Artes marciales mixtas

Del caos familiar y las drogas a la cima de la UFC: la historia de Max Holloway, rival de Topuria

Max Holloway, próximo rival de Ilia Topuria por el título mundial, lleva consigo una historia de superación familiar que lo ha convertido en una leyenda del deporte

Max Holloway (guantes azules) conecta un directo a Justin Gaethje (guantes rojos) en la UFC 300.

Max Holloway (guantes azules) conecta un directo a Justin Gaethje (guantes rojos) en la UFC 300. / MARK J. REBILAS

Nil Jaimejuan

Max Holloway (26-7) es una institución dentro de las artes marciales mixtas y quiere engrandecer su leyenda el próximo 26 de octubre, día en el que buscará arrebatarle el título del peso pluma a Ilia Topuria (15-0) y convertirse, de nuevo, en campeón mundial de la UFC.

Pese a ser uno de los peleadores más destacados de la última década, su historia está lejos de ser un camino fácil hacia la fama. Nacido el 4 de diciembre de 1991 en Waianae, Hawái, una región marcada por la pobreza y la violencia, Holloway tuvo que superar circunstancias extremadamente difíciles desde muy joven. Su fuerza mental y determinación han sido claves para colocarse en el olimpo de las MMA.

Sin figura paterna y problemas con las drogas

Crecido en el seno de una familia rota y con problemas de drogas de por medio, su padre lo abandonó cuando Max tenía 11 años y su madre, que tuvo que mantener a su hijo sola y previamente había sufrido maltratos, lidiaba con problemas de adicción a la metanfetamina. Estas circunstancias obligaron al peqeuño de la casa a madurar rápidamente y buscar una vía de escape que lo alejase de un futuro incierto. Las artes marciales fueron su refugio y un camino de autodescubrimiento y superación personal. 

Max Holloway junto algunos miembros de su familia, entre ellos su madre e hijo.

Max Holloway junto algunos miembros de su familia, entre ellos su madre e hijo. / MAX HOLLOWAY/TWITTER

A lo largo de su carrera, ha mencionado en varias ocasiones que su experiencia con la ausencia de su padre lo motivó a ser un padre completamente comprometido para su propio hijo, Rush. Max ha hablado con pasión sobre su deseo de ser el tipo de figura paternal que él nunca tuvo, asegurando que su hijo siempre tenga su apoyo, guía y amor incondicional.

Fue así como a los 15 años se adentró en el mundo de las artes marciales. Inspirado por la rica cultura de lucha en Hawái (Waianae es conocido por las peleas sin guantes) y por leyendas locales como BJ Penn, Holloway se volcó en el entrenamiento de Muay thai y Kickboxing desde su adolescencia. Su talento natural se hizo evidente rápidamente, y es que debutó en amateur...¡3 días después de su primer entrenamiento de kickboxing!. Por algo se hace conocer como 'El Bendecido'. En cualquier caso, a los 19 años y después de pasarse definitivamente al MMA, obtuvo un récord de 4-0 dentro de la promotora Bloody Elbow.

La UFC llama a la puerta

Con un estilo de lucha agresivo y técnicamente sólido, atrajo la atención de los cazatalentos, lo que le llevó a debutar en la UFC en 2012.  Debutó en 2012 como reemplazo de Ricardo Lamas en el UFC 143 y llegó a acumular tres derrotas en sus seis primeras apariciones, cayendo ante nombres como Dustin Poirer (debut) o Conor McGregor en el peso pluma, esta última por decisión unánime en agosto de 2013, pero fue a partir de ahí cuando empezó su ascenso en la categoría.

Holloway encadenó 9 victorias seguidas y se convirtió en el más joven de la historia en conseguir 10 triunfos. Con cada pelea, fue perfeccionando su estilo de lucha basado en un cardio inagotable, una capacidad de absorción de golpes extraordinaria y un juego de manos devastador. Su apodo, “Blessed” (Bendecido), parecía cada vez más apropiado para un peleador que no solo sobrevivía a las tormentas, sino que las dominaba.

A por el oro

4 finalizaciones consecutivas (Will Chope, lay Collard, Corassani y Cole Miller) y dos actuaciones de la noche elevaron su estatus dentro de las 145 libras y, tras acabar con Ricardo Lamas en el UFC 199, le llegó la oportunidad de luchar con Anthony Pettis por el título interino, justamente el pelador al que todos habían comparado con Max cuando este último ingresó en la promotora.

Max acabó con Pettis - que no había dado el peso sobre la báscula - vía KO técnico el 3 de junio de 2017, y más tarde retó a la leyenda José Aldo por el título unificado del pluma, venciendo a este en el tercer asalto del UFC 212. En total puso en juego 4 veces el cinturón, todas con éxito: entre las defensas entre Brian Ortega (a quien le dejó casi sin ojo) y Frankie Edgar tuvo su revancha con Poirer por el campeonato interino del ligero en el UFC 236. Volvió a perder, esta vez por los puntos.

El 15 de diciembre de 2019 un tal Alexander Volkanovski le arrebató a Holloway el cinturón de las 145 libras, peleador australiano que culminó su ascenso en la categoría acabando con Max, al que derrotaría en otras dos ocasiones en una trilogía épica. El hawaiano no pudo vengarse nunca de 'The Great', que acabaría instaurando una hegemonía en el peso pluma de más de 4 años.

Un legado imborrable

Ahora, a sus 32 años, Holloway, que ostenta el título de BMF tras noquear a Gaethje en abril, busca volver a reinar la categoría que un dia dominó. Para hacerlo deberá derrotar a la mayor estrella en ascenso dentro de la UFC, Ilia Topuria, destinado a la grandeza e invicto en su récord profesional. Holloway no solo lucha por él, sino también por su hijo, Rush, a quien considera su principal motivación. En muchas entrevistas, Max ha compartido su filosofía de "Bend, but never break" ("Dóblate, pero nunca te rompas"), que refleja cómo ha enfrentado los desafíos de su vida sin dejarse derrotar. Crecer en un entorno marcado por la pobreza, la adicción y la falta de oportunidades, y llegar a la cima del mundo deportivo, es una muestra de su carácter, resiliencia y ética de trabajo.