Gastronomía

Solomillo al ajo y papel higiénico en lugar de servilletas: la tasca de Triana que aún conserva la esencia de otro tiempo

El Sol y sombra sirve desde hace más de 60 años platos tradicionales a buen precio en una taberna que todavía desprende un aroma clásico a nivel estético y gastronómico

La barra y la carta del Sol y sombra

La barra y la carta del Sol y sombra / CARLOS DONCEL

Carlos Doncel

Carlos Doncel

Sol y sombra es una tasca a la que ni el turismo, el auge de los gastrobares o salir en la BBC le han quitado un ápice de esencia. Hace unos años amplió su espacio con un nuevo comedor anexo, pero el salón de siempre, la taberna, mantiene una estética, carta y servicio auténticos. Las modas hosteleras no terminan nunca de pervertir a este local situado en una de las vías principales de Triana, la calle Castilla.

"En Sevilla hay muchas lámparas de Ikea y mucho minimalismo, pero esto no se toca, somos partidarios de no cambiar nada", afirma Rocío Fernández, propietaria de este establecimiento. Carteles taurinos pardos hasta por el techo, viejas botellas de manzanilla, una barra de madera, la carta escrita en pequeños trozos de cartulina pegados a la pared. "Además, lo que gusta a los clientes es eso, aquí vienen incluso extranjeros a echar fotos", asegura Fernández.

Y como culmen de esa extravagancia que con el tiempo adquiere lo castizo, el papel higiénico sustituye a las servilletas. Los rollos desperdigados por los rincones se han convertido en un símbolo más de esta tasca: "Mi padre lo puso hace muchos años porque dijo que lo había visto en una película americana, aunque nunca contó cuál. A algunos no les gusta, pero vamos, que la misma palabra lo dice: higiénico", explica con age la dueña actual del Sol y sombra. 

El ambiente de los tablaos de Madrid

"Antes de venir a Triana, mi padre fue responsable de El Duende, un tablao flamenco de Madrid que frecuentaban muchos toreros", relata Rocío Fernández. "Cuando llegó a Sevilla en 1961 montó junto a mi madre este negocio, en el que quiso plasmar ese ambiente taurino que tanto había vivido", añade. De ahí los carteles y el nombre mismo del local.

El solomillo al ajo, uno de los platos estrella de este local

El solomillo al ajo, uno de los platos estrella de este local / CARLOS DONCEL

El Sol y sombra no nació con vocación tabernera, todo lo contrario: "Al principio mis padres servían mucho marisco: gambas, cigalas o carabineros cuando aquello no era tan común en la ciudad", narra Rocío. "Los domingos elaboraban potajes, y poco a poco se acabaron especializando en esa cocina casera".

De aquella carta que desarrollaron los dos fundadores de la casa aún quedan recetas emblemáticas como el solomillo al ajo, las gambas al ajillo o los garbanzos con langostinos. Cuando Rocío Fernández y su hermano tomaron las riendas del local hace 35 años tras el fallecimiento del patriarca, añadieron otras tantas: "Todavía ponemos muchas cosas que servían mis padres, además de los revueltos o arroces que hemos introducido con el tiempo, por ejemplo", dice la gerente.

El empuje de la Expo y la comida casera

"La Expo del 92 nos ayudó a darnos a conocer a muchas personas de toda España", rememora Fernández. "Recuerdo perfectamente que un cliente me dijo: 'El mejor stand de la Exposición es este'", agrega. La cercanía a la Cartuja y la comida casera a buen precio atrajeron a muchos visitantes. Un reclamo que han conseguido que aún perdure.

Un plato de croquetas de esta taberna de la calle Castilla

Un plato de croquetas de esta taberna de la calle Castilla / MÒNICA ESCUDERO

De la cocina salen chacinas, quesos, revueltos, croquetas, arroces y guisos tradicionales. La carta se ha ampliado en estos más de 60 años de historia, aunque conserva la misma línea clásica de entonces. "Después de la muerte de mi padre hemos puesto muchas cosas, y depende de si funcionan o no las dejamos en carta o las quitamos", explica Rocío.

En la puerta de entrada, un sello blanco y grande anuncia al cliente que esta taberna trianera tiene un Solete de la Guía Repsol, una distinción gastronómica que le concendieron en 2022. Dentro, los rollos de papel higiénico y el olor a guiso demuestran que tampoco los premios han conseguido trastocar su autenticidad.