DANA

La economía valenciana trata de levantarse tras caer a la lona

No hay una cifra concreta, pero es seguro que la DANA ha provocado miles de millones de pérdidas. Los empresarios no ven suficientes las ayudas tipo covid. Piden un Plan Marshall

Vehículos destrozados en el polígono Ribarroja tras el paso de la DANA, a 31 de octubre de 2024, en Valencia, Comunidad Valenciana (España).

Vehículos destrozados en el polígono Ribarroja tras el paso de la DANA, a 31 de octubre de 2024, en Valencia, Comunidad Valenciana (España). / Jorge Gil - Europa Press

Jordi Cuenca

Un golpe seco y salvaje desde abajo que te deja sin respiración. Aturdido al principio. De inmediato, te tira a la lona. Derrumbe. Y ya en el suelo solo quedan dos opciones si no estás muerto. Renunciar y tirar la toalla. O levantarte. Buscar un brazo que te aúpe. Y volver a la pelea. Esto es lo que les espera a miles de empresas valencianas. Si pueden. Si el cuerpo les aguanta. Cogerse de un hombro, tratar de recomponer la vista y levantar la mandíbula. Seguir en la lucha, en definitiva. Pero ¿cómo? No es fácil si el uppercut te lo ha dado Mike Tyson o una fuerza de la naturaleza similar, como la DANA que asoló Valencia el ya inolvidable 29 de octubre de 2024. Pero no queda otra. ¿Cómo van a seguir luchando tantas y tantas empresas que están en la agonía? Esa es la cuestión.

No hace falta un ejercicio de imaginación demasiado preciso para calibrar la magnitud del desastre. Basta con apuntar que casi todos o todos los establecimientos empresariales a pie de calle en localidades como Paiporta o Alfafar están para el arrastre, por ejemplo los comercios, desde los supermercados a las ferreterías. Lo mismo sucede en los polígonos, algunos enormes como el de Riba-roja, con seis millones de metros cuadrados. Puede darse el caso de firmas que se hayan salvado porque están en un primer piso o un segundo, como alguna gestoría o los notarios, pero sus dueños siguen preguntándose sobre el paradero de sus clientes. La empresa del presidente de la Federación Empresarial Metalúrgica Valenciana (Femeval), Vicente Lafuente, no se ha visto directamente afectada por la tragedia pero su futuro también es, de momento, incierto porque el 80% de sus clientes estaban en la zona atacada por la DANA.

Ningún economista se atreve a cuantificar el desastre. Cunde la prudencia. Pero algunas cifras puestas sobre la mesa dan indicios de la hecatombe, como los 31.400 millones pedidos al Gobierno por el Consell, una cantidad idéntica al presupuesto de la Generalitat de 2023. O los más de 10.600 millones que ya ha aprobado el ejecutivo de Pedro Sánchez. O los 20.000 millones en que el Banco de España cifra la exposición al riesgo de la banca en las zonas afectadas. 

Coste final

Es todavía una incógnita el coste final. En una primera estimación, la Generalitat baraja que los daños superarán los 15.000 millones, de los cuales 10.000 corresponderían a los 63 parques empresariales afectados. Otros 2.600, a infraestructuras viarias y ferroviarias. El resto, a centros educativos, sanitarios y equipamientos culturales. En términos empresariales, lo indudable es que el destrozo es de proporciones bíblicas. Solo hay que pensar en las 34.100 empresas que la Cámara de Comercio de Valencia sitúa en los 32 municipios más afectados por las inundaciones, unas localidades donde trabajan unas 217.000 personas. 

Pero hay más. Los concesionarios calculan que la DANA ha arrasado 90.000 vehículos, entre coches y camiones, y los Registradores apuntan que más de 33.000 viviendas se han visto afectadas. Ya ha empezado el goteo de empresas que piden expedientes temporales de regulación de empleo (ERTE) para sus trabajadores, entre ellos la Ford de Almussafes, indirectamente damnificada por la DANA porque muchos de sus trabajadores viven en las zonas afectadas y no pueden ir al trabajo por los problemas de circulación o la pérdida de sus vehículos y porque muchos proveedores sí están tocados, como Industrias Alegre, que cifra las pérdidas en 50 millones de euros. El Gobierno calcula que los asalariados que acabarán en ERTE rozarán los 350.000. Además, hasta 70.000 autónomos necesitarán ayudas específicas.

Supervivencia

¿Cómo renacer? El valenciano Manuel Illueca, presidente del Instituto de Crédito Oficial (ICO), que va a dar ayudas directas a pymes y autónomos, apunta la clave básica: "A diferencia del covid, aquí y ahora hay que hacer un gran esfuerzo de reconstrucción, en el que la financiación es importante pero más aún la ayuda directa".

Con él coinciden los principales dirigentes empresariales valencianos, como el presidente de la patronal autonómica CEV, Salvador Navarro, o el del Consejo de Cámaras, José Vicente Morata. Se precisan ayudas muy rápidas para que "las empresas puedan subsistir, que incluyan todo lo relacionado con aplazar pagos, como los ERTE, impuestos, Seguridad Social, energía o comunicaciones", pero también que el dinero llegue con la rapidez de dos semanas como máximo a las pequeñas empresas y los autónomos, que no tienen músculo para sobrevivir por sí solos. Y también reponer las infraestructuras para que fluya el transporte y que "se haga a velocidad de vértigo", en palabras de Morata. Porque precisamente la destrucción de carreteras, de vehículos, de vías de tren, de autovías, de viviendas y de empresas es el gran factor diferencial respecto de lo sucedido hace cuatro años, cuando las ayudas del ICO y los ERTE, entre otras medidas, lograron que la crisis se superara.

Ahora las cosas no son así. Innumerables empresas en las áreas industriales están inoperativas. Con ayudas públicas y fondos propios, si los tienen, podrán reabrir aquellas firmas que no estuvieran en mala situación antes de la DANA cuando puedan reponer la maquinaria destruida, apunta Navarro, quien detalla una situación severamente compleja en muchos comercios de las ciudades afectadas, porque a la ruina del negocio se suma que sus clientes, es decir, sus vecinos "están en una situación complicada para comprar". También lo han perdido todo. Un dato estremece al respecto. El Gobierno asegura que unas 100.000 personas en los territorios perjudicados cobran el Ingreso Mínimo Vital y pensiones no contributivas, lo que implica que antes de las inundaciones ya eran pobres. ¿En qué condición han quedado ahora?.

Ayuda

Por eso, los dirigentes empresariales consideran que lo que de verdad necesita la provincia de Valencia es un renovado Plan Marshall, es decir, el programa de ayudas que Estados Unidos dio a la Europa devastada pero triunfadora en la Segunda Guerra Mundial. "Las ayudas tipo covid no son suficientes, porque ahora hay que reconstruir todo lo dañado y hacer muchas cosas que estaban pendientes, como obras hidráulicas, supresión de barrancos o un segundo by pass en Valencia que evite que las conexiones con el resto de España se colapsen ante futuras inundaciones", que nadie duda de que las habrá, aseguran Morata y Navarro. Y el director adjunto del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE), Joaquín Maudos, añade que los gobiernos no deben ser cicateros en el esfuerzo: "Es necesario ser flexibles en el cumplimiento del objetivo de déficit. No es el momento de restricciones, sino de una política de gasto expansiva contracíclica".

Esperanza

El presidente de la Confederación Empresarial de la Comunidad Valenciana, pese a la magnitud del desastre, se muestra esperanzado siempre que no se pierda el tiempo: "La economía valenciana se va a recuperar, lo que no sé es cuándo". En el pronóstico coincide con el secretario general de UGT-PV, Ismael Sáez, quien afirma que "la gravedad es enorme, pero se trata de un territorio no tan grande si lo comparamos con el conjunto de España o de la Unión Europea, donde hay músculo suficiente para financiar la recuperación. Se va a salir de esto". La líder de CC OO-PV, Ana García, va en la misma línea, aunque con matices: "Se va a poder salvar a un número importante de empresas, si las ayudas llegan ágiles".

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