Entrevista | Teresa Ribera Vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico del Gobierno de España
Teresa Ribera: "Las empresas españolas tienen que ser más valientes ante la ultraderecha. Se les echa en falta"
“Resulta muy triste que Feijóo no tenga ningún problema a la hora de pactar con la ultraderecha”, declara la candidata del PSOE a las elecciones europeas
Entrevista a Teresa Ribera, candidata del PSOE a las elecciones europeas. / José Luis Roca
Juan Ruiz Sierra / Iván Gil
Teresa Ribera (Madrid, 55 años) encara el próximo 9 de junio sus primeras elecciones como cabeza de lista. Se trata de un lugar atípico para una dirigente más ligada a la gestión que a la arena de los mítines. La vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica, que aspira a ser comisaria tras estos comicios europeos, está convencida de que el PSOE tiene muchas posibilidades de quedar por delante de un PP que ya ha dejado claro que llegado el caso pactará con la ultraderecha en la Eurocámara. “Tenemos que poner pie en pared y reaccionar”, asegura. El mensaje se extiende a las grandes empresas españolas, a las que lanza reproches por no posicionarse.
-Hace exactamente un mes, el PSOE era presa del vértigo ante la posibilidad de que el presidente Sánchez dimitiese. El ambiente en el partido era muy pesimista. Ahora ocurre lo contrario. ¿Qué ha pasado en tan poco tiempo?
-Fue una ocasión para reflexionar sobre por qué importa dar la batalla. A pesar de que hay momentos en los que sentimos el abatimiento porque somos humanos y es muy difícil defender políticas progresistas en este país, merece la pena. Esa reflexión colectiva ha sido capital.
-¿Colectiva? El presidente no les dijo nada durante esos cinco días de reflexión sobre lo que pensaba hacer. Tiene algo de desconsideración hacia sus principales colaboradores. ¿Usted cómo lo vivió?
-La suya fue una reacción estrictamente personal y muy humana. Muy natural. Él pidió estar solo. A uno le puede parecer más o menos adecuado. Pero lo cierto es que las reacciones personales son inevitables en momentos de abatimiento. Esa reflexión condujo a los ciudadanos a tomar conciencia de las respuestas del Gobierno progresista en los momentos más duros de las crisis que hemos vivido. Corresponde apreciar lo que se ha hecho.
-El PSOE encadenó la semana pasada dos derrotas parlamentarias: en la ley contra el proxenetismo y la del suelo. ¿Qué ha fallado?
-En un momento preelectoral puede haber movimientos extraños. Pero las dos leyes son importantes y saldrán adelante.
Teresa Ribera, candidata del PSOE en las elecciones europeas de 2024. / José Luis Roca
-Igual no deberían haberlas sometido a votación en esta coyuntura, entonces.
-Ambas normas abordan temas capitales para el buen funcionamiento de nuestra sociedad. Habrá que trabajar en ellas.
“Lo ocurrido con las leyes del suelo y contra el proxenetismo muestra que las diferencias se muestran más en un contexto preelectoral”
-¿Qué ocurre con Sumar? Ustedes confiaban en que la relación dentro del Gobierno fuese más sencilla que con Unidas Podemos. Pero lo que ha pasado con la ley del suelo, cuyo proyecto fue aprobado por el Consejo de Ministros, no tiene precedentes. ¿Está la coalición en peligro?
-En absoluto. Es normal que las diferencias, que son más de aproximación a las propuestas concretas que relevantes desde el punto de vista sustantivo, se vean reflejadas con más intensidad en un momento preelectoral como este. Cada día estamos aprendiendo.
-Sus socios parlamentarios también se quejan de su falta de cintura negociadora. ¿Puede haber Presupuestos para el año que viene ante este escenario?
-Estoy segura de que María Jesús Montero está trabajando ya en ellos.
-¿Cómo afectan las elecciones catalanas en esa negociación? Necesitan a ERC y a Junts, a quienes el PSC derrotó claramente el 12 de mayo. No parece el clima más propicio para el acuerdo.
-El mensaje que sale de las urnas catalanas está cargado de esperanza, voluntad de progreso y convivencia. Salvador Illa tiene que lograr ese consenso en su propio territorio para sacar adelante el Govern. El problema de quién gobierna en España ya lo resolvimos el verano pasado. Hay que diferenciar entre los distintos procesos electorales.
“En estas elecciones no vamos a resolver la situación de Pedro Sánchez como pretende Alberto Núñez Feijóo. Los electores son inteligentes”
-Por lo tanto, no considera las elecciones europeas supongan un plebiscito sobre Sánchez, como quiere el PP.
-En cada ocasión se plantea una pregunta distinta. En las elecciones al Parlamento Europeo no vamos a resolver la situación de Pedro Sánchez como pretende Alberto Núñez Feijóo. El 9 de junio tenemos otra pregunta. El 12 de mayo tuvimos una distinta y el 23 de julio otra. Confundir planos es un error que sale mal, porque los electores son lo suficientemente inteligentes.
-¿Pero en unos comicios como estos, cuando la Eurocámara se sigue viendo como un ente lejano, los electores van a votar en términos europeos y no nacionales?
-Tenemos que entender que no es un ente lejano. El Parlamento Europeo, la Comisión y el Consejo deciden la inmensa mayoría de las políticas que afectan a la vida cotidiana de cada uno de nosotros. Estamos ante una disyuntiva muy importante con el avance de la ultraderecha y un movimiento extraordinariamente triste por parte del señor Feijóo, que confirmó el jueves que no tiene ningún problema en pactar con la ultraderecha. No es que nos pille por sorpresa, porque de hecho ha pactado con la ultraderecha ya en gobiernos autonómicos y municipales. Europa solo será un espacio de progreso y libertad si lo cuidamos. Si no, nos podemos encontrar con más de un disgusto a la vuelta de la esquina.
“A las empresas españolas les va muy bien. Pero la polarización en el debate nacional hace que sean más tímidas de lo que corresponde”
-Pero ese acercamiento a la ultraderecha por parte de la derecha está cada vez más extendido. La misma Ursula von der Leyen se ha abierto a pactar con el sector más alejado de Rusia, representado por Giorgia Meloni.
-Yo no me resigno. La señora Von der Leyen se confunde si piensa que diferenciar entre ultraderechistas buenos y menos buenos puede suponer algo positivo en Europa. Es un inmenso error. Supone un caballo de Troya en la línea de flotación del progreso europeo. La única vara de medir no puede ser si respaldan o no a Vladímir Putin. Evidentemente, Putin es una amenaza real para Europa, pero no es la única. Europa tiene una amenaza real dentro.
-El presidente ha llamado a las empresas españolas a seguir el ejemplo de las alemanas y dar un paso al frente “en defensa de la democracia”. ¿Qué les piden concretamente?
-Este es un asunto importantísimo para reflexionar sobre por qué lo que pase en las elecciones europeas nos afecta a todos. Las políticas agresivas contrarias a la convivencia, negacionistas y de división acaban teniendo consecuencias medioambientales, sociales y económicas muy negativas. Si nos encontramos con partidos políticos mayoritarios en el Parlamento Europeo que niegan la ciencia, que piden frenar la agenda ambiental y la agenda verde, que niegan la justicia social y no ofrecen garantías de estabilidad, se pierden oportunidades para invertir en Europa. Son riesgos obvios. Eso es lo que quieren trasladar las empresas alemanas. El empleo hoy se genera sobre todo en el entorno de la agenda verde y la digital. Un frenazo representaría una pérdida de competitividad de nuestra industria. Nos volveríamos a encontrar con que es la industria china o la americana las que se hacen con las cuotas de mercado y supondría un riesgo disparado para la agricultura, en particular para el campo español, que es el que se puede ver más afectado como consecuencia de la sequía. Así que se trata de un mensaje muy relevante de esas empresas para que haya estabilidad política y una agenda equilibrada desde el punto de vista ambiental y social.
-¿Quiere decir que las empresas españolas no están sabiendo leer este momento histórico por el auge de la ultraderecha?
-Las empresas españolas deben ser más valientes a la hora de expresar sus opiniones. Se les echa un poquito en falta. Les está yendo muy bien con esta agenda verde y social de Pedro Sánchez, pero claramente deben de tener algún tipo de preocupación, que no es solamente la económica, porque les está yendo muy bien. Las cifras de beneficios lo demuestran. Pero la polarización en el debate nacional, esa especie de acusación permanente a este Gobierno, hace que sean más tímidas de lo que corresponde. Resulta preocupante.
-Más allá de esa tibieza en sus opiniones que denuncia, ¿en la práctica cree que están dando pasos suficientes hacia la agenda verde o que hay algo de ecopostureo en sus estrategias?
-Las empresas españolas son de las que más tienen que perder si la derecha y la ultraderecha frenan esta transformación. La posición de partida de unas y otras puede ser muy diferente, pero hay empresas del sector de los sectores industriales que han activado todo ese proceso de cambio, ya sea en el textil, en la industria de componentes del automóvil o en el sector eléctrico.
“Resulta muy triste que Feijóo no tenga ningún problema a la hora de pactar con la ultraderecha”
-¿El Gobierno convertirá en permanente el impuesto extraordinario a las energéticas?
-Esa respuesta es del Parlamento, así que veremos lo que ocurre, porque está muy dividido al respecto. Es verdad que se trata de una figura que estuvo diseñada pensando en el crecimiento exponencial de los beneficios de las empresas energéticas, que han recuperado una cierta normalidad. Por tanto, hay que ver si se puede convertir en una herramienta que incentive la inversión. La revolución energética requiere alrededor de 30 mil millones de euros de inversión al año y creo que es muy importante que haya una fiscalidad justa.
Teresa Ribera, candidata del PSOE, en las elecciones europeas de 2024. / José Luis Roca
-En los últimos días se ha hablado de política internacional más de lo habitual, debido al choque con Javier Milei y el reconocimiento del Estado palestino. ¿Qué impacto tendrá en estas elecciones?
-La propuesta de los dos Estados permite abrir la puerta a un escenario nuevo. Es la vía más razonable para recuperar el orden internacional perdido. Y lo hacemos de la mano de otros dos estados europeos: Noruega e Irlanda.
“Los insultos de Milei forman parte de una estrategia deliberada de debilitar la convivencia. Son una provocación”
-¿Y Milei?
-Es profundamente desagradable que un dirigente de un país hermano como Argentina visite España muy poco tiempo después de tomar posesión en las condiciones en las que lo ha hecho, con un cuestionamiento directo en un acto de la ultraderecha. Cuando hablamos de polarización y de la internacional ultraderechista, hacemos referencia a una estrategia deliberada de debilitar la convivencia en los estados democráticos. Es una provocación, acompañada por las palabras absolutamente fuera de lugar a las que nos tiene habituados Vox, insultando y animando a la violencia en las calles, a lo que tampoco Feijóo parece reaccionar. Es importante poner pie en pared y que todas las fuerzas democráticas reaccionen de la misma manera defendiendo a un presidente elegido democráticamente. El PP es ambiguo. Contrasta con la firmeza patriótica que reclamó en el pasado cuando era otro el presidente del Gobierno.
-¿No es una medida excesiva la retirada definitiva del embajador en Argentina? Quien fue atacada directamente fue la mujer del presidente, que no forma parte del Ejecutivo.
-Este señor vino a insultar al presidente del Gobierno y a su esposa. Lo que le está imputando a su mujer es un comportamiento directamente vinculado al ejercicio de la Presidencia del Gobierno. Es una situación que debe ser resuelta cuanto antes a través de la diplomacia, con arreglo a los usos tradicionales, y eso pasa por restaurar esa relación y por un pronunciamiento por parte del presidente del Gobierno argentino.
-¿Qué otros pasos van a dar? No parece que Milei vaya a rectificar.
-El ministro Albares está trabajando a través de la diplomacia, que es lo que corresponde. Lo normal es que los jefes de Estado y de Gobierno se respeten adecuadamente y midan mucho sus palabras.
-El próximo 21 de junio, el presidente argentino tiene previsto realizar otra visita a Madrid. ¿Es posible que el Gobierno ponga pegas a ese viaje si no es institucional?
-Confío en que las cosas vuelvan a su cauce. El ministro de Exteriores es quien recibe las comunicaciones oficiales sobre las visitas, las condiciones y el propósito. Deberá ir evaluándose.
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