Medio Ambiente

Acequias milenarias de Al-Ándalus para combatir el cambio climático

Un equipo científico andaluz lleva diez años recuperando los sistemas de riego históricos por sus ventajas ecológicas frente al goteo. Solo en Granada y Almería hay catalogados más de 24.000 kilómetros de canales medievales

Un equipo científico de la Universidad de Granada lleva diez años trabajando en un proyecto pionero para rehabilitar estas redes hidráulicas centenarias

Un equipo científico de la Universidad de Granada lleva diez años trabajando en un proyecto pionero para rehabilitar estas redes hidráulicas centenarias / El Correo

Aristóteles Moreno

Aristóteles Moreno

La civilización andalusí dejó un colosal legado arquitectónico y cultural admirado en medio planeta. Pero no solo. También protagonizó una revolución agrícola sin precedentes que sembró de canales de riego la Península Ibérica. Solo en Granada y Almería hay catalogadas más de 24.000 kilómetros de acequias andalusíes, muchas de las cuales aún hoy, un milenio después, continúan en uso. La extensión del riego de precisión y la creciente despoblación del mundo rural amenaza este inmenso patrimonio agrícola. 

Un equipo científico de la Universidad de Granada lleva diez años trabajando en un proyecto pionero para rehabilitar estas redes hidráulicas centenarias. Las acequias de Al-Ándalus no son solo una huella arqueológica formidable digna de ser conservada. También constituye un modelo de riego histórico con notables virtudes “ecosistémicas” y regenerativas del medio ambiente. 

Así lo sostiene el Laboratorio de Arqueología Biocultural de la Universidad de Granada, dirigido por José María Martín Civantos. “Las acequias antiguas recargan los acuíferos, regulan los ciclos hídricos, evitan la erosión y protegen la biodiversidad”, explica al otro lado del teléfono. Su sustitución por los sistemas de riego modernos, teóricamente más eficientes, comporta algunas ventajas a corto plazo pero generan efectos indeseados, a juicio de Civantos y un creciente número de investigadores. 

Un equipo científico de la Universidad de Granada lleva diez años trabajando en un proyecto pionero para rehabilitar estas redes hidráulicas centenarias

Solo en Granada y Almería hay catalogados más de 24.000 kilómetros de canales medievales / El Correo

“La eficiencia del uso del agua está bien”, admite el profesor de la UGR, “si la entiendes solo desde la perspectiva productivista y no desde la multifuncionalidad y los servicios ecosistémicos que presta”. Y lo explica de manera gráfica. En su forma de evaluar la eficiencia, una gota de agua debe ir para la producción agrícola, pero otra debe servir para regar los acuíferos y una tercera para mantener la biodiversidad. Esa es precisamente, según argumenta, la función que jugaban las acequias de tierra andalusíes, que tomaban el agua de la lluvia y el deshielo, y parte de ella se filtraba para cumplir con el ciclo hídrico y el sostenimiento de los ecosistemas. 

La recuperación de la acequia

Civantos lidera un grupo de trabajo compuesto por una decena de investigadores. Su primera intervención fue en la localidad alpujarreña de Cáñar hace precisamente una década. La acequia llevaba entonces 28 años abandonada como consecuencia del éxodo brutal que se produjo en la España rural de la segunda mitad del siglo XX. Su recuperación fue un revulsivo para el pueblo. Gracias a aquel milagro hidrológico, medio centenar de agricultores recuperaron fincas de castaños y robles, trigo, cebada, patatas, judías y pistachos. Desde entonces, cada año celebran el regreso del agua al canal de riego con una fiesta popular y un puchero de hinojos, morcilla y tocino. 

En solo una década, el Laboratorio de Arqueología Biocultural ha rescatado ya un centenar de kilómetros de acequias medievales en coordinación con comunidades de regantes de Granada y Almería, aunque también de Cáceres, Ávila o Segovia. Más de 3.000 voluntarios han participado en todas estas labores de rehabilitación, la mayor parte de ellos estudiantes universitarios, así como jóvenes agricultores o ecologistas. 

Beneficios demostrados

El proyecto cuenta con una amplia red de apoyos científicos procedentes del Instituto Geológico y Minero, el Instituto de Agricultura Sostenible o las universidades de Córdoba, Autónoma de Madrid o Almería. Precisamente, un grupo de investigadores de esta última universidad andaluza, en colaboración con el Instituto Pirenaico de Ecología, han demostrado empíricamente los beneficios ambientales que generan las acequias ancestrales en un artículo publicado en una revista científica. 

el Laboratorio de Arqueología Biocultural ha rescatado ya un centenar de kilómetros de acequias medievales en coordinación con comunidades de regantes de Granada y Almería

El Laboratorio de Arqueología Biocultural ha rescatado ya un centenar de kilómetros de acequias medievales en coordinación con comunidades de regantes de Granada y Almería / El Correo

El estudio analiza en términos comparativos el crecimiento de robles y pinos ubicados cerca de las acequias de Sierra Nevada. “Los bosques están sometidos a una presión cada vez mayor debido a sequías más prolongadas y calurosas vinculadas al calentamiento climático”, indica el trabajo elaborado por J. Julio Camarero y otras siete firmas más. “En este trabajo investigamos cómo las acequias de careo ancestrales pueden proporcionar una solución basada en la naturaleza para aliviar el estrés por sequía en pinos y robles de Sierra Nevada”. Las denominadas acequias de careo sirven para conducir el agua del deshielo desde las altas cumbres hacia los caladeros donde se infiltran en el terreno. 

Los investigadores comprobaron que el 76% de la captación de agua de los robles provenía de las filtraciones subterráneas, lo que constataría el “papel primordial” que juega la recarga de los acuíferos. “Las acequias ancestrales proporcionan refugios climáticos para amortiguar el estrés hídrico en regiones boscosas semiáridas”, argumenta en sus conclusiones el equipo científico. 

Dónde están las mejor conservadas

Las acequias mejor conservadas se encuentran en el antiguo territorio del reino Nazarí, que se extendía por las actuales provincias de Málaga, Granada y Almería. Precisamente, en la Axarquía malagueña también se han impulsado proyectos de recuperación de acequias medievales, pero no para uso agrícola sino como reclamo cultural y turístico. En aquella comarca hay catalogadas acequias en Canillas de Aceituno, Frigiliana, Cómpeta y Canillas de Albaida. 

Martín Civantos se muestra crítico con la jubilación de los canales de riego centenarios y su reemplazo por las conducciones industriales. “Cuando se sustituye el sistema tradicional por el regadío a presión hay un ahorro de agua, pero se produce un efecto rebote”, advierte el profesor de la UGR. “Se acaban poniendo cultivos más demandantes de agua, como está ocurriendo con los aguacates, y se alargan las temporadas”. 

En su opinión, lo moderno no pasa necesariamente por “tecnificar” sino que hay que aplicar una óptica “multifuncional” que piensa en el conjunto del medio natural. “Eso es lo moderno. Modernizar es también restaurar y conservar”, subraya. Muchas comunidades de regantes comparten esta visión, aunque se ven “abocadas” a aceptar los procesos de tecnificación del regadío. 

“El modelo agrario intensivo está construyendo el desierto”, alerta Civantos. “Estamos sobreexplotando los acuíferos. La agricultura industrial genera mucha exportación y beneficios de orden económico, pero su impacto es brutal”. El experto sostiene que los sistemas de riego sofisticados están “acelerando los efectos del cambio climático y eso se percibe de forma muy clara en las comarcas agrícolas de Granada, Almería y Murcia. 

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