos y la transformó deliberadamente en una monarquía parlamentaria sin poder ejecutivo real. Si se acepta ese punto de partida, lo que vino después fueron más errores personales que políticos.

«Los españoles nos estamos reapropiando de nuestra historia»


-¿Cuánto tardaremos en reconstruir nuestra identidad?

Al paso que vamos, poco tiempo. Visto con la perspectiva de veinte años, todo lo que ha sucedido en este periodo reciente es asombroso y muy esperanzador. El poder seguirá instalado en sus negaciones, pero la sociedad está recuperando la memoria a gran velocidad. Y cuanto más se empeña el poder en detener el proceso (sistema de enseñanza incluido), mayor es el hambre de identidad de los españoles. Insisto: creo que el fenómeno más importante de nuestra cultura en este siglo está siendo la reapropiación de nuestra historia por parte de los españoles.

-¿Será España la misma en veinte años?

Seguro que no. Lo importante es que siga siendo España. Y eso depende exclusivamente de los españoles.

-¿Quién ha sido el peor gobernante de nuestra vasta historia?

Remito al libro: hay un buen montón de ejemplos. Y conste que, en la narración, intento introducir los suficientes elementos de análisis como para entender el contexto. Pero si hubiera que citar sólo a uno, creo que me abonaría al tópico: Fernando VII.

¿Por qué?

Porque nunca hubo nadie tan poco capacitado en un momento tan extremadamente complicado. ¿Otro lo hubiera hecho mejor? No podemos saberlo.

-¿Y el mejor?

Hay docenas. Los más decisivos, probablemente, los Reyes Católicos, porque dieron forma a lo que iba a ser la España moderna y supieron construir un Estado capaz de ostentar la hegemonía mundial durante más de un siglo.

-Por último, ¿Hay luz al final del túnel?

Por definición, todo túnel se acaba. Lo importante es no desorientarse en el tránsito.

«Los españoles nos estamos reapropiando de nuestra historia»



Sobre el autor

José Javier Esparza (Valencia, 1963), escritor y periodista, lleva años entregado a la tarea de reconstruir la identidad española a partir de su Historia. De ello son testimonio su exitosa trilogía La Reconquista, vendida por decenas de miles de ejemplares, La cruzada del océano, sobre el descubrimiento y conquista de América, La historia de la Yihad, Tal día como hoy. Almanaque de la Historia de España, Tercios. Historia ilustrada de la legendaria infantería española, Visigodos. La verdadera historia de la primera España y No te arrepientas. 35 razones para estar orgulloso de la Historia de España. En la misma línea abundan sus novelas históricas El caballero del jabalí blanco, El reino del norte y Los demonios del mar, sobre los primeros tiempos de la Reconquista, San Quintín. Memorias del maestre de campo de los tercios Julián Romero y El tercio que nunca existió. Gloria y tragedia de los soldados españoles en Escocia, todas ellas publicadas en La Esfera de los Libros.